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¿El fin del modelo lineal? La economía circular está forzando a las empresas a colaborar
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ENCUENTRO EL CONFIDENCIAL

¿El fin del modelo lineal? La economía circular está forzando a las empresas a colaborar

La lucha contra el cambio climático exige que las empresas abracen la economía circular. Lograrlo exige grandes inversiones, el impulso de la Administración y los consumidores y, sobre todo, la colaboración de todos los agentes implicados

Foto: Mesa redonda 'El futuro será circular o no será'.
Mesa redonda 'El futuro será circular o no será'.

Las tres erres clásicas de la economía circular —reducir, reutilizar y reciclar—, a las que se suman otros procesos como el ecodiseño de productos y servicios o la reparación y la recuperación, tienen como objetivo minimizar el impacto en el medioambiente con base en criterios de eficiencia. A nivel usuario puede parecer sencillo minimizar el consumo, dar nueva vida a objetos usados o depositar los residuos en el contenedor que corresponda, pero esta ecuación se complica si hablamos de empresas y sectores completos. Los consumos de energía y materias primas que tienen determinadas industrias son enormes y, en ocasiones, aunque una compañía concienciada se encamine hacia la sostenibilidad, sus proveedores, socios o colaboradores no lo hacen. El resultado se traduce en una cadena de valor desequilibrada en el compromiso medioambiental, sobrecostes para todos los agentes implicados y tensión para el sistema.

Por lo tanto, desde el punto de vista de la lógica, todo indica que la solución para abandonar el modelo lineal pasa por la colaboración, tal y como apuntan los expertos. Para entender cómo debe afrontarse este cambio de paradigma, El Confidencial organizó una mesa redonda titulada El futuro será circular o no será, en la que participaron Marta Gómez Palenque, directora general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico; Luis Martí, vicepresidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV) y director de Regulación de Acciona; Carles Navarro, director general de BASF España; Mónica Chao, presidenta de Women Action Sustainability (WAS), y Alicia Richart, general manager de España y Portugal de Afiniti.

Uno de los entornos productivos que presenta mayores consumos energéticos y de materias primas es la industria química, por esta razón sirvió de ejemplo durante la tertulia para analizar el estado de la cuestión. Y para evidenciar lo complejo de su transición hacia la economía circular, Carles Navarro confirmó que “se trata de una actividad todavía muy lineal” y cuya transformación “requerirá una inversión global de 300.000 millones de euros”. Para afrontar semejante desafío, “se están tejiendo alianzas leales y transparentes entre empresas competidoras porque el cambio no se puede acometer de forma individual”, subrayó el representante de BASF. “Necesitamos compartir riesgos y capacidades para producir una tecnología común que descarbonice el sistema y, a posteriori, sea utilizada individualmente”. Con este proceso, “actuaremos sobre los grandes emisores de CO₂ de nuestra industria para reducir sus emisiones un 80%”, aclaró.

"La industria química es muy lineal y transformarla requiere una inversión de 300.000 millones de euros" (Carles Navarro, BASF)

Precisamente, un ejemplo de acción conjunta entre compañías que buscan acelerar la transición es el GECV: “En el grupo siempre hemos defendido las alianzas y la colaboración. Han caído tabúes importantes y esto nos ha permitido construir un frente coordinado”, señaló su vicepresidente. “Un elemento que se debe tener siempre presente a la hora de acometer la transformación del paradigma es que la economía circular debe estar acompañada de crecimiento económico para evitar la conflictividad”, enfatizó Luis Martí, y añadió que “esto no es solo una preocupación de ecologistas y hippies, sino que se trata de un factor puramente económico. Si las cosas se hacen bien, dentro de 10 o 15 años los modelos contaminantes no sobrevivirán”, aseguró.

