Las empresas, frente al "ecopostureo": "Es necesario comunicar con transparencia"

Desde las obligaciones legales impuestas por la UE y el gobierno, hasta las exigencias de un mercado comprometido en la lucha contra el cambio climático, pasando por la iniciativa interna para estar a la altura de los tiempos que corren, las motivaciones que están llevando a las compañías españolas a ser cada vez más verdes son numerosas y variadas. Sin embargo, ya no vale solo con parecer sostenible, sino que hay que demostrarlo con iniciativas concretas, datos objetivos y compromisos reales. Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿En qué etapa de la transición se encuentra el tejido empresarial en nuestro país? ¿Qué peso tiene la iniciativa privada en este cambio social? ¿Se está garantizado realmente un futuro de calidad para las nuevas generaciones?

Para dar respuesta a estas preguntas El Confidencial organizó junto a Applus+ la mesa redonda titulada Tendencias en sostenibilidad, claves de futuro, en la que participaron María Victoria Escuredo, directora de Consultoría, Medio Ambiente y Prevención de Riesgos Laborales España de Applus+; Antonio Calvo, director de Sostenibilidad de Redeia; Beatriz Arribas, Sustainability Senior Manager de Coca-Cola Europacific Partners Iberia; y Ángel Fraile, responsable de Planificación de sostenibilidad y gestión de grupos de interés de Endesa.

Como era previsible, en el debate se coló la batalla legal entre Iberdrola y Repsol en torno a la publicidad verde y su comunicación veraz. Este conflicto, en palabras de Antonio Calvo, tiene “un aspecto positivo”. Así, para el representante de Redeia en la mesa redonda, “la pugna demuestra que la sostenibilidad tiene valor de mercado y las empresas se pelean por ser verdes”. ¿Cómo se ha llegado a este punto? El experto repasó la evolución del compromiso empresarial en las últimas décadas para, después, confirmar que “estamos en un momento interesante porque tenemos una exigente legislación desde Europa que nos obliga a mirar hacia delante”. Eso sí, advirtió de que existe “un riesgo” en el horizonte cercano: “No sabemos si esto cambiará con el parlamento y la comisión que salgan de las próximas elecciones. En cualquier caso, las empresas no deben dar ni un paso atrás”, defendió.

Con esta línea de pensamiento se alineó María Victoria Escuredo, quien subrayó la importancia de “adaptarse para ofrecer servicios sostenibles en línea con los desafíos globales y las regulaciones de la UE”. De esta forma, la directora de Consultoría, Medio Ambiente y Prevención de Riesgos Laborales España de Applus+ señaló “la necesidad de colaborar entre departamentos dentro de una misma compañía” y “la relevancia en el uso de tecnología para cumplir con estos objetivos”. Al mismo tiempo, reivindicó una estandarización de las metodologías para garantizar tanto la comparabilidad, como la fiabilidad de la información que proporcionan las firmas: “Es muy importante contar con un estándar para que todos podamos avanzar y ser comparables. Especialmente dentro de cada sector”, reclamó.

Por su parte, la portavoz de Coca-Cola en la tertulia destacó que, en el camino hacia la sostenibilidad, “es difícil medir lo intangible. Por esta razón es importante que los compromisos sean reales e impliquen un cambio de cultura empresarial. Esto va más allá de los números y de medir”.

Una de las áreas de la lucha contra el cambio climático que presenta mayor batalla es el sector energético, debido a su impacto directo. Por esta razón, para el responsable de Planificación de sostenibilidad y gestión de grupos de interés de Endesa la clave está en acometer la transición sin dejar a nadie atrás: “Debemos ir más allá del mero cumplimiento legal y generar impacto positivo en las comunidades donde estamos presentes, trayendo otras industrias para paliar la pérdida de empleo que suponga el cierre de las centrales o desarrollando el turismo sostenible, por ejemplo”.

El ecopostureo está perseguido: ¿cómo comunicar?

Hasta la irrupción de la nueva directiva europea sobre ecoblanqueo —concepto también conocido como ecopostureo o greenwashing, en su voz inglesa, y que hace referencia a la práctica de obtener una ventaja competitiva desleal comercializando un producto como respetuoso con el medioambiente cuando, en realidad, no cumple los requisitos medioambientales básicos—, las compañías eran dueñas de lo que relataban al público respecto a sus iniciativas verdes. Sin embargo, la Directiva (UE) 2024/825 ha nacido con un objetivo claro: “Empoderar a los consumidores para la transición ecológica mediante una mejor protección contra las prácticas desleales y mediante una mejor información”, según detalla el propio título de la norma.

Este nuevo escenario inquieta a algunas empresas e impulsa a otras. Sobre esta cuestión, María Victoria Escuredo aclaró que “continúa siendo fundamental trasladar a la sociedad lo que se hace en materia de sostenibilidad. Si hay acciones verdes, cuéntalo, porque se extenderá en todas las direcciones, hacia los competidores, clientes, empleados y toda la cadena de valor. Es algo muy positivo”. En su opinión, “en estos momentos nos encontramos en un punto que podríamos denominar sostenibilidad madura. Esto significa que este concepto debe formar parte integrada en la toma de decisiones de las empresas y, al mismo tiempo, generar un valor en toda la organización, pero también con impacto en los socios, proveedores y colaboradores”, enfatizó.

Con la representante de Applus+ coincidió su compañera de coloquio Beatriz Arribas, cuando remarcó la importancia de la comunicación transparente: “Las empresas tenemos la responsabilidad de comunicar porque es una forma efectiva de concienciar y sensibilizar a toda la sociedad”, precisó. Pero la experta fue más allá y solicitó que “esa responsabilidad sea a largo plazo y esté basada en una gobernanza sólida que, además, sea transversal a todo el negocio. Esto es fácil decirlo —reconoció—, pero se trata de un objetivo ambicioso y complejo, a la par que interesante”. “Al final, necesitamos ir creando alianzas porque no estamos solos, las empresas no están aisladas en su actividad, por eso debemos integrar a toda la red”, insistió.

El experto de Endesa propuso por su parte que “dado que las multinacionales tenemos una posición privilegiada de anticipo porque conocemos las nuevas reglamentaciones y nos adaptamos rápidamente, debemos ser tractores para las pequeñas y medianas empresas. Tenemos que ejercer de forma efectiva nuestro liderazgo”.

Para concluir, Antonio Calvo dejó algunas reflexiones encima de la mesa. En primer lugar, destacó “la importancia de que todo lo que se cuente sobre sostenibilidad debe estar verificado con datos contrastables y rigurosos. Es más, han de estar aprobados por los consejos de administración. Eso es compromiso con la transparencia y rendición de cuentas”. Un buen indicador de que se hacen las cosas bien, bajo su punto de vista, “reside en el acceso a la financiación, ya que cada vez más fondos exigen mayores controles en los criterios ambientales, sociales y de gobernanza”.