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¿Es realmente posible descarbonizar el sistema eléctrico europeo antes de 2035?
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¿Es realmente posible descarbonizar el sistema eléctrico europeo antes de 2035?

La respuesta a la pregunta del titular es sí: la UE podría alcanzar un nuevo modelo eléctrico, prácticamente neutro en emisiones de carbono y a un coste asumible, mucho antes de lo previsto

Foto: Instalación fotovoltaica flotante en Portugal (Reuters/M.Pereira)
Instalación fotovoltaica flotante en Portugal (Reuters/M.Pereira)

Según los expertos, no será necesario aguardar a 2050, tampoco a 2040: el reto de lograr un modelo eléctrico neutro en carbono se puede conseguir en los próximos trece años. Así lo asegura el think tank energético Ember en su informe “New Generation”, en el que se ha modelizado tal escenario, y añade, además, que no conllevará ningún coste adicional a los planes establecidos ni se compromete la seguridad del suministro energético.

Gracias al bajo precio de generar electricidad con el viento y el sol, la electrificación se potenciará en todos los sectores de consumo energético y se podría reducir a la mitad el consumo de combustibles fósiles para 2030. Según sus cálculos, con una inversión adicional de entre 300.000 y 750.000 millones de euros se podría cuadruplicar la potencia eólica y solar, a la par que se mejora el sistema de redes eléctricas. Este importe se obtendría del ahorro de electrificar los combustibles fósiles, con un total de entre 530.000 y 1.000.000 millones de euros.

Foto: Las energías limpias avanzan de manera imparable. Foto: EFE

"La ampliación de la energía renovable es algo que beneficia a todos", añade el Dr. Chris Rosslowe, analista principal de energía de Ember. "Ahorrará dinero, pondrá a Europa en la senda de sus compromisos climáticos y reducirá su dependencia de los combustibles fósiles importados. Europa debería invertir ahora para obtener una alta rentabilidad en 2035".

Eólica y fotovoltaica, columnas vertebrales

El informe prevé que en 2035 entre el 70% y el 80% de la energía eléctrica se estará generando aprovechando el viento y el sol de toda Europa. Para alcanzar esta cifra, el principal reto, según Ember, se encuentra entre 2025 y 2035, ya que el despliegue combinado de ambas energías debería alcanzar los entre los 100 -165 GW anuales (1.400 GW de fotovoltaica y 800 GW de eólica). El desafío coge perspectiva si se compara con los 24 GW anuales instalados entre 2010 y 2020.

placeholder Parque eólico marino en Bégica (EFE/O. Hoslet)
Parque eólico marino en Bégica (EFE/O. Hoslet)

Eliminar los cuellos de botella administrativos, reforzar la cadena de suministro y la capacidad de fabricación, tanto internacional como europea, son las claves de la expansión. Las políticas actuales sólo aportarían entre el 45% y el 65% de la capacidad eólica y solar necesaria para 2035 e, incluso, los objetivos del paquete Fit-for-55 también son escasos. Sin embargo, las propuestas recientemente mejoradas en el plan REpowerEU sí que tienen la ambición necesaria para conseguir el reto.

Pero, también el carbón tiene que ser erradicado antes de 2030 de manera inaplazable. Además, Ember incide en que la generación eléctrica con gas de los ciclos combinados debe ser residual, en torno al 5%, antes de 2035. Advierte también que la modelización revela que no es necesario poner nuevas centrales de ciclo combinado en marcha más allá de las previstas para 2025. Solo así el sistema eléctrico europeo estaría en condiciones de cumplir el Acuerdo de París.

Más flexibilidad, nuevas vías

Si las condiciones meteorológicas empeoran, con más y mayores fenómenos extremos, cuanto más flexible y variado sea el sistema eléctrico, más fiable será. La aleatoriedad y la intermitencia de la solar y la eólica, según su modelización, no supone ninguna amenaza para la estabilidad de las redes eléctricas. Maximizar la flexibilidad del sistema reduce la dependencia de las capacidades térmicas (gas) para su equilibrio, función que ejecutan en la actualidad.

Foto: La presidenta de la CE, Ursula von der Leyen (EFE)

Activar el potencial de la demanda flexible (los consumidores) y conseguir convertir los retos en oportunidades es primordial. Así, tanto la carga inteligente de los vehículos eléctricos, la gestión activa de sus baterías, las bombas de calor, las interconexiones entre países, los electrolizadores y el almacenamiento en baterías a gran escala son actos disruptivos que otorgarán una gran robustez y estabilidad al sistema eléctrico del futuro.

Estos nuevos servicios de flexibilidad también permiten la reducción de los picos de demanda energética, una herramienta clave para la resiliencia de la red y la gestión activa de la demanda. Es especialmente importante para la integración de la generación solar con las horas de mayor consumo, alineándolas y aumentando la autosuficiencia energética.

Hidrógeno verde para eliminar el gas

En ese hipotético escenario a 2035, la producción eólica y solar podrá superar la demanda, lo que supondría la oportunidad para que los electrolizadores convierten esos excedentes en hidrógeno verde y desbancar al gas. El parque de electrolizadores crecería hasta los 200-400 GW, llegando a suministrar entre 14 y 27 millones de toneladas de hidrógeno verde.

placeholder El avance de la movilidad sostenible impulsa la transición energética (EFE /J.Cebollada)
El avance de la movilidad sostenible impulsa la transición energética (EFE /J.Cebollada)

Aprovechar toda la energía eléctrica fotovoltaica y eólica es una máxima inapelable. Pero, recalcan que si, por el contrario, el hidrógeno verde se importara o se produjera sin inyectarlo en la red, generándose donde se consume, con una flota más pequeña de alrededor de 100 GW de electrolizadores para 2035 sería suficiente para dotar de flexibilidad al sistema eléctrico.

"Es hora de que Europa se arremangue", recalca Charles Moore, director de Ember para Europa. "Europa ha demostrado que puede aumentar su ambición ante la crisis del gas y la guerra de los combustibles fósiles de Putin. Ahora es necesario que siga avanzando para evitar la crisis climática y desbloquear innumerables beneficios para los ciudadanos y las empresas".

Según los expertos, no será necesario aguardar a 2050, tampoco a 2040: el reto de lograr un modelo eléctrico neutro en carbono se puede conseguir en los próximos trece años. Así lo asegura el think tank energético Ember en su informe “New Generation”, en el que se ha modelizado tal escenario, y añade, además, que no conllevará ningún coste adicional a los planes establecidos ni se compromete la seguridad del suministro energético.

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