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Las mujeres jóvenes ya cobran más que los hombres de su edad y reducen la brecha salarial
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Ellas están más formadas

Las mujeres jóvenes ya cobran más que los hombres de su edad y reducen la brecha salarial

Los avances conseguidos en los últimos años están estrechando la brecha salarial en todas las generaciones, aunque es en las más jóvenes donde se observan los principales cambios

Foto: Los hombres son mayoría en muchos empleos de baja cualificación. (EFE)
Los hombres son mayoría en muchos empleos de baja cualificación. (EFE)
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El camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral ha dado otro paso adelante muy importante. La brecha salarial entre los más jóvenes se ha cerrado por completo, según los últimos datos recién publicados por Eurostat correspondientes a 2022 (año en que finalmente la economía salió de la pandemia). De hecho, se ha cerrado con tanta intensidad que las mujeres jóvenes están cobrando ya más que los hombres. En concreto, ganaron un 3,8% más que los hombres de la misma edad por cada hora trabajada.

Hace una década, esta brecha salarial estaba muy decantada hacia los hombres, que entraban en el mercado laboral cobrando casi un 10% más que las mujeres. Se producía, ya desde el primer momento de acceso al empleo, una desigualdad muy importante. La brecha se ha cerrado rápidamente, hasta volverse negativa en los últimos años. El motivo por el cual las mujeres jóvenes están cobrando más que los varones es que están más formadas. Muchos hombres abandonan de forma temprana sus estudios para empezar a trabajar en sectores que no requieren formación, como la hostelería, el comercio, la agricultura, la construcción, etc. Por el contrario, la mayor parte de las mujeres prolongan sus estudios y entran al mercado laboral con mejores empleos. Esto explica que exista una brecha negativa.

Las estadísticas oficiales de la brecha salarial no están ajustadas por tipo de empleo por dos motivos. El primero, porque es muy complicado comparar los niveles de responsabilidad y de complementos en diferentes empresas, por lo que el ajuste no es sencillo. Y segundo, porque el tipo de empleo también refleja la brecha laboral. Por ejemplo, si las mujeres tienen más complicado conseguir ascensos, o si ocupan más empleos a tiempo parcial, también forma parte de la desigualdad en el mercado de trabajo.

El siguiente tramo de edad de los jóvenes, desde los 25 hasta los 34 años, ya no está afectado por la sobreponderación de trabajadores que abandonaron la formación de forma temprana y muestra que la brecha salarial también está prácticamente cerrada. En 2022, el salario por hora de los hombres fue apenas un 2,3% superior al de las mujeres, una cifra que se podría explicar por el margen de error de la propia estadística. Esto es, prácticamente no existe brecha salarial. Es más, en los últimos años se ha producido una cierta estabilización cerca ya del 0%, lo que indicaría que el cierre de la brecha se culmina con la igualdad plena.

Los avances conseguidos en los últimos 15 años han sido muy importantes. Por ejemplo, en 2007, en pleno pico de la burbuja inmobiliaria, el salario de los hombres de 25 a 34 años era casi un 12% superior al de las mujeres. Las empresas están tratando a los trabajadores más jóvenes prácticamente en igualdad de condiciones. Sin embargo, todavía existe una brecha importante en las generaciones mayores. Por ejemplo, los hombres de entre 35 y 44 años cobran un 6,2% más que las mujeres, y la diferencia va aumentando con las generaciones hasta llegar al extremo de que los hombres con más de 65 años cobran un 28% más que las mujeres de esa edad.

Pero en estas generaciones también se ha producido una gran reducción de la brecha salarial en los últimos 15 años. Y esto es importante, porque significa que el mercado laboral no solo está cambiando porque las generaciones más jóvenes estén cerca de la igualdad, sino porque todas las generaciones están mejorando.

Por ejemplo, la brecha salarial de los que hace 10 años tenían entre 25 y 34 años era del 11,8%. Estas trabajadoras, que hoy tienen entre 35 y 44 años, sufren una brecha del 6,2%. Esto significa que se ha reducido a casi la mitad la brecha salarial en esa generación. Lo mismo ocurre con todas las generaciones anteriores. Por ejemplo, la brecha de los nacidos entre 1960 y 1969 (que hoy tienen entre 55 y 64 años) era del 20,5% hace una década y se ha recortado hasta el 13,5% en la actualidad.

La gran incógnita

Los logros para cerrar la brecha salarial son incontestables. Sin embargo, todavía es pronto para saber si España ya está muy cerca de lograrlo o si se trata de un espejismo. El hecho de que las generaciones más jóvenes ya estén prácticamente a la par es una buena noticia, pero es necesario esperar a ver qué ocurre a medida que estos trabajadores van cumpliendo años. Hay un momento vital en el que tradicionalmente se ha generado un gran salto de la brecha salarial: la maternidad.

Cuando llegaba el primer hijo, muchas mujeres salían del mercado laboral o reducían su intensidad laboral, lo que generaba una discontinuidad en sus carreras laborales irreversible. La equiparación de los permisos de maternidad y paternidad, que se aprobó en 2021, tiene como objetivo eliminar esta brecha como consecuencia de la maternidad, ya que ambos progenitores tienen el mismo período sin trabajar.

