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China quiere conquistar la Europa verde: Bruselas pide actuar "antes de que sea tarde"
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China quiere conquistar la Europa verde: Bruselas pide actuar "antes de que sea tarde"

La Comisión Europea alerta de una competencia desleal china en las energías verdes que buscan crear una dependencia y pide actuar “antes de que sea tarde”

Foto: Placas solares en Móstoles. (Europa Press/Eduardo Parra)
Placas solares en Móstoles. (Europa Press/Eduardo Parra)
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China es un socio, un competidor y un rival sistémico. Esa fórmula, adoptada en 2019 por la Unión Europea, es con la que los Veintisiete explican su relación con Pekín. Pero era una fórmula enormemente inestable. Son tres dimensiones que difícilmente pueden mantenerse en equilibrio. Con mucha facilidad una de las dimensiones dominará al resto. Y en los últimos meses distintas voces de la Comisión Europea explican que ese equilibrio se está rompiendo, y no precisamente en favor de la dimensión positiva, la idea de ser socios o incluso de ser competidores en igualdad de condiciones, sino hacia la rivalidad.

La última que lo ha advertido ha sido Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, durante un discurso ante el Institute for Advanced Study de la Universidad de Princeton. "China para nosotros es simultáneamente un socio, un competidor económico y un rival sistémico. Y estas dos últimas dimensiones están convergiendo cada vez más", ha señalado la danesa, identificada en la Comisión Europea como una de las voces más duras hacia Pekín y más alineadas con la visión americana de una competencia con China, pero que ha endurecido ahora su tono.

El endurecimiento del tono de Vestager llega justo en la semana en la que Olaf Scholz, canciller alemán, viaja a Pekín para reunirse con Xi Jinping, presidente chino. Berlín ve con mucha desconfianza una investigación antisubsidios abierta por el Ejecutivo comunitario contra el sector de los vehículos eléctricos chinos que cada vez tienen más presencia en el mercado europeo. A ojos de la industria alemana, la imposición de aranceles por parte de Bruselas podría llevar a una respuesta china que afecte a las importantes exportaciones del sector automovilístico alemán al gigante asiático, además de que la industria de las baterías eléctricas chinas y los coches alemanes están muy interrelacionadas, con la gigante china Contemporary Amperex Technology (CATL) habiendo desarrollado una enorme fábrica de baterías eléctricas en Arnstadt (Alemania).

La competencia con China no se produce en el vacío, sino que se desarrolla en un momento en el que Pekín, cada vez más asertiva territorialmente y también en sus prácticas diplomáticas, se está confirmando como alineada con Rusia e Irán en un bloque que preocupa a Estados Unidos y a la OTAN. Esos movimientos han hecho saltar las alarmas respecto al hecho de que caigan en manos chinas infraestructuras críticas, especialmente tecnológicas pero también otras como puertos o ferrocarriles. Al mismo tiempo, la lucha se produce en un momento en el que la Unión Europea busca desarrollar tecnologías limpias con una perspectiva industrial y geoestratégica, y China quiere aprovechar ese proceso para convertir un esfuerzo europeo por lograr autonomía en una dependencia convirtiéndose en el actor indiscutible en las tecnologías limpias.

Foto: El presidente chino, Xi Jinping, y la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen. (Reuters/Olivier Matthys)

En las últimas semanas, la Unión Europea está empezando a actuar de forma más contundente contra una serie de prácticas que hasta ahora se permitían a China, que aprovechaba la apertura europea para ir ocupando posiciones. Por ejemplo, ha abierto una investigación por la participación de la gigante ferroviaria china CRRC en una licitación pública en Bulgaria. En el propio discurso en Nueva Jersey la vicepresidenta de la Comisión Europea anunció una investigación sobre el desarrollo de parques eólicos por una posible distorsión de la competencia ante la entrada de una empresa china de turbinas eólicas. La preocupación respecto a la creciente presencia China en el mercado eólico es muy real, y hay razones para estar alarmado.La razón tiene que ver con los paneles solares. Originalmente en la industria fotovoltaica la Unión Europea tenía algo fundamental en el mundo actual de grandes avances en poco tiempo: la llamada "ventaja tecnológica". Aunque se trata precisamente de un producto relativamente sencillo, a diferencia por ejemplo de los coches eléctricos, lo cierto es que la UE pasó de tener una posición dominante a que ahora solamente el 3% de los paneles que se instalan en el continente están hechos en la Unión. Ante esta experiencia, la Comisión está desarrollando una amplia agenda de defensa económica, con nuevas herramientas que permiten a la UE reaccionar a nuevos retos, como por ejemplo es la Regulación de Subvenciones Extranjeras.

