Bruselas pide reducir un 90% las emisiones netas para 2040 en un ambiente hostil
La Comisión Europea propone que se recorte un 90% las emisiones respecto a la referencia de 1990, aunque deja concesiones para la agricultura
La Comisión Europea sabe que uno de sus buques insignias, el Pacto Verde, que persigue la neutralidad climática a mediados de siglo, se enfrenta a una fuerte oposición en los Estados miembros, con líderes europeos pidiendo una "pausa regulatoria" al mismo tiempo que el sector agrícola en muchos de los países se pone en pie y pone contra las cuerdas a los Gobiernos, señalando, entre otras cosas, que se ven ahogados por la presión regulatoria. En ese ambiente hostil a su agenda climática, el Ejecutivo comunitario ha propuesto este martes no frenar, sino mantener el ritmo con el objetivo de lograr la neutralidad climática a mitad de siglo, proponiendo que en el 2040 haya un recorte de emisiones "netas" del 90%.
Wopke Hoekstra, comisario de Medio Ambiente, dedicó la semana pasada a explicar en distintos foros que la ambición climática de la Comisión Europea no es negativa para la industria o el campo, sino al contrario. El neerlandés Hoekstra, que fue elegido comisario en octubre tras la dimisión de su compatriota Frans Timmermans, se comprometió ante los eurodiputados que lo evaluaron a defender un recorte del 90% para 2040. El análisis de impacto realizado por la Comisión indica que esta reducción permitiría reducir las muertes prematuras a causa de la contaminación de los 466.000 fallecidos en 2015 a unos 196.000 en 2040, además de reducir los costes de 1,7 billones de euros en 2015 a los 670.000 millones de euros en 2040.
Además, en el mismo día en el que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha anunciado que retirará su propuesta legislativa para reducir el uso de pesticidas, la propuesta de la Comisión para 2040 también ha eliminado requisitos que antes exigían al sector agrícola reducir un 30% sus emisiones contaminantes no relacionadas con CO2, es decir, contaminantes como el metano, una referencia que en la comunicación final no se ha incluido como cesión ante la protesta de los agricultores en muchos Estados miembros.
La referencia a la reducción emisiones "netas" es importante. Significa que además de recortar emisiones, se tendrán en cuenta otras tecnologías como la CCS, el sistema de captura y utilización de carbono, para llegar a ese cálculo del 90%, que se encuentra en la parte baja de la horquilla recomendada por los científicos que asesoran a la Comisión Europea, que recomendaban un recorte de entre el 90% y el 95% en 2040. El hecho de que se refiera a emisiones "netas" significa que el recorte de emisiones respecto a 1990, que se utiliza como fecha de referencia para los objetivos climáticos, será algo menor del 90%, alrededor de un 82%. Para algunas ONG y también algunos eurodiputados, la Comisión Europea se hace trampas al solitario y piden claridad sobre los objetivos de recortes de emisiones reales, especificando que deberían separarse en dos objetivos diferentes, uno de recorte real de emisiones y otro de captura y almacenamiento de emisiones.
De hecho, organizaciones como Greenpeace han pedido que la Comisión Europea adelante el objetivo de cero emisiones de gases de efecto invernadero (la conocida como neutralidad climática) del 2050 al 2040. El objetivo de recorte de emisiones para 2030 es del 55% frente al 20% de recorte que se estableció como objetivo para 2020. Algunos actores en Bruselas defienden que la trayectoria actual refleja una relajación de la exigencia en la década de los años treinta, y que si se mantiene el ritmo marcado entre 2020 y 2030 durante los siguientes diez años se podría superar sin problemas el recorte del 90% en 2040, como defiende, entre otros, el eurodiputado liberal francés Pascal Canfin, presidente de la comisión parlamentaria de medio ambiente.
La Comisión Europea está en una situación delicada. El principal partido político europeo, el Partido Popular Europeo (PPE), al que pertenece la presidenta de la institución, Ursula von der Leyen, se encuentra en plena revuelta contra la agenda verde. Se espera que de las elecciones de junio de 2024 salga un Parlamento Europeo en el que será mucho más difícil sacar adelante legislación relacionada con el Pacto Verde, especialmente si el PPE confirma en su Congreso en Bucarest (Rumanía) el giro contrario a la agenda climática de la Comisión Europea, ya que, según las encuestas, el PPE junto a los grupos de los ultraconservadores (ECR) y de la extrema derecha de Identidad y Democracia (ID) sumarían una mayoría absoluta en la Eurocámara que podría tumbar iniciativas que en la actual legislatura salieron adelante por la mínima.
La Comisión Europea sabe que uno de sus buques insignias, el Pacto Verde, que persigue la neutralidad climática a mediados de siglo, se enfrenta a una fuerte oposición en los Estados miembros, con líderes europeos pidiendo una "pausa regulatoria" al mismo tiempo que el sector agrícola en muchos de los países se pone en pie y pone contra las cuerdas a los Gobiernos, señalando, entre otras cosas, que se ven ahogados por la presión regulatoria. En ese ambiente hostil a su agenda climática, el Ejecutivo comunitario ha propuesto este martes no frenar, sino mantener el ritmo con el objetivo de lograr la neutralidad climática a mitad de siglo, proponiendo que en el 2040 haya un recorte de emisiones "netas" del 90%.
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