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Están asfixiando el campo: "Cada día dedicamos más tiempo al papeleo y menos a cuidar la tierra"
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Están asfixiando el campo: "Cada día dedicamos más tiempo al papeleo y menos a cuidar la tierra"

Más allá de procurar adaptarse al cambio climático, de la escasa rentabilidad o de la falta de relevo generacional, los pequeños agricultores sucumben a una burocracia tan injustificada como asfixiante

Foto: Miquel en su viñedo de las Gavarres, en la comarca catalana del Empordà. (Jose Luis Gallego)
Miquel en su viñedo de las Gavarres, en la comarca catalana del Empordà. (Jose Luis Gallego)

La salida del sol marca el inicio de la jornada laboral para Miquel, un joven agricultor de las Gavarres, en el corazón verde de la comarca catalana del Baix Empordà. Sin embargo, aunque lleva un buen rato trabajando, cuando llego a su encuentro, el tractor sigue en el cobertizo y su mirada permanece fijada a la pantalla del ordenador. "Ostras, perdona, enseguida acabo: es que tengo que rellenar este formulario y no encuentro uno de los datos que me piden". Mientras desayunamos, se lamenta de cómo están cambiando las cosas en la profesión. "Cada día tenemos que dedicar más tiempo al papeleo y nos queda menos para cuidar los campos".

Miquel sintió desde niño la llamada de la tierra. Se le daban bien los estudios, y pudo elegir cualquier otra carrera, pero su amor a la naturaleza y el fuerte apego al paisaje donde nació le impulsaron a seguir la tradición familiar y cursar estudios en la prestigiosa escuela agraria de viticultura y enología Mercè Rossell i Domènech de Sant Sadurní d’Anoia para ser agricultor. El ciclo formativo incluía materias de gestión y administración, pero lo que nunca se llegó a imaginar aquel aprendiz de payés es que acabarían convirtiéndose en la tarea principal de su trabajo. "Si me lo llegan a decir —afirma categóricamente—, no me habría dedicado a esto".

Cuando subimos a la viña, aparece rodeada de un bosque de encinas y alcornoques, con el mar Mediterráneo al fondo: un paraje de ensueño. "Decidí ser agricultor por amor a la naturaleza. En esta finca, iban a construir una urbanización. Mi padre empeñó hasta el último céntimo para comprarla y lograr evitarlo. Y aquí la tienes: de cultivo 100% ecológico". Al respecto de este sistema de cultivo, amable con la naturaleza y respetuoso con el medio ambiente, Miquel me cuenta una anécdota que puede ilustrar perfectamente el absurdo en el que caen algunos requerimientos burocráticos y a los que debe hacer frente sin derecho a réplica.

placeholder El papeleo exige cada vez más tiempo a los agricultores. (Jose Luis Gallego)
El papeleo exige cada vez más tiempo a los agricultores. (Jose Luis Gallego)

Todos ganan, menos el agricultor

El azufre es un fertilizante y fitosanitario de origen natural que actúa como un excelente fungicida y contribuye a acondicionar el suelo de los cultivos. Además, es muy poco soluble y no genera contaminantes, por eso su uso está autorizado en agricultura ecológica.

Empleado históricamente para diversos usos, los agricultores no dudaban en guardarlo convenientemente junto a los aperos de labranza, a resguardo de la humedad y bajo techo, sin que perdiera ninguna de sus características ni mucho menos se volviera tóxico. Sin embargo, las normativas que regulan actualmente su uso determinan que el azufre caduca a los cuatro años, por lo que pasado ese tiempo el agricultor tiene que deshacerse del sobrante y volver a comprar más, aunque dicho sobrante esté en perfecto estado. "¿A quién beneficia esta absurda decisión?", me pregunta Miquel y se avanza a responder "está claro: a las compañías de agroquímicos que lo fabrican".

Foto: Los tractores bloquean las carreteras españolas para pedir mejoras en el sector. (Europa Press/Lola Pineda)

Más allá de las trabas burocráticas, otro importante dilema para Miquel, y el resto de los agricultores que se ven directamente perjudicados por el cambio climático, es el aumento de la incertidumbre respecto a las cosechas. El pulso de las estaciones se está viendo alterado. Además de las olas de calor extremo y las sequías, cada vez más severas y persistentes, la fenología, la ciencia que determina la relación de los biorritmos de las plantas con el paso de las estaciones, se está viendo cada vez más afectada. Los árboles y las plantas brotan cada vez más temprano, florecen a deshora, maduran de forma acelerada y deshojan antes. "En mi caso, cada año tengo que empezar a vendimiar antes".

El año pasado se vio obligado a vendimiar a principios de agosto, cuando su padre lo hacía a finales de septiembre. "Y eso cuando llego a recoger algo", añade, pues las inclemencias van cada vez a más. Al calor y la sequía hay que unir las granizadas y heladas a destiempo, tormentas violentas que inundan las fincas y derriban los bancales. Hace años la familia de Miquel se dedicaba al cereal, pero, tras varias temporadas vendiendo a pérdidas y perdiendo cosechas, lo abandonaron. "El seguro agrario no nos cubre todo y además todavía me ahogaría más en el papeleo".

placeholder Miquel realizando labores de campo con su tractor. (Jose Luis Gallego)
Miquel realizando labores de campo con su tractor. (Jose Luis Gallego)

Este es otro de los motivos principales de las protestas de los agricultores, quienes exigen que los seguros agrarios sepan adaptarse a las nuevas necesidades del campo, como la de cubrir los daños que está causando el agravamiento de los fenómenos meteorológicos extremos como consecuencia del cambio climático.

