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China invierte más en la lucha contra el cambio climático que el resto de países juntos
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EN TODO EL MUNDO, 1,2 BILLONES

China invierte más en la lucha contra el cambio climático que el resto de países juntos

El gigante asiático acapara el 51% de la financiación doméstica total. El sector privado dirige sus recursos a la reducción de emisiones y se olvida de la adaptación en los países pobres

Foto: El presidente chino, Xi Jinping. (Reuters/Tingshu Wang)
El presidente chino, Xi Jinping. (Reuters/Tingshu Wang)
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China invierte más en la lucha contra el cambio climático que el resto de países del mundo juntos. El gigante asiático ha tomado la delantera en el esfuerzo doméstico para la mitigación del calentamiento global y la adaptación a este proceso, según el informe anual de financiación climática del Climate Policy Initiative (CPI), el laboratorio de ideas de mayor prestigio internacional en este ámbito. Los países más avanzados son los que más dinero movilizan, mientras que los países en vías de desarrollo se han quedado atrás y necesitarán un apoyo extra para hacer frente a la nueva realidad climática.

Según el CPI, si solo se tienen en cuenta las inversiones domésticas —es decir, la que hacen los diferentes niveles de gobierno y las agencias públicas dentro del mismo país—, existe una potencia que está liderando claramente la financiación climática en el mundo. Y coincide, precisamente, con el principal emisor en estos momentos. Es China, que representa el 51% del capital invertido a escala global en el ejercicio 2021/2022. Por regiones, el Este de Asia y el Pacífico (que incluye al gigante comunista), Europa Occidental y Norteamérica lideran la clasificación. No es de extrañar: la propia China, la Unión Europea y Estados Unidos son los tres grandes bloques con capacidad fiscal para acometer estas inversiones.

Si además se tienen en cuenta los fondos privados y los vehiculados a través de los organismos multilaterales (Banco Mundial, por ejemplo), estas tres regiones acumularon en el ejercicio 2021/2022 el 84% de la inversión total. En dólares anuales, esto se traduce en 558.000, 325.000 y 175.000 millones, respectivamente. Son unos 524.000, 305.000 y 164.000 millones de euros.

La inversión privada y la pública prácticamente se repartieron a partes iguales en el conjunto del planeta, y uno de cada tres euros privados procedió de los propios hogares, en forma, por ejemplo, de mejoras en la eficiencia energética. El ámbito de las familias es el que más creció dentro del sector privado, gracias, sobre todo, a que se doblaron las ventas de vehículos eléctricos, impulsadas por los programas de apoyo estatal. En total, la inversión climática sumó en el ejercicio 2021/2022 unos 1,2 billones de euros, algo menos que el PIB de España.

Foto: El presidente chino, Xi Jinping. (EFE)

Más allá de la disparidad entre regiones y la distribución entre el sector público y el privado, es importante aclarar a qué se dedican los recursos. La lucha contra el calentamiento global tiene dos facetas tan diferentes como complementarias: la mitigación y la adaptación. La primera hace referencia a las políticas para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que son los causantes de este fenómeno. Sin embargo, el consenso científico alerta de que, aunque ahora se detuviesen, la temperatura media del planeta seguiría en aumento. De ahí que la segunda tenga que ver con los cambios necesarios para limitar el impacto de ese calentamiento en la realidad socioeconómica. En definitiva: la mitigación supone inversiones en descarbonización, mientras que la adaptación las contempla en la reconversión de cultivos o en nuevas infraestructuras resilientes a los cambios en la temperatura o en el ciclo de agua.

Los países más desarrollados económicamente están llamados a acometer las mayores inversiones en la mitigación, por tres razones: son los mayores responsables históricos del cambio climático, ya que se industrializaron primero, los que más emisiones per cápita generan y, por tanto, los que tienen más margen para reducirlas, y además cuentan un mayor músculo fiscal para acometer estos desembolsos. Sin embargo, no son los más afectados. Por cuestiones geográficas o simplemente porque dependen más de las actividades primarias, influidas por el clima y la disponibilidad de recursos naturales, los países en vías de desarrollo necesitan más inversiones para adaptarse al calentamiento global.

