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El Banco de España desmonta la esperanza del Gobierno de alcanzar el 'pleno empleo'
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La bajada del paro se frena

El Banco de España desmonta la esperanza del Gobierno de alcanzar el 'pleno empleo'

La entidad prevé que la tasa de paro siga por encima del 11% en 2025. El crecimiento del empleo será más lento que el registrado en los dos últimos años y la inmigración elevará la población activa

Foto: Imagen de una oficina de empleo en Madrid. (EFE/Luis Millán)
Imagen de una oficina de empleo en Madrid. (EFE/Luis Millán)
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El Gobierno se marcó un gran reto para la actual legislatura durante la campaña electoral del 23-J: alcanzar el pleno empleo en España. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, cifró ese objetivo en una tasa de paro del 8% y la vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz, fue más ambiciosa, bajándola al 7%. El Banco de España les ha echado un jarro de agua fría al anticipar que la reducción de la tasa de paro será lenta durante los próximos años.

Las vicepresidentas vieron que habían conseguido reducir el desempleo en 4,5 puntos en menos de tres años y pensaron que en los cuatro años siguientes podrían llevar la tasa de paro desde el 12% hasta el 8% o menos. Sin embargo, el boom del empleo que vivió España desde el final de la pandemia hasta el inicio de 2023 fue un logro difícil de repetir. Entre otras cosas porque ese crecimiento fue el rebote del millón de empleos que se destruyeron al inicio de la pandemia.

Foto: Protesta de los trabajadores de Primark el pasado invierno. (EFE/Alejandro López)

El Banco de España ha querido arrojar prudencia en las previsiones de empleo en su informe trimestral, publicado este martes. El pleno empleo es, hoy por hoy, impensable en España. Al contrario, el país se va a estancar, con una tasa de desempleo de doble dígito, lo que mantendrá a España como el país europeo con peores cifras de paro, en competencia directa con Grecia.

El BdE señala que la reducción del desempleo todavía será cuantiosa en 2023, gracias al buen ritmo del mercado laboral en el inicio del curso y al efecto arrastre del año anterior. En total, el paro bajará desde el 12,9% hasta el 12%, casi un punto menos. Sin embargo, este ritmo se frenará drásticamente en los dos próximos años: en 2024 la tasa de paro se reducirá en cinco décimas y en 2025 la caída será de apenas dos décimas. De esta forma se habrán pasado los primeros dos años y medio de la legislatura y el desempleo seguirá por encima del 11%.

Si estas previsiones son correctas, volverá a quedar patente la dificultad de España para reducir de forma estructural su tasa de paro. En ese momento, el país probablemente habrá cerrado por completo su brecha del producto, de modo que el desempleo estructural seguirá siendo de doble dígito.

Hay dos factores que determinan la dificultad para seguir bajando la tasa de paro. El primero es que el ritmo del mercado laboral se ha frenado en los últimos meses por la desaceleración de la economía y prolongará esta situación durante los próximos años. El Banco de España estima que el empleo (en horas trabajadas) pasará de crecer un 4,1% en 2022 a crecer por debajo del 1,5% hasta 2025. "El mercado laboral va a seguir siendo dinámico en los próximos años, pero se va a ver limitado por el desempeño de la actividad económica", explica Ángel Gavilán, director de Economía y Estadística del Banco de España.

Un crecimiento ralentizado implica un pobre comportamiento del empleo. Y ese es el mejor escenario posible, ya que si el empleo creciese mucho significaría que la productividad por trabajador caería rápidamente. En definitiva, los crecimientos del empleo por encima del PIB no se van a repetir, al contrario, la actividad económica crecerá algo más rápido que el empleo.

El segundo factor es la recuperación de los flujos migratorios tras la pandemia. Las previsiones del INE anticipan que España recibirá un flujo migratorio neto de 1,5 millones de personas entre 2022 y 2025. Esta llegada de mano de obra foránea ayudará a cubrir las vacantes actuales, los trabajadores que se jubilen y los puestos de trabajo futuros que se vayan creando, pero también dificultará la reducción del paro.

Foto: Acto de la Policía Municipal de Madrid. (Europa Press/Eduardo Parra)

Además, hay un tercer factor que el BdE no señala, pero que es clave en la elevada tasa de paro estructural de España: el desajuste entre la mano de obra ofrecida y la demandada. En España hay más de 750.000 personas que llevan más de dos años en paro. Si se tiene en cuenta el elevado ritmo de creación de empleo de los últimos años y los puestos vacantes de las empresas, un alto porcentaje de estos desempleados no habrá querido aceptar estas ofertas de trabajo. Las causas son numerosas, la resistencia a la movilidad geográfica hacia los territorios en los que hay empleo, los bajos salarios ofrecidos, la inadecuación del empleo ofrecido para la cualificación del parado, la escasa voluntad de trabajar…

Esto explica que la inmigración sea necesaria para cubrir los nuevos puestos de trabajo, incluso en un país con un desempleo que supera el doble dígito de forma estructural. En definitiva, la lucha contra el desempleo no consiste únicamente en crear empleo, sino en mejorar las condiciones de los puestos de trabajo, desincentivar el paro y la inactividad voluntarias o mejorar la relación entre oferta y demanda de mano de obra. Una tarea que atañe a los gobiernos, pero también a los agentes sociales y que debe abordarse como uno de los grandes desafíos que tiene el país por delante.

El Gobierno se marcó un gran reto para la actual legislatura durante la campaña electoral del 23-J: alcanzar el pleno empleo en España. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, cifró ese objetivo en una tasa de paro del 8% y la vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz, fue más ambiciosa, bajándola al 7%. El Banco de España les ha echado un jarro de agua fría al anticipar que la reducción de la tasa de paro será lenta durante los próximos años.

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