En declaraciones a El Confidencial, un directivo de la compañía de seguros con más implantación en el ámbito rural, que pide permanecer en el anonimato, reconoce que "el seguro agrario es un gran instrumento de adaptación al cambio climático para las explotaciones, pero tiene sus limitaciones de cobertura". En su opinión, "la nueva realidad climática impone cambios para que sea viable, y en estos momentos hay todo un debate abierto en el sector", pues, entre otras cosas, "es necesario corregir las desviaciones tan graves que se están dando como consecuencia del cambio climático".

La amenaza climática

Los datos que aporta este representante del sector de los seguros agrarios al respecto dan cuenta del grave problema al que deben hacer frente los agricultores. "El año pasado batimos el récord de siniestralidad con unas indemnizaciones que alcanzaron los de 1.250 millones de euros, superando ampliamente las primas recaudadas y con una reserva de estabilización en mínimos porque los años anteriores también habían sido de una elevada siniestralidad".

placeholder La viña ecológica de Miquel, rodeada de bosque y frente al mar. (Jose Luis Gallego)
La viña ecológica de Miquel, rodeada de bosque y frente al mar. (Jose Luis Gallego)

A este respecto, hay que señalar que las ayudas destinadas por el Ministerio de Agricultura a la contratación de seguros agrarios han aumentando en los últimos años, pasando de los 223 millones de euros de 2013 a los 385 millones en 2022. Sin embargo, los daños a la agricultura asociados al cambio climático superan con creces esa cantidad. Unos daños que en el caso de los pequeños agricultores son imposibles de asumir. Por eso son pocos los jóvenes que, como Miquel, optan por retomar el legado familiar y quedarse a trabajar en el campo. "Si fuese por el dinero que saco, me saldría más a cuenta venderlo todo y renunciar a mi vocación. Pero es que esta es mi vida".

placeholder Miquel protege y custodia el paisaje que rodea sus viñas. (Jose Luis Gallego)
Miquel protege y custodia el paisaje que rodea sus viñas. (Jose Luis Gallego)

En mitad de la viña que plantó junto a su añorado padre, recientemente fallecido, señalando los paisajes que le vieron nacer, Miquel no se queja, se lamenta: "Yo soy agricultor y quiero seguir siéndolo, respetando el medio ambiente, haciéndolo lo mejor que sé, de la forma más natural posible, en armonía con la naturaleza, pero no me dejan". Para este pequeño productor, "nos quieren convertir en simples operarios, como con lo del cuaderno digital, para tenernos cada vez más fiscalizados". Miquel se refiere al cuaderno digital de explotación agrícola (CUE), la nueva herramienta de trabajo que pretende sistematizar las labores del campo, una medida que ha recibido muchas protestas entre ganaderos y agricultores, pero que, superado el trámite de adaptación, será de obligado cumplimiento a partir de septiembre de este año.

Un cóctel de trabas y privaciones

La larga lista de trabas y obstáculos que me describe este pequeño agricultor enamorado de su trabajo, apegado a la tierra y a la naturaleza, es interminable. Como el de la intrusión en el mercado de productos de fuera de la UE que llegan al mercado en competencia desleal, libres de cumplir con las normativas ambientales que se exigen aquí y, por lo tanto, más económicos. Unas privaciones que justifican su enojo y el de los agricultores y ganaderos que han decidido abandonar por un tiempo las tierras y las granjas para emprender sus protestas: en defensa de su forma de vida, de su mundo, de su futuro.

Algo que reconocen desde la compañía de seguros agrarios. "Hay un verdadero problema de relevo generacional en el campo —reconocen— que, de no tomar medidas, va a ir a más, especialmente en las pequeñas explotaciones. La media de edad de agricultores y ganaderos en nuestro país ronda los 60 años aproximadamente, mientras que a nivel de la UE los agricultores menores de 40 años están a cargo de tan solo el 11 % de las explotaciones agrícolas europeas. Los elevados costes de inversión para establecerse como agricultor, unido a una precaria rentabilidad, no favorecen esa sucesión natural que debería producirse".

En sentido contrario, quienes cada vez están más interesados en establecerse en nuestros campos para controlar la producción agrícola son las grandes corporaciones y los fondos de inversión, dispuestas a invertir enormes cantidades de dinero en macrogranjas y grandes extensiones de monocultivo, lo que supone una de las mayores amenazas no solo para los agricultores y ganaderos, sino para nuestra salud y la del planeta.

La salida del sol marca el inicio de la jornada laboral para Miquel, un joven agricultor de las Gavarres, en el corazón verde de la comarca catalana del Baix Empordà. Sin embargo, aunque lleva un buen rato trabajando, cuando llego a su encuentro, el tractor sigue en el cobertizo y su mirada permanece fijada a la pantalla del ordenador. "Ostras, perdona, enseguida acabo: es que tengo que rellenar este formulario y no encuentro uno de los datos que me piden". Mientras desayunamos, se lamenta de cómo están cambiando las cosas en la profesión. "Cada día tenemos que dedicar más tiempo al papeleo y nos queda menos para cuidar los campos".

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