Bruselas presenta un plan para reducir su dependencia de China en tecnologías limpias
La Comisión presenta un plan para atraer la producción de energías limpias y la industria que le rodea, así como para luchar contra la dependencia en materias primas críticas
La Comisión Europea despliega esta semana una serie de medidas e iniciativas que están dirigidas a mejorar la competitividad de Europa y mantener al continente al frente de la transición ecológica hacia energías e industrias más limpias ante los impulsos de China y de Estados Unidos, cuya reciente Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que prevé unos 400.000 millones de dólares en ayudas a sectores limpios, ha hecho saltar las alarmas ante la posibilidad de un éxodo de empresas hacia ambos lados del nuevo mundo de bloques. El objetivo es que en 2030 el 40% de determinadas tecnologías limpias que se utilicen en el continente estén producidas en la Unión Europea.
La meta es lograr una mayor autonomía en cinco tecnologías que el Ejecutivo comunitario considera claves, es decir, la solar, eólica, las bombas de calor, las baterías y los electrolizadores. En el caso de las energías eólicas y las bombas de calor, ese objetivo crece hasta el 85% de la autonomía. De fondo está el problema de la dependencia respecto a China en muchos de estos sectores estratégicos. Por ejemplo, el 89% de los paneles solares importados por la Unión Europea son chinos, cuyas empresas también son dominantes a nivel de inversión.
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También está la cuestión de responder al IRA de EEUU, para lo que la Comisión Europea está apostando por una combinación de flexibilidad en las ayudas de estado, con una modificación de las reglas con las que permitirá a los Estados miembros igualar las ofertas recibidas por las empresas por parte de países terceros, y también medidas para facilitar las inversiones en las energías renovables y las industrias limpias. De hecho, como parte del paquete presentado este jueves, se incluye la posibilidad de pasar por encima de consideraciones medioambientales si un determinado proyecto se considera crítico.
El objetivo de esta propuesta es doble. Por un lado, es retener a las industrias que están en Europa y que pueden ver con buenos ojos el trasladarse a China o Estados Unidos ante regímenes de ayudas mucho más sencillos y directos. Porque no se trata de un problema de dinero: los planes europeos ponen sobre la mesa montantes más grandes que los del IRA, pero sus procedimientos son más complejos y lentos. Por otro lado, busca atraer a Europa inversiones en algunos elementos clave, como, por ejemplo, los paneles solares, donde China tiene la sartén por el mango.
Además, este jueves, la Comisión Europea ha presentado otra propuesta legislativa enfocada a las materias primas críticas, los llamados CRM, por sus siglas en inglés, y que se han convertido en una de las obsesiones del Ejecutivo comunitario y de toda la nueva economía. Muchos de ellos son fundamentales para las industrias limpias y comparten una característica: China es la principal proveedora.
"Por ejemplo, la UE obtiene el 97% de su magnesio en China. Los elementos pesados de tierras raras, utilizados en imanes permanentes, se refinan exclusivamente en China. El 63% del cobalto mundial, utilizado en baterías, se extrae en la República Democrática del Congo, mientras que el 60% se refina en China. Esta concentración expone a la UE a importantes riesgos de suministro", señala el documento de la Comisión Europea publicado este jueves.
Divisiones
Dentro de la Comisión Europea también ha habido divisiones hasta el último momento en lo que muchos consideran una decisión clave sobre el modelo económico del futuro de Europa: si uno en el que haya una mayor intervención estatal en aquellas tecnologías claves a día de hoy, algo así como un "modelo francés" para Europa, abanderado por el comisario galo, Thierry Breton, y aquellos más defensores de un apoyo amplio a la economía, los defensores de la competencia y libre mercado, entre los que se han encontrado los vicepresidentes Margrethe Vestager y Frans Timmermans.
Hay un buen grupo de Estados miembros, entre los que se encuentran Dinamarca, Irlanda, Países Bajos o Suecia, que consideran muy nocivo entrar en una dinámica que pueda llevar a una carrera de subsidios. Y ese riesgo existe, admitió Vestager la semana pasada en un encuentro con medios europeos, incluido El Confidencial, aunque explicó que el marco modificado de ayudas de estado intenta reducir el riesgo de esa carrera. En todo caso, esas normas, anunciadas el jueves pasado por el Ejecutivo comunitario, sí que contemplan la llamada "cláusula de contraoferta", que permite a un país de la Unión igualar la oferta que una empresa pueda recibir por parte de un país tercero, para evitar así la fuga.
La Comisión Europea despliega esta semana una serie de medidas e iniciativas que están dirigidas a mejorar la competitividad de Europa y mantener al continente al frente de la transición ecológica hacia energías e industrias más limpias ante los impulsos de China y de Estados Unidos, cuya reciente Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que prevé unos 400.000 millones de dólares en ayudas a sectores limpios, ha hecho saltar las alarmas ante la posibilidad de un éxodo de empresas hacia ambos lados del nuevo mundo de bloques. El objetivo es que en 2030 el 40% de determinadas tecnologías limpias que se utilicen en el continente estén producidas en la Unión Europea.
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