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Las familias siguen comprando lo mismo en el súper a pesar de que cuesta un 30% más
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El esfuerzo de los hogares

Las familias siguen comprando lo mismo en el súper a pesar de que cuesta un 30% más

La gran escalada del precio de los alimentos no ha disuadido a las familias de mantener su mismo nivel de consumo a cambio de sacrificar ahorro y recortes en otras partidas

Foto: El precio de los alimentos no da tregua. (EFE)
El precio de los alimentos no da tregua. (EFE)
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La escalada del precio de los alimentos no ha conseguido torcer la voluntad de los hogares a la hora de hacer la compra. Y eso que se lo ha puesto bien difícil. Las familias siguen comprando la misma cantidad de alimentos en el supermercado que en el año 2019, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Las ventas minoristas en alimentación han recuperado los niveles previos al covid (con un mínimo crecimiento del 0,5%). Pero para mantener este nivel de consumo, las familias han tenido que disparar su gasto en alimentación un 30%.

Así se desprende de los últimos datos del Índice de Comercio Minorista publicado el jueves por el INE. A pesar de la gran inflación que han soportado los alimentos, y que siguen haciéndolo, los hogares no han querido renunciar a su consumo. Eso sí, tampoco lo han aumentado, ya que los precios no permiten grandes alegrías.

En el último año, el gasto de las familias en alimentación ha aumentado un 12,1% y en el año anterior el crecimiento fue del 12,5%. Eso sí, este incremento del gasto no significa que estén comprando más, sino que se llevan a casa lo mismo. Es cierto que se ha producido un ajuste en el consumo hacia productos más baratos y hacia la marca blanca, pero aun así ha sido imposible contener la subida del ticket del supermercado.

Según un estudio de Aecoc (asociación de fabricantes y distribuidores), nada menos que el 73% de los consumidores busca promociones y ofertas y un 57% compara precios entre distintas cadenas para encontrar los más competitivos. De esta forma, los consumidores consiguen encontrar algunas oportunidades para bajar el ticket medio sin dejar de consumir. Aun así, la realidad es tozuda: es imposible escapar a la inflación de los alimentos.

Foto: Comprando aceite en el supermercado. (iStock)

Los aceites se han disparado más de un 85% con el de oliva a la cabeza, tras duplicarse el precio en muchos establecimientos. La leche y los quesos han subido casi un 35%; la fruta, más de un 30%; el pan, casi un 30% y las carnes, algo más de un 27%. Es sencillamente imposible escapar de esta subida de precios y la única opción que han encontrado los hogares es cambiar su consumo hacia productos más baratos.

El ticket medio de la compra en España se sitúa en 34 euros, según Aecoc. Esto significa que, de media, los hogares pagan unos 11 euros más cada vez que visitan el supermercado para llevarse lo mismo.

El aumento del consumo está soportado por el crecimiento de la masa salarial gracias a la creación de empleo y a la tímida subida de los salarios. Según la contabilidad nacional del INE, el montante total de salarios que cobran los hogares se ha incrementado un 18% desde el año 2019. Si bien el incremento es inferior al de los precios de la alimentación, sí que ha permitido financiar dos terceras partes de este incremento del gasto.

Foto: Billetes de 50 euros.

El resto ha venido de reducción del ahorro y desplazamiento de otras partidas de gasto. Por ejemplo, el consumo de ocio y cultura se ha reducido para hacer hueco a la inflación. Los hogares van menos a restaurantes, bares o cines para así poder comprar los mismos alimentos.

La escalada del precio de los alimentos no ha conseguido torcer la voluntad de los hogares a la hora de hacer la compra. Y eso que se lo ha puesto bien difícil. Las familias siguen comprando la misma cantidad de alimentos en el supermercado que en el año 2019, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Las ventas minoristas en alimentación han recuperado los niveles previos al covid (con un mínimo crecimiento del 0,5%). Pero para mantener este nivel de consumo, las familias han tenido que disparar su gasto en alimentación un 30%.

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