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Occidente respira: la energía es más barata que hace un año en 3 de cada 4 países de la OCDE
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EL OCASO DE LA CRISIS ENERGÉTICA

Occidente respira: la energía es más barata que hace un año en 3 de cada 4 países de la OCDE

Electricidad, gas y combustibles se desploman un 9,6% desde junio de 2022 e impulsan la moderación de la inflación, que se sitúa en el 5,7%. España es uno de los más beneficiados

Foto: Estación compresora de gas en Mallnow (Alemania). (EFE/Filip Singer)
Estación compresora de gas en Mallnow (Alemania). (EFE/Filip Singer)

Tras dos años agónicos por la crisis energética, Occidente por fin respira. La electricidad, los combustibles y el gas ya son más baratos que hace un año en el 70% de los países ricos. La espectacular caída de los precios de este último, que se ha dejado un 90% de su valor en el mercado europeo desde los máximos del pasado verano, es la gran responsable de este alivio, que constituye el principal factor de la esperadísima moderación de la inflación. España aparece como uno de los Estados más beneficiados.

De las 38 naciones que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 27 ya tienen una energía más accesible que hace 12 meses, y solo en 11 los precios han seguido subiendo. Así lo corrobora el informe sobre la inflación de junio que la institución con sede en París ha publicado este jueves. De media, la electricidad, el gas y los combustibles ya están un 9,6% por debajo de los niveles del año pasado, aunque este alivio resulta mucho más suave en la Unión Europea (-4,1%), principalmente por el encarecimiento en varios países del este.

En líneas generales, se aprecia un patrón muy claro: las naciones que más dependían del gas ruso —y que, por tanto, han tenido que hacer un mayor esfuerzo económico para independizarse del suministro del Kremlin— son las que más dificultades están teniendo para revertir la tendencia alcista iniciada tras la pandemia y agravada por la guerra en Ucrania. En Hungría, por ejemplo, la energía se ha disparado un 27,6% en el último año, mientras que otros Estados que recibían grandes cantidades de Moscú, como la República Checa, Eslovaquia, Polonia, Alemania, Italia o Austria, también pagan más que hace 12 meses.

Sin embargo, la tendencia generalizada apunta a un alivio, que coge más fuerza si se excluye a Europa de la ecuación. Un dato: de los 11 países donde la energía continúa encareciéndose, solo tres no están en el Viejo Continente, Colombia, Australia y Chile. Dentro del bloque comunitario, España es el segundo país más beneficiado por el nuevo contexto, solo por detrás de Bélgica: los consumidores nacionales pagan por la electricidad, el gas y los combustibles un 24,9% menos que hace un año, gracias a la posición de partida más favorable —una menor dependencia de Rusia— y a las medidas impulsadas por el Gobierno, como la excepción ibérica. Sin embargo, la palma se la lleva Turquía, con un espectacular abaratamiento del 27,1%.

Más allá del dato estático, lo importante es la inercia. Y lo cierto es que evolución durante los últimos meses se muestra muy favorable para el bolsillo de los ciudadanos, después de dos años con un incremento de las facturas sin precedentes en medio siglo. La caída de junio prácticamente dobla a la de mayo (-5,6%) y se acerca a un ritmo de doble dígito, lo que indica que el repliegue de los precios está siendo casi tan rápido como su escalada.

Esto es así por dos razones. Por un lado, el efecto base hace que, al comparar los datos con los niveles del verano pasado, cuando la volatilidad era máxima y se batieron varios récords históricos, la caída sea más pronunciada de la que realmente se está produciendo. Por el otro, las materias primas energéticas presentan una gran oscilación, por lo que no se tienen en cuenta a la hora de calcular la inflación subyacente, que es la que están mirando con lupa los bancos centrales para decidir las subidas de los tipos de interés que tanto preocupan a las familias.

Foto: Gasoducto Medgaz, a su paso por Almería. (Reuters/Jon Nazca)

Ahí está, ahora mismo, la madre de todas las batallas. Mientras el índice de precios de consumo (IPC) del conjunto de los 38 países de la OCDE se sigue moderando a gran velocidad, al pasar del 6,5% de mayo al 5,7% de junio, la inflación subyacente, que ya le dio el sorpaso hace unos meses, no se reduce al mismo ritmo, y continúa encaramada en un peligroso 6,6%. La segunda se repliega solo tres décimas y la primera lo hace hasta ocho, al incorporar el efecto del abaratamiento de la energía. En Estados Unidos, por ejemplo, el IPC general ya está en el 3%, pero superaría el 4% si no se tuviese en cuenta la aportación negativa de la factura energética, que supera el punto porcentual.

La espiral inflacionista se está frenando, pero, a diferencia de lo que pasó en la fase alcista, cuando la escalada de la electricidad, el gas y los combustibles contagió rápidamente al conjunto de los bienes y servicios, en esta fase de moderación el repliegue no se está trasladando de la misma manera. La tensión de precios todavía se encuentra muy incrustada en la economía, pero al menos las familias pueden respirar cuando miran el recibo de la luz.

Tras dos años agónicos por la crisis energética, Occidente por fin respira. La electricidad, los combustibles y el gas ya son más baratos que hace un año en el 70% de los países ricos. La espectacular caída de los precios de este último, que se ha dejado un 90% de su valor en el mercado europeo desde los máximos del pasado verano, es la gran responsable de este alivio, que constituye el principal factor de la esperadísima moderación de la inflación. España aparece como uno de los Estados más beneficiados.

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