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¿Funciona la PAC? Los agricultores no tienen razón (salvo en alguna cosa)
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LA GUERRA Y LA SEQUÍA, ALIADOS INESPERADOS

¿Funciona la PAC? Los agricultores no tienen razón (salvo en alguna cosa)

Las solicitudes de ayudas siguen la tendencia de los últimos años y el cambio es menos traumático que el anterior. La medida más polémica mejora las previsiones del Gobierno

Foto: Tractorada en Valladolid. (EP/Claudia Alba)
Tractorada en Valladolid. (EP/Claudia Alba)
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La nueva PAC es un éxito. El diseño actual de la Política Agraria Común, que entró en vigor en 2023 y se prolongará hasta 2027, ha cosechado muy buenos resultados en su primer año de aplicación. Las protestas del sector primario contra los agravios que sufre el campo, entre los que se encontrarían los requisitos introducidos tras la última reforma de las ayudas comunitarias, han ocultado una realidad mucho más optimista que los datos corroboran con contundencia: las subvenciones funcionan, porque las explotaciones las piden. Los mismos que se quejan de la normativa han protagonizado, durante su primer curso, una implementación incluso más amplia de la que preveía el Gobierno. En este punto de la reivindicación, los agricultores no tienen razón... salvo en alguna cosa.

El Ministerio de Agricultura publicó el pasado 11 de marzo un documento burocrático, de esos que normalmente pasan desapercibidos, salvo para los expertos en el sector o los grupos interesados, aunque en esta ocasión alumbra un ángulo imprescindible para que la opinión pública pondere los argumentos de unos y otros. Se trata del balance sobre el primer año de aplicación de la nueva PAC, con datos de enero. En él, el departamento dirigido por Luis Planas recoge la estadística de solicitudes depuradas por las comunidades autónomas tras las adaptaciones para subsanar las incidencias. No son cifras definitivas, ya que de momento solo se ha llevado a cabo una parte de los pagos correspondientes a 2023 —el resto se abonará a lo largo de 2024, e incluso algunos en 2025—, pero sirven para conocer el nivel de acogida de los cambios introducidos el año pasado.

A juzgar por las protestas, que achacan a la flamante PAC una burocracia infernal y unos requisitos medioambientales muy difíciles de cumplir, lo lógico es que los agricultores hubieran renunciado desde el principio a pedir las ayudas... o abandonado en el intento. Nada más lejos de la realidad. La nueva política funciona, al menos desde el punto de vista que se puede evaluar en este momento, que es el de la tasa de cobertura, es decir, a cuántos destinatarios ha llegado en relación con los destinatarios a los que podía llegar. Las cifras podrían variar en caso de que algunas de las ayudas ya aprobadas no se acabasen pagando o se tuviesen que retirar por no cumplir algunos de los requisitos. El control siempre es intenso, por lo que la información definitiva no se conocerá hasta que se efectúen los pagos finales, puntualiza el informe del ministerio. De momento, la PAC parece ir viento en popa.

La campaña se cerró con 622.061 solicitudes, un 4% menos que en 2022. Podría parecer que es un dato negativo, pero resulta al contrario. Durante los primeros años de entrada en vigor de una nueva Política Agraria Común, siempre se produce un efecto escalón: las peticiones caen súbitamente, ante el desconocimiento sobre los nuevos requisitos o las dificultades para adaptarse a ellos a tiempo, los retrasos para poner en marcha el procedimiento o el engorro burocrático que afrontan los receptores, acostumbrados a hacer el papeleo de otra manera. En 2015, por ejemplo, las solicitudes habían disminuido un 4,1%, unas cifras que incluso cayeron más en 2016 y 2017, para después moderar esa tendencia. La corrección de algunos defectos en la puesta en marcha del proceso a lo largo de los años también favorece que los primeros sean los más difíciles.