Foto: La presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen. (Reuters/Yves Herman)

Ahora la Comisión teme que algo similar pueda ocurrir en el sector de la energía eólica. En 2021, la Unión Europea todavía era, con bastante ventaja, el principal exportador de turbinas, representando alrededor del 25% de las exportaciones globales, mientras que China rondaba el 18%. En 2022, solamente un año después, el gigante asiático representaba el 20% de las exportaciones globales y la UE alrededor de un 14%, invirtiéndose así las posiciones. La Comisión Europea ha creado una estrategia para intentar evitar que se repita por completo la historia de los paneles solares, pero el reto es enorme.

Bruselas cree que China está intentando repetir lo que ya consiguió con los paneles solares. Vestager habla de un claro "manual". "Vemos el manual sobre cómo China llegó a dominar la industria de paneles solares. Primero, atrayendo inversión extranjera hacia su gran mercado interno, generalmente requiriendo empresas conjuntas. Segundo, adquiriendo la tecnología, y no siempre de manera transparente. Tercero, otorgando subsidios masivos a proveedores nacionales, al mismo tiempo que cierra progresivamente el mercado interno a empresas extranjeras. Y cuarto, exportando su sobrecapacidad al resto del mundo a precios bajos", ha señalado la danesa en su discurso esta semana.

Foto: La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Margrethe Vestager. (Reuters/Yves Herman)

Pekín se defiende y asegura que lo único que está ocurriendo es que su tecnología es mejor y más barata. Vestager insiste en que lo único que busca la Comisión es "restablecer la equidad en nuestras relaciones económicas". "Todo el mundo puede tener éxito. Todos pueden comerciar con Europa. Pero tienen que cumplir las normas", ha insistido esta semana. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, también ha alertado esta semana sobre la sobrecapacidad china, poco después de que Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EEUU, advirtiera desde Pekín de los "riesgos" de la sobrecapacidad del gigante asiático en tecnologías limpias.

El problema americano

Además de con China, la Unión Europea tiene el difícil trabajo de gestionar a unos Estados Unidos cuya respuesta a la competencia tecnológica china no está sentando nada bien en Bruselas. Especialmente alarmante para la Comisión fue el Acta de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) con la que Washington entró en la carrera de subsidios comenzada por Pekín en las tecnologías limpias, pero poniendo en riesgo al mismo tiempo a la industria verde europea.

La Comisión ha reaccionado flexibilizando las normas de ayudas de estado para evitar que fábricas y proyectos se desplacen desde suelo europeo a Estados Unidos en busca de subvenciones, y este mecanismo ya se ha utilizado con éxito en un caso. Sin embargo, esa relajación, que se produce ante la incapacidad de la Unión Europea de acordar un fondo común lo suficientemente grande, fortalece las posiciones de Alemania y Francia y de los países con espacio fiscal.

La Unión Europea y Estados Unidos desarrollaron el Consejo de Comercio y Tecnología (TTC) para intentar volver a tender puentes tras la era de Donald Trump en la Casa Blanca y para hacer frente a los nuevos retos. En la última reunión, celebrada a principios de abril en Lovaina (Bélgica), uno de los principales asuntos que abordaron los participantes, entre los que se encuentran Vestager y Thierry Breton, comisario de Mercado Interior, es precisamente la presencia de China en tecnologías clave, con un enfoque principal puesto en los microchips, donde Pekín tiene una posición dominante, pero en la que, según la Comisión, con una cooperación más estrecha la UE y EEUU podrían tomar la delantera.

China es un socio, un competidor y un rival sistémico. Esa fórmula, adoptada en 2019 por la Unión Europea, es con la que los Veintisiete explican su relación con Pekín. Pero era una fórmula enormemente inestable. Son tres dimensiones que difícilmente pueden mantenerse en equilibrio. Con mucha facilidad una de las dimensiones dominará al resto. Y en los últimos meses distintas voces de la Comisión Europea explican que ese equilibrio se está rompiendo, y no precisamente en favor de la dimensión positiva, la idea de ser socios o incluso de ser competidores en igualdad de condiciones, sino hacia la rivalidad.

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