A lo largo de la tertulia, la representante de la Administración pública destacó que “además de alianzas entre compañías y de la colaboración público-privada, también hay que fomentar la cooperación entre diferentes entidades públicas: todos los agentes implicados deben hablar entre sí, independientemente de su origen o fuente de financiación”. Sin embargo, Marta Gómez Palenque advirtió de que “los proyectos se materializarán dentro de algunos años. Las decisiones que tomamos hoy no tienen una repercusión inmediata”. Y puso el ejemplo del Perte de economía circular, cuyos resultados “se comenzarán a sentir a partir de los años 2024 y 2025”, precisó.

placeholder Mónica Chao, presidenta de Women Action Sustainability (WAS), y Marta Gómez Palenque, directora general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Mónica Chao, presidenta de Women Action Sustainability (WAS), y Marta Gómez Palenque, directora general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Por su parte, Mónica Chao puso de relieve que, además del factor medioambiental, existen otros elementos que están forzando un nuevo modelo: “La coyuntura económica y geopolítica internacional ha provocado escasez de materias primas y una crisis energética. Los precios están aumentando y todo nos lleva a buscar una alternativa clara”. “La buena noticia —continuó la experta— es que hay mucho interés por parte de los mercados financieros y de inversión a la hora de apoyar los proyectos enfocados hacia la economía circular”. La presidenta de WAS se mostró tajante en este sentido y concretó que “no se trata solo de buenismo, sino que nuestras organizaciones serán realmente más prósperas con el cambio”.

"La economía circular no es una preocupación de ecologistas y 'hippies', sino que se trata de un factor puramente económico" (Luis Martí, GECV)

Siguiendo esta línea, la directora general en la península Ibérica de Afiniti indicó que “la tecnología juega un papel determinante para extender la implantación de la economía circular”, pero también hay otros dos campos de acción. Así, Alicia Richart remarcó que “los accionistas e inversores también deben ejercer presión y apostar por las políticas medioambientales”, así como la Administración pública, “cuyo papel es fundamental a la hora de establecer obligaciones regulatorias” y puso el ejemplo del Programa Nacional de Algoritmos Verdes.

Las pymes, clave para cerrar el ciclo

Entre las preocupaciones de los expertos se encuentra la transición de las pequeñas y medianas empresas. “Es importante que nadie se quede atrás por culpa del aluvión de nuevas normativas, por eso es fundamental la formación”, matizó Marta Gómez Palenque. Con ella coincidieron tanto Mónica Chao, como Alicia Richart. Mientras la primera corroboró que “existe confusión entre las pymes” y exigió que “las grandes compañías ejerzan de vehículo tractor para impulsar la transformación de las pequeñas”, la segunda expuso la necesidad de que “las alianzas y la compartición de recursos afecten a toda la cadena de valor, también a los eslabones pequeños”.

placeholder Carles Navarro, director general de BASF España, durante la mesa redonda.
Carles Navarro, director general de BASF España, durante la mesa redonda.

También Luis Martí se mostró en consonancia e insistió en que “debe existir intercambio de buenas prácticas e información entre grandes y pequeñas”. Bajo su perspectiva, “toda la cadena de valor debe ser circular para cerrar el ciclo. El hándicap para las grandes firmas es cómo difundir estos valores a los proveedores y, de alguna manera, obligarles a subirse a este carro gradualmente”.

Por último, Carles Navarro defendió “terminar con las subvenciones públicas destinadas a aquellos sectores que no las merecen porque no apuestan por una economía circular y destinarlas a aquellas industrias que sí tienen una hoja de ruta verde definida”. Al mismo tiempo, detalló que el último impulso para que determinadas empresas den el paso ha de ser “establecer una pinza entre la Administración y los consumidores que obligue a las compañías reticentes a abandonar el modelo tradicional”. Y concluyó con una reflexión ilustrativa: “La economía lineal es una estafa piramidal, porque les robamos los recursos a las futuras generaciones sin pensar en las consecuencias”.

Las tres erres clásicas de la economía circular —reducir, reutilizar y reciclar—, a las que se suman otros procesos como el ecodiseño de productos y servicios o la reparación y la recuperación, tienen como objetivo minimizar el impacto en el medioambiente con base en criterios de eficiencia. A nivel usuario puede parecer sencillo minimizar el consumo, dar nueva vida a objetos usados o depositar los residuos en el contenedor que corresponda, pero esta ecuación se complica si hablamos de empresas y sectores completos. Los consumos de energía y materias primas que tienen determinadas industrias son enormes y, en ocasiones, aunque una compañía concienciada se encamine hacia la sostenibilidad, sus proveedores, socios o colaboradores no lo hacen. El resultado se traduce en una cadena de valor desequilibrada en el compromiso medioambiental, sobrecostes para todos los agentes implicados y tensión para el sistema.

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