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El IPC inicia el camino de regreso: vuelve a subir hasta el 2,3% y anticipa el fin del efecto base
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ESPAÑA MANTIENE DATOS ENVIDIABLES EN LA UE

El IPC inicia el camino de regreso: vuelve a subir hasta el 2,3% y anticipa el fin del efecto base

La inflación general se apunta cuatro décimas en julio tras agotarse el sesgo estadístico que favoreció la moderación de los precios durante los últimos meses. La subyacente escala al 6,2%

Foto: Unos huevos. (iStock)
Unos huevos. (iStock)

España tiene la inflación más baja entre las grandes economías de la zona euro, y esto seguirá siendo así durante los próximos meses. Pero el Gobierno en funciones ya no podrá seguir celebrando la moderación de los precios que, con algún repunte aislado, nos ha acompañado desde hace un año. El efecto base se ha acabado; con su agotamiento, se inicia una segunda mitad de 2023 que se caracterizará, con toda seguridad, por una subida de la inflación interanual de aquí a que nos tomemos las uvas. El índice de precios de consumo (IPC) ha iniciado el camino de regreso, al apuntarse cuatro décimas en julio, hasta el 2,3%, según el indicador adelantado que se ha conocido este viernes.

Siguen siendo datos envidiables, sobre todo si se tiene en cuenta que hace un año la inflación marcaba un récord del 10,8%. Pero, precisamente por eso, a partir de ahora el sesgo estadístico que había beneficiado la moderación del IPC se esfumará: ya no se compararán los precios con los de la escalada sin precedentes que se vivió al inicio de la guerra de Ucrania, sino con los de la desescalada que tuvo lugar tras el verano pasado. Y eso significa que las subidas mensuales de la inflación —que no han desaparecido, salvo en algunos meses aislados, durante estos dos años de crisis inflacionista— se volverán a traducir en alzas interanuales, la referencia utilizada por todos para medir la salud de los precios.

El IPC general irá en aumento durante los próximos meses, pero no está tan claro lo que va a pasar con la inflación subyacente, que elimina el efecto de los elementos más volátiles, como la energía o los alimentos no elaborados. Este indicador se mantuvo prácticamente estable durante el tercer trimestre del año pasado, por lo que la desaparición del efecto base no le afectará. En cualquier caso, en junio pasó del 5,9% al 6,2% interanual, pese a mantenerse estable durante los últimos 30 días.

En el caso del índice general, solo se ha apuntado una décima en el último mes, frente a las seis de junio y a las tres de media desde que empezó el año, lo que muestra una gran paradoja que es probable que nos acompañe en lo que queda de 2023: el crecimiento de los precios tenderá a frenarse mes a mes, pero el IPC interanual crecerá por culpa del citado efecto base.

"El dato adelantado del IPC de julio apunta a una progresiva estabilización de los precios, con la inflación en el entorno del 2% y la subyacente en el entorno del 6%", ha destacado la vicepresidenta primera en funciones, Nadia Calviño. Todos los expertos auguran que España no volverá a sufrir un aumento de los precios como el que vivió en 2022, pero lo cierto es que el agotamiento del efecto base, más que estabilización, traerá una suave tendencia al alza de aquí a final de año.

Sin noticias de los alimentos

En cuanto a los elementos que más incidencia tuvieron en este incremento, el Instituto Nacional de Estadística (INE) no da demasiados detalles, a la espera del dato revisado que se conocerá dentro de dos semanas: "Esta evolución es debida, principalmente, a la subida de los precios de los carburantes, que bajaron en julio de 2022, a que el descenso en vestido y calzado ha sido menor que el del año anterior y a que los paquetes turísticos han subido más que en julio del año pasado. Destaca también, aunque en sentido contrario, el descenso de la electricidad y del gas, frente a la subida en julio de 2022". Llama la atención la ausencia de una referencia a la evolución de los alimentos, que es la que más preocupa a los ciudadanos en este momento, lo que hace pensar que su impacto no ha sido significativo.

Foto: El precio de los alimentos sigue impulsando el IPC. (EFE/Javier Lizón)

Con la estabilidad recuperada en los mercados energéticos, los efectos de la crisis mundial de los cereales y de la pronunciada sequía que vive nuestro país constituyen las mayores incertidumbres para el desempeño de la inflación durante los próximos meses. De momento, lo que está claro es que el dato interanual del 1,9% que se registró en junio solo era un espejismo. Tras el final del efecto base, España permanecerá unos cuantos meses por encima del objetivo de estabilidad de precios (2%) que se ha marcado el Banco Central Europeo (BCE). Aunque cuando se compara el IPC nacional con el 6,7% de Italia, el 6,8% de Alemania o el 5,3% de Francia, esto casi parece una anécdota.

España tiene la inflación más baja entre las grandes economías de la zona euro, y esto seguirá siendo así durante los próximos meses. Pero el Gobierno en funciones ya no podrá seguir celebrando la moderación de los precios que, con algún repunte aislado, nos ha acompañado desde hace un año. El efecto base se ha acabado; con su agotamiento, se inicia una segunda mitad de 2023 que se caracterizará, con toda seguridad, por una subida de la inflación interanual de aquí a que nos tomemos las uvas. El índice de precios de consumo (IPC) ha iniciado el camino de regreso, al apuntarse cuatro décimas en julio, hasta el 2,3%, según el indicador adelantado que se ha conocido este viernes.

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