El gráfico del Banco de España que enfada a los agricultores: "El dato no era muy fiable"

Los agricultores españoles han tomado la calle con sus tractores para protestar contra las políticas públicas, que consideran que llevan su sector a la crisis. Un enfado que viene de lejos y que se acrecentó cuando leyeron en la prensa algunos titulares en los que se aseguraba que habían disparado sus márgenes en 2023, una conclusión basada en un gráfico publicado por el Banco de España en su último informe trimestral del Observatorio de Márgenes Empresariales.

"Se sacó un informe con una muestra escasamente representada, es decir, con un dato que no era fiable", alerta el director financiero y de Relaciones Internacionales de Cooperativas Agroalimentarias, Tomás Rojas, durante una jornada alimentaria organizada por el bufete Ramón y Cajal Abogados. "El aumento de los precios de los alimentos es por el incremento de los costes de producción y no por un engorde de los márgenes", defiende.

El gráfico en cuestión (adjunto en el cuerpo de este artículo) dibuja una línea disparada que refleja un fuerte crecimiento del margen sobre ventas en el sector agrícola, mientras que el trazo de la industria agroalimentaria es más comedido y el del comercio muestra incluso descensos. "Los márgenes en la agricultura presentan una elevada volatilidad, ligada a la naturaleza del sector, y encadenan dos trimestres de fuertes aumentos", explica el Banco de España.

Lo cierto es que en el propio documento se advierte de que "el sector de la agricultura está escasamente representado en la muestra de la estadística". Sus datos apenas incluyen el 27% del valor añadido del sector primario, ya que muchas de las explotaciones no tienen la forma jurídica de sociedad, por lo que no realizan la misma declaración del IVA y de las retenciones del IRPF que utiliza el organismo para nutrir su informe.

Este nivel de representatividad del 27% podría ser aceptable para una encuesta si tuviese una buena selección de su muestra. El problema aquí es que excluye a las pequeñas explotaciones y se centra en empresas medianas y grandes, cuya rentabilidad suele ser diferente de la de las pequeñas. La estadística, por lo tanto, no permite filtrar por tamaño de la empresa, con lo que la media total está sesgada por estas dos deficiencias de la encuesta.

El Observatorio de Márgenes Empresariales sí consigue una alta representación en otros sectores. Por ejemplo, incorpora el 80% del valor añadido de la industria, el 72% del comercio, transporte y hostelería o el 69% de las actividades profesionales, científicas y técnicas. En todos estos casos, se trata de una muestra que supera ampliamente cualquier otra encuesta. Sin embargo, en algunos sectores su representatividad es escasa y está sesgada, y el del campo es el más evidente.

El Banco de España cuenta con otra estadística más fiable para cuantificar la evolución económica de las empresas

El Banco de España cuenta, no obstante, con otra estadística más fiable para cuantificar la evolución económica de las empresas: la Central de Balances Anual. Es cierto que tiene una menor cobertura del sector agrícola, pero, a cambio, permite diferenciar por tamaño de empresa y comparar solo las pequeñas explotaciones. Es preferible utilizar estos datos para analizar la evolución de la rentabilidad en la agricultura, pero tiene el problema de que se actualiza con un retraso importante, de modo que sus datos no son útiles para hacer un seguimiento en tiempo real, como sí pretende conseguir el Observatorio de Márgenes Empresariales.

Los últimos datos de la Central de Balances Anuales se corresponden a 2022. Durante ese año, las medianas y pequeñas explotaciones agrarias observaron un importante aumento de la rentabilidad, dando forma a una recuperación tras la larga crisis sufrida durante décadas. Por ejemplo, las microexplotaciones (con menos de 10 trabajadores) lograron un margen de beneficios sobre valor añadido del 17%. No obstante, es un aumento menos abultado del que dibuja el gráfico que los agricultores ponen en cuestión.

Toda la cadena de la industria alimentaria, desde el campo hasta los distribuidores, insiste en que las constantes subidas de precios que sufre la cesta de la compra se deben al incremento de los costes de producción y no a una notable alza de los márgenes. "Los costes de producción están en constante aumento", refleja el director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), Mauricio García de Quevedo. "La situación de costes aún pervive", apunta en la misma línea el director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), Ignacio García Magarzo.

Una tormenta perfecta

Recuerdan que la crisis inflacionaria se desató con la guerra de Ucrania, pero que los precios comenzaron a subir desde meses antes, aunque fuese de manera más comedida. Las primeras precipitaciones de lo que posteriormente fue una tormenta perfecta se produjeron en Estados Unidos, cuando el Gobierno de Donald Trump impuso en 2019 un arancel adicional a un gran número de productos de la Unión Europea.

Posteriormente, llegaron el coronavirus y los derivados cuellos de botella que provocaron atascos en el transporte de mercancías. Entre medias sucedió Filomena, la gran nevada que destrozó algunos campos de cultivo y redujo la oferta. Mientras que ahora mismo el campo sufre una importante sequía que reduce la producción año tras año y el sector de la alimentación vive muy pendiente del conflicto abierto en el mar Rojo, que está afectando a las rutas comerciales más importantes del mundo, aunque por el momento se descarta una escalada inflacionista.

Con este recopilatorio, el representante de FIAB incide en que "el contexto geopolítico y los factores climáticos no están ayudando demasiado" a que los precios comiencen a bajar o que, al menos, se mantengan estables. En este sentido, reclama que "hasta que los costes no se moderen, hay medidas regulatorias que deberían aplazarse". Se refiere, en concreto, al impuesto al plástico que implantó el Gobierno de España desde comienzos de 2023.

Recuerdan que la crisis inflacionaria se desató con la guerra de Ucrania, pero que los precios comenzaron a subir desde meses antes

También reclaman reunirse con el Ministerio para la Transición Ecológica, liderado por la vicepresidenta Teresa Ribera, para abordar las exigencias medioambientales. Desde Cooperativas Agroalimentarias, aseguran que no están en contra de la Agenda 2030, pero piden acordar un calendario de cumplimiento y una financiación adecuada para llegar a los objetivos.