Foto: Protesta de los agricultores franceses en Chilly-Mazarin. (EFE/Edgar Sapiña Manchado)

"Se mantiene, por tanto, la tendencia de reducción de la última década, pero la reducción es más atenuada que en la transición de la anterior reforma de la PAC", explica el documento del ministerio. Montse Cortiñas, vicesecretaria general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), reconoce que los datos chocan con las protestas que están teniendo lugar: "Es verdad que pueden parecer contradictorios".

Organizaciones como la suya han apoyado a sus asociados para llevar a cabo los trámites, y animan a todo el que pueda a pedir las ayudas, más allá de las críticas al diseño actual. Entre las posibles explicaciones del éxito, la dirigente agraria apunta que este año ha habido algunos cambios que facilitan la consecución de estas cifras, como la nueva definición de los agricultores activos, que incluye a los que percibieron menos de 5.000 euros en la campaña anterior.

Foto: Planas se reúne con Asaja, COAG y UPA. (Europa Press/Gustavo Valiente)

En cualquier caso, el 2023 que algunas proclamas pintaban como apocalíptico, debido a los nuevos requisitos, no parece haber supuesto ninguna debacle, más que continuar la tendencia a la baja de la última década, irremediable por el descenso en el número de explotaciones. El sector camina hacia una mayor concentración, y esto ha provocado una paradoja: ya con la anterior PAC, los datos de la superficie que accede a las ayudas sí han ido consolidando una tendencia ligeramente ascendente, que la entrada en vigor de la nueva no ha quebrado.

De hecho, las solicitudes de este año se corresponden con 22,5 millones de hectáreas, un 0,1% más, que ha permitido recuperar el descenso del año anterior. "Este dato es indicativo del mantenimiento de la actividad económica y medioambiental que desempeña el sector agrario en España, así como de su mayor profesionalización", destaca el informe. El tamaño medio de las solicitudes ha pasado de 34,3 hectáreas a 35,8.

En 2015, cuando también hubo un cambio de PAC, se había producido un desplome de doble dígito en la superficie total acogida a las ayudas. En definitiva: la introducción de la nueva Política Agraria Común ha sido menos traumática que la anterior.

Paradójicamente, la sequía y la guerra en Ucrania han contribuido al éxito de la PAC

¿A qué se debe este éxito? Paradójicamente, la sequía y la guerra en Ucrania han contribuido a él, ya que obligaron a flexibilizar algunos de los requisitos. "Estos aspectos han condicionado la aplicación de la PAC en su primer año y deben ser tenidos en cuenta a la hora de evaluar los primeros datos disponibles", reconoce el balance del Gobierno. Todas las fuentes del sector agrario consultadas destacan que la flexibilización ha sido clave en el éxito del primer año del nuevo diseño, ya que, de alguna manera, en 2023 no se implementó la Política Agraria Común contra la que se han manifestado en las últimas semanas.

Ahí es en donde los manifestantes pueden tener algo de razón: si la PAC se hubiese aplicado en todo su rigor, quizá el descenso habría sido mayor. En cualquier caso, la pronta aprobación del plan estratégico español, el 31 de agosto de 2022, permitió a los beneficiarios adaptarse con tiempo suficiente, y también la ampliación del plazo de presentación, que terminó en junio, en lugar de en mayo, cuando suele ser habitual. La Unión Europea, el Gobierno y las comunidades autónomas dieron muchas facilidades para que el proceso culminase con éxito. Tanto, que ha superado todas las expectativas.

Buen arranque de los ecorregímenes

El plan estratégico diseñado por el Ejecutivo para aplicar la PAC contenía una serie de objetivos que hay que medir cada año y reflejar en el plan de rendimiento, un extensísimo documento que el Gobierno ha enviado a Bruselas y las autoridades comunitarias ya ha validado. No es de extrañar: en 2023, esas metas se han quedado cortas.

El Gobierno preveía que los ecorregímenes, una serie de prácticas medioambientales voluntarias que permiten acceder a más fondos y han constituido la medida más polémica de la nueva Política Agraria, solo fueran solicitadas por entre el 70% y el 80% de la superficie acogida a los pagos directos de la PAC. Finalmente, hasta un 87% de esa superficie se ha comprometido a aplicar alguna de estas prácticas, más de 19 millones de hectáreas, al igual que el 75% de las explotaciones.