El problema de la adaptación

Según un análisis de la ONU recogido en un informe del servicio de estudios de BBVA (BBVA Research), el montante total necesario oscila entre los 215.000 y los 387.000 millones de dólares por año durante esta década, es decir, entre 202.000 y 364.000 millones de euros. Son cifras que al menos cuadruplican la inversión total en adaptación en el ejercicio 2021/2022, cuando se alcanzó un récord histórico de 63.000 millones de dólares (unos 59.000 millones de euros) en el conjunto del planeta, según CPI. El 98% de esos fondos fueron públicos.

Julián Cubero, economista responsable de Cambio Climático en BBVA Research, considera que uno de los problemas es que la inversión en adaptación resulta poco rentable, ya que sus beneficios están muy repartidos entre diferentes sectores de la población y, en cualquier caso, se notan a largo plazo. Un ejemplo: invertir en la mejora de la canalización de aguas para evitar pérdidas en un contexto de escasez (adaptación) no es algo que produzca un efecto inmediato a unos agentes concretos, como sí ocurre, por ejemplo, con las subvenciones para comprar vehículos eléctricos (mitigación).

La inversión en adaptación es poco rentable: su efecto está repartido y se nota a largo plazo

El transporte lidera la mitigación

La inversión en mitigación resulta, por tanto, mucho más atractiva, y se llevó el 95% de la financiación climática total en el ejercicio 2021/2022. La energía y el transporte, que son los principales responsables de las emisiones a escala global, recibieron el 44% y el 29% de los fondos, respectivamente. En cambio, la agricultura y la industria solo obtuvieron el 4% del montante total, una cantidad muy inferior a su participación en las emisiones.

Del capital que procedió del sector privado, prácticamente todo se fue a la descarbonización. Para cerrar la enorme brecha entre las inversiones en mitigación y adaptación, que afecta especialmente a los países pobres, los expertos del centro de estudios de BBVA defienden dar más facilidades a las empresas, "desbloqueando fuentes privadas con incentivos apropiados". "Políticas públicas con herramientas financieras como exenciones fiscales o garantías de riesgo favorecen la bancarización de proyectos, reduciendo su riesgo y haciéndolos más atractivos para inversores privados", aseguran en el informe.

La UE, EEUU y China tienen tres estrategias distintas para la mitigación del cambio climático

De momento, los países más ricos están centrando sus esfuerzos en la mitigación, a través de estrategias distintas, recuerda Cubero. La UE combina el carbon pricing —la política para hacer más caras las emisiones y, por tanto, desincentivarlas, a través de impuestos y pagos por contaminar— con las ayudas fiscales de los fondos europeos. Estados Unidos, por su parte, ha desplegado un programa de apoyo público sin precedentes gracias al Acta de Reducción de la Inflación.

Y China ha introducido tímidamente los mercados de CO₂, pero su gran apuesta es subsidiar a sus empresas, desde el ámbito del vehículo eléctrico al de las placas solares, como una estrategia geopolítica que ha puesto en alerta a Occidente por competencia desleal.

De momento, las cifras muestran una disonancia entre el discurso y la realidad: la Unión Europea lidera la batalla contra el cambio climático, pero quien más dinero está poniendo es su principal rival sistémico.

China invierte más en la lucha contra el cambio climático que el resto de países del mundo juntos. El gigante asiático ha tomado la delantera en el esfuerzo doméstico para la mitigación del calentamiento global y la adaptación a este proceso, según el informe anual de financiación climática del Climate Policy Initiative (CPI), el laboratorio de ideas de mayor prestigio internacional en este ámbito. Los países más avanzados son los que más dinero movilizan, mientras que los países en vías de desarrollo se han quedado atrás y necesitarán un apoyo extra para hacer frente a la nueva realidad climática.

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