Ahora es necesario esperar unos años más para comprobar si esta equiparación de permisos consigue su objetivo de eliminar el impacto de la maternidad en la carrera de las mujeres. La edad media del primer hijo en España se ha retrasado hasta los 31 años y medio, lo que significa que la brecha salarial en el grupo de edad de 25 a 34 años no recoge plenamente el efecto de la maternidad. Es necesario esperar a conocer la evolución de la brecha salarial en el grupo de edad de 35 a 44 años. Actualmente, se sitúa en el 6,2%, tras reducirse bruscamente en la última década desde el 16% de 2013.

Si no se consigue eliminar la brecha generada por la maternidad, será imposible conseguir la igualdad plena en el mercado laboral

Si no se consigue eliminar la brecha generada por la maternidad, será imposible conseguir la igualdad plena en el mercado laboral. Esos años que pierden las mujeres, y que son crecientes en función del número de hijos, hace que pierdan posibilidades de promoción interna o conseguir trabajos mejores, de modo que se quedan atrás ya de forma permanente. Es probable que se necesiten otras medidas adicionales a la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad, como el acceso universal a la educación de los cero a los tres años, porque aún hay mujeres que renuncian a su empleo para cuidar a los hijos cuando se acaban los permisos.

No es descartable que, si se consiguen estos avances que aún están pendientes, en un futuro la brecha salarial se vuelva negativa, como ocurre entre los más jóvenes. Esto es, que las mujeres cobren más que los hombres. El motivo es que ellas se forman más, al contrario de lo que pasaba hace unas décadas, por lo que tiene sentido que ocupen mejores puestos y sus salarios sean, de media, superiores.

Casi el 60% de las mujeres entre 25 y 29 años tiene estudios universitarios, frente al 48% de los hombres, una brecha de 12 puntos. Es la mayor brecha de formación de todos los grupos de edad, lo que significa que cada generación de mujeres ha hecho un esfuerzo adicional por completar unos estudios superiores. Sin embargo, son los hombres quienes optan mayoritariamente por las profesiones mejor remuneradas en el mercado laboral, como son las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

El techo de cristal

Además del capital humano y la experiencia, las mujeres se han topado históricamente con el techo de cristal que les ha impedido acceder a los puestos de responsabilidad en las empresas, lo que ha lastrado sus mejoras salariales. En los últimos años este techo de cristal se está resquebrajando. Y ocurre tanto por la incorporación de las generaciones más jóvenes como por una decisión de promoción de mujeres por parte de las empresas.

La presencia de las mujeres jóvenes en los mandos intermedios y directivos de las empresas es casi tan elevada como la de los hombres. En los últimos cuatro años el 45% de los puestos de responsabilidad ocupados por jóvenes de 25 a 34 años lo ostentaba una mujer. Otro dato que corrobora que en las generaciones más jóvenes apenas existe brecha en la entrada al mercado laboral.

Pero en los grupos de edad más avanzados la presencia de mujeres con cargos de responsabilidad también ha aumentado. Por ejemplo, en 2007, las mujeres de entre 45 y 54 años que accedían a puestos de responsabilidad (intermedios o directivos) apenas eran el 23% del total; en la actualidad son casi el 39%, más del doble.

En estos grupos de edad la igualdad laboral está aún muy lejos y previsiblemente nunca llegue a completarse. Uno de los motivos es que el nivel formativo y las carreras laborales de los hombres han sido mejores, lo que también les ha llevado a acumular mayor capital humano. Solo por este motivo, la brecha laboral se mantendrá durante toda su vida profesional. Sin embargo, las generaciones más jóvenes sí están en una buena posición para conseguir la igualdad efectiva.

La comparativa europea

La brecha salarial en España ha sido tradicionalmente superior a la europea, en un claro reflejo de la sociedad. Sin embargo, desde los años ochenta las mujeres han realizado un esfuerzo ímprobo por ir derribando los obstáculos machistas, hasta el punto de que España es hoy líder mundial en reducción de la brecha salarial.

En 2022, España fue el quinto país de la Unión Europea con menor brecha salarial, con un 8,1% más de salario por hora para los hombres. Se situó entre Eslovenia y Polonia. Muy lejos, por ejemplo, de la brecha que existe en Alemania, donde alcanza el 17%, el doble que España.

Además, España se encuentra entre los países con menor brecha salarial en todos los grupos de edad. Una de las causas de la mejora experimentada en los últimos años está en la subida del SMI, que ha beneficiado especialmente a las mujeres. Pero no solo, la mejora lograda en las dos últimas décadas es consecuencia del cambio social que ha experimentado el país en aras de la igualdad en el mercado laboral.

Sin embargo, España tiene todavía un gran foco de desigualdad salarial en el empleo a tiempo parcial. Este empleo es ocupado de forma mayoritaria por mujeres (el 75%), en muchos casos porque tienen otras responsabilidades en el hogar como cuidar de sus hijos o sus mayores. La brecha salarial en los contratos a jornada parcial supera el 20%, el segundo peor dato de la UE, solo mejor que Croacia. Este dato evidencia que todavía quedan pendientes retos importantes para avanzar en la reducción de la jornada laboral.

El camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral ha dado otro paso adelante muy importante. La brecha salarial entre los más jóvenes se ha cerrado por completo, según los últimos datos recién publicados por Eurostat correspondientes a 2022 (año en que finalmente la economía salió de la pandemia). De hecho, se ha cerrado con tanta intensidad que las mujeres jóvenes están cobrando ya más que los hombres. En concreto, ganaron un 3,8% más que los hombres de la misma edad por cada hora trabajada.

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