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Rivera reta al PP con un rechazo frontal a Rajoy y aceptando la abstención de Podemos
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ya no hay líneas rojas a los apoyos de iglesias

Rivera reta al PP con un rechazo frontal a Rajoy y aceptando la abstención de Podemos

Sánchez y Rivera mantienen su compromiso. El líder de centro contempla ahora el apoyo de Pablo Iglesias -vía abstención- mientras eleva durísimamente el tono contra Rajoy

Foto: Albert Rivera y Pedro Sánchez, durante la segunda votación de investidura del socialista. (EFE)
Albert Rivera y Pedro Sánchez, durante la segunda votación de investidura del socialista. (EFE)

Comienza el segundo asalto. Tras el fracaso definitivo de Pedro Sánchez en la investidura el pasado viernes y la decisión de Felipe VI -no se decidirá por otro candidato si las cosas siguen como están y no cuenta con apoyos suficientes-, se avecinan dos intensos meses de negociaciones para intentar conseguir un pacto 'in extremis' antes de que se convoquen nuevas elecciones. Ese es el objetivo de Albert Rivera y el jefe de Ferraz -y no por separado, sino que lo intentarán juntos-. Los líderes trabajan ahora con una premisa muy clara: 130 escaños es la mayor suma que hasta el momento hay sobre la mesa y con ella presionarán a izquierda y derecha. "Si alguien tiene una alternativa, que lo diga", llegó a sugerir desafiante el presidente de Ciudadanos este lunes al término de la ejecutiva nacional de su partido.

Desencallar la situación actual no es tarea fácil, teniendo en cuenta que solo Coalición Canaria se mostró partidaria de ceder su escaño al pacto sellado. Los vetos del PP -"no haremos presidente a Sánchez, nosotros hemos ganado las elecciones"- y de Podemos -no se sentarán a una mesa de negociación con Ciudadanos- ponen definitivamente en jaque la viabilidad del acuerdo y, sobre todo, vuelven a situar la negociación en la casilla de salida. Precisamente la estrategia de Rivera y Sánchez será poner todo de su parte para que otras fuerzas se sumen a su pacto. "Que nadie pueda decir que no lo hemos intentado por todas las vías y sean ellos los que se retraten dejando claro que el diálogo y el acuerdo les parece imposible", explica un miembro de la ejecutiva naranja.

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A pesar de que los equipos negociadores de PSOE y C's acordaron ir de la mano a todas las reuniones a partir de ahora para dejar claro que el documento firmado será la base del futuro acuerdo, sea el que sea, se empiezan a atisbar algunas cesiones. Si los socialistas antes de la votación de investidura insistían en que el acuerdo con Ciudadanos podía sufrir modificaciones y los de Rivera rechazaban de plano esa posibilidad, ahora ambos dirigentes reconocen que se trata de un "documento muy básico" abierto a "matices e incorporaciones", siempre y cuando no pierda la esencia y se mantengan las principales reformas estructurales planteadas en el texto de 66 páginas.

También Rivera se cerró en banda ante la posibilidad de que fuera Podemos el que prestara sus escaños en una hipotética abstención. El plan de Rivera se basaba en aumentar considerablemente la presión al PP, agitando el fantasma de que Pablo Iglesias pudiera entrar en un Gobierno de izquierdas y situando a los populares como responsables de ese desenlace. Y el plan sigue adelante, pero el presidente de Ciudadanos se abre también ahora a que el tercer actor sea Podemos: "Dialogaremos con todo el que quiera sentarse en la mesa. Especialmente con PP y Podemos, para explicarles nuestro proyecto", sentenció el propio líder de centro. La formación morada, sin embargo, mantiene de momento su veto inicial: no volverá a negociar con el Partido Socialista si este aparece de la mano con Rivera. También Rajoy es partidario de mantener una reunión privada con Pedro Sánchez y se mostró despreocupado ante la posibilidad de que el socialista apareciera en el encuentro con su socio.

El único veto de C's: los nacionalistas

La única línea roja que realmente mantiene la formación naranja de cara a las próximas negociaciones, llamadas a ser las definitivas antes del 2 de mayo -cuando se disolverán las Cortes-, apunta a los partidos nacionalistas. ERC, Democràcia i Llibertat y EH Bildu no formarán parte -de ninguna manera, ni vía abstención- del futuro acuerdo. En el caso del PNV, C's está dispuesto a 'levantar la mano' según fuentes internas del partido, que consideran más asumibles sus exigencias económicas, siempre y cuando el referéndum quede fuera de todo imaginario.

Y Rajoy no puede considerarse un veto formalmente, pero no está lejos. Desde la firma del pacto con Sánchez, el líder centrista ha ido elevando el tono durísimamente contra el jefe de Génova, especialmente en las grandes intervenciones públicas con las que se ha topado. Lo demostró en el debate de investidura cuando, desde la tribuna, Rivera insistió en que el tiempo del candidato popular había terminado y remachó la imposibilidad -a su juicio- de que él abanderara la nueva etapa política en España a pesar de liderar la fuerza política más votada el 20-D. Lo volvió a hacer este mismo lunes, cuando comparó el comportamiento del dirigente gallego con Iglesias, al acusarle de querer "solo una silla sin pensar en lo demás" y al que quiso cercar si permitía que fuera el secretario general de Podemos el que pudiera hacerse con la Vicepresidencia del Gobierno.

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Ciudadanos insiste en poner contra las cuerdas al presidente en funciones. Aunque sigue abierto al PP, al que pedirá una reunión esta misma semana, en el seno de la formación naranja consideran inasumible que Rajoy siga al frente del barco de los populares. De hecho, en las últimas semanas el dirigente de centro ha ido lanzando varios recados a las filas del PP, insistiendo en que de las 200 reformas acordadas con los socialistas, "una gran parte" están en línea con lo que quieren sus votantes e instando a los dirigentes que así lo piensen a decirlo en voz alta.

Fuentes del partido nacido en Barcelona insisten en que no pedirán la cabeza de Rajoy, aunque reconocen que esperan que en Génova se den cuenta de dónde están. Si no consiguen llegar a un acuerdo antes del 2 de mayo con unos u otros, habrá nuevas elecciones. Y Rivera está satisfecho con el trabajo realizado hasta el momento, descartando cualquier coste electoral negativo: "Somos los que más crecemos", insiste el catalán.

Comienza el segundo asalto. Tras el fracaso definitivo de Pedro Sánchez en la investidura el pasado viernes y la decisión de Felipe VI -no se decidirá por otro candidato si las cosas siguen como están y no cuenta con apoyos suficientes-, se avecinan dos intensos meses de negociaciones para intentar conseguir un pacto 'in extremis' antes de que se convoquen nuevas elecciones. Ese es el objetivo de Albert Rivera y el jefe de Ferraz -y no por separado, sino que lo intentarán juntos-. Los líderes trabajan ahora con una premisa muy clara: 130 escaños es la mayor suma que hasta el momento hay sobre la mesa y con ella presionarán a izquierda y derecha. "Si alguien tiene una alternativa, que lo diga", llegó a sugerir desafiante el presidente de Ciudadanos este lunes al término de la ejecutiva nacional de su partido.

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