Foto: Segunda jornada de protestas de los agricultores en Álava. (Europa Press)

Una vez más, el dato puede ser matizado, ya que el Gobierno decidió no aplicar penalizaciones por los incumplimientos de esos ecorregímenes, lo que supone un incentivo para pedirlos. También se flexibilizaron determinados requisitos para considerarlos cubiertos. Esta aplicación más laxa se mantendrá en algunos casos en las próximas campañas, gracias a la modificación del plan estratégico promovida por el Ejecutivo tras las protestas de los agricultores. Pero lo cierto es que las cifras de cumplimiento del actual superan el 100% en prácticamente todas las prácticas, tipos de superficie y comunidades autónomas.

Rafael Juárez, director de la oficina estatal de Unión de Uniones, reconoce que los datos han superado las previsiones, pero matiza: "Esta estimación no correspondía a lo que el ministerio esperaba que se acogiese, sino a la superficie que tendría que solicitarse para llegar a un importe de ayuda suficiente para compensar los sobrecostes o pérdidas de ingresos derivados de la introducción del ecorrégimen".

Según el experto, la superficie solicitada se ha quedado "muy lejos" (entre el 64% y el 73%) de la superficie elegible, lo que indica que muchos de los que podían acogerse no lo han hecho. Entre ellos estarían las explotaciones más pequeñas, que tendrían más dificultades para adaptarse. De hecho, las que solicitan ecorregímenes son de mayor tamaño medio (40,9 hectáreas) que las que no los solicitan (18,6), según refleja el informe.

Las organizaciones celebran los cambios introducidos por Bruselas y Madrid, pero creen que ya llegan tarde para la PAC de este año

Puede haber muchos matices, pero los primeros datos apuntan a un primer año muy exitoso. "La transición desde la PAC 2014-22 a esta nueva PAC se está produciendo de una manera gradual, permitiendo a la amplia mayoría de explotaciones participar en las nuevas intervenciones. Conforme a estos primeros datos, nos encontramos en el camino adecuado para conseguir el objetivo previsto de plantear cambios graduales, pero profundos, que permitan a lo largo del periodo 2023-27 realizar un uso más eficiente de los fondos públicos en especial en dos ámbitos: enfocar los apoyos a la renta a las explotaciones que los requieren en mayor medida y favorecer la generalización de prácticas más sostenibles que aseguren a medio y largo plazo la capacidad productiva de nuestra agricultura", concluye el documento del ministerio.

Las organizaciones agrarias celebran los cambios introducidos por Bruselas y Madrid, pero consideran que ya llegan tarde para la PAC de este año. José Luis Miguel, director técnico de COAG, resume: "Esta nueva PAC es complejísima y va a impactar en un descenso de solicitantes cuando se empiecen a implantar todas las penalizaciones estrictamente. Hay prácticas que no están acompasadas con las explotaciones agrarias, no se diseñan así por un beneficio ambiental, sino por desconocimiento". La obligación de dejar en barbecho el 4% de la superficie sería un ejemplo, aunque ya se va a eliminar. Las autoridades han movido ficha para corregir errores ante el descontento del campo, pero el punto de partida es mucho mejor del que reflejan los titulares.

La nueva PAC es un éxito. El diseño actual de la Política Agraria Común, que entró en vigor en 2023 y se prolongará hasta 2027, ha cosechado muy buenos resultados en su primer año de aplicación. Las protestas del sector primario contra los agravios que sufre el campo, entre los que se encontrarían los requisitos introducidos tras la última reforma de las ayudas comunitarias, han ocultado una realidad mucho más optimista que los datos corroboran con contundencia: las subvenciones funcionan, porque las explotaciones las piden. Los mismos que se quejan de la normativa han protagonizado, durante su primer curso, una implementación incluso más amplia de la que preveía el Gobierno. En este punto de la reivindicación, los agricultores no tienen razón... salvo en alguna cosa.

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