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El debate de las horas trabajadas en España: ¿se están maquillando las cifras de empleo?
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Crecen menos que el empleo

El debate de las horas trabajadas en España: ¿se están maquillando las cifras de empleo?

El 'boom' del empleo que está viviendo España ha despertado dudas porque el PIB ha crecido mucho menos. Se trata de una tendencia de toda Europa que está ayudando a la recuperación económica

Foto: Imagen de una obra en Zaragoza. (EFE)
Imagen de una obra en Zaragoza. (EFE)
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España superó en el segundo trimestre del año la barrera de los 21 millones de ocupados. El país ha vivido un auténtico boom del empleo desde el segundo trimestre de 2021 hasta el punto de que ha dado trabajo a casi 1,5 millones de personas. Sin embargo, los datos del PIB no son tan positivos, ya que el nivel agregado de producción sigue siendo similar al que había antes de la pandemia. En este periodo el empleo ha crecido un 2,4%, mientras que el PIB apenas ha aumentado un 0,4%.

Más sorprendente es que España haya superado holgadamente el nivel de producción que llegó a tener en la burbuja inmobiliaria (con un crecimiento del 7%), pero que todavía no haya conseguido recuperar el nivel de empleo efectivo de 2008, ni en puestos de trabajo (está un 1,7% abajo), ni en horas trabajadas (son un 7,5% menos). ¿Cómo es posible? La respuesta es sencilla y no es la manipulación de las estadísticas, sino que las horas trabajadas han crecido poco y la productividad ha crecido notablemente.

El 'boom' del empleo

Este crecimiento del empleo muy por encima de las horas trabajadas no es exclusivo de España, sino que es una constante en toda Europa. En el conjunto de la eurozona, el número de trabajadores ha aumentado un 3% desde que comenzó la pandemia, mientras que las horas trabajadas han aumentado la mitad, un 1,5% (datos hasta el primer trimestre). Se trata de una brecha de un punto y medio entre los dos indicadores, una cifra similar a la española. El principal motivo que explica este cambio es que las empresas se asustaron tras la pandemia por la dificultad para cubrir sus puestos de trabajo. Este temor a las vacantes (que se dispararon en muchos países) empujó a las empresas a realizar acopio de trabajadores. Además, en un contexto de alta inflación, pudieron trasladar estos costes laborales a sus clientes, de modo que mantuvieron o aumentaron sus márgenes de beneficio.

Pero sí hay un fenómeno exclusivo de España en este boom del empleo, y es el cambio estructural que se produjo en el mercado de trabajo tras la reforma laboral de Mariano Rajoy del año 2012. Este cambio, que introdujo mayor flexibilidad en el mercado laboral, ha permitido que España sea capaz de crear empleo con niveles muy bajos de crecimiento. E incluso, destruyendo actividad es capaz de crear empleo, como ha demostrado durante la pandemia. Esta reforma permitió dar más estabilidad al mercado laboral frente a los ciclos económicos, cambio que se ha consolidado tras la reforma de Pedro Sánchez, que ha incorporado más mecanismos de flexibilidad interna.

Las horas trabajadas

Las horas trabajadas, por el contrario, han crecido a un ritmo inferior y, lejos del maquillaje estadístico, hay una panoplia de razones que lo explican. La primera es que en los últimos años se ha producido una reducción en la jornada laboral en casi todos los sectores como consecuencia del auge de las demandas sindicales. La semana de cuatro días todavía es una utopía para muchas empresas, pero los convenios colectivos van incorporando una reducción paulatina del tiempo de trabajo. Por ejemplo, los del sector servicios firmados en 2022 contemplaban una jornada anual para los trabajadores un 0,6% inferior a los convenios de 2019.

Otro de los motivos que explica la caída del número de horas trabajadas es el auge del empleo a tiempo parcial en la última década. En el año 2008 había 2,4 millones de empleados con un contrato a tiempo parcial, actualmente son más de 2,8 millones y antes de la pandemia llegaron a ser casi 3 millones. Estos empleos de pocas horas explican parte del comportamiento diferente de los dos indicadores.

En los últimos años, se ha reducido el número de trabajadores a tiempo parcial que aceptan este tipo de contratos porque no encuentran un empleo mejor, son un 13% menos que antes de la pandemia (200.000 menos). Por el contrario, ha aumentado mucho el número de trabajadores que tienen contratos parciales porque también estudian (un 34% más) y los que compaginan el trabajo con el cuidado de niños o mayores a su cargo (un 19% más). Esto es, la parcialidad ya no crece porque las empresas estén ofreciendo trabajos peores, sino que se debe a que muchos trabajadores no están disponibles para tener una jornada a tiempo completo.

Otro de los motivos por los que no se ha recuperado el número de horas trabajadas es porque se ha reducido mucho el número de autónomos y pequeños empresarios. La pandemia obligó a bajar la persiana a muchos de estos negocios precarios que aportaban escaso valor añadido. Y esto tiene un efecto composición importante, ya que los trabajadores con jornadas laborales más largas son precisamente estos. Por ejemplo, la jornada media de un autónomo es de 44 horas semanales, y la de los pequeños empleadores, de 45 horas, mientras que los asalariados se quedan en 37 horas de media.

Así, a medida que se reduce el número de autónomos y pequeños empresarios, se reduce también la jornada media de trabajo. En España, los autónomos y pequeños empresarios eran casi el 18% de los ocupados durante la burbuja inmobiliaria, cayeron al 16% antes de la pandemia y ahora son apenas el 15%.

Otro efecto composición importante es el del empleo público, que ha crecido más que el privado desde que comenzó la pandemia. Los trabajadores públicos trabajan menos horas a la semana gracias a los convenios que han ido alcanzando con las diferentes administraciones. Hasta el punto de que la jornada media es ya de menos de 35 horas, frente a las casi 37 horas del sector privado.

Foto: Imagen de un trabajador de la construcción. (Efe)

Por último, hay otro factor importante: las ausencias en el puesto de trabajo. Estas han aumentado mucho en los últimos tres años por dos motivos: las bajas por enfermedad y el alargamiento de los permisos de paternidad. Entre las dos causas hubo más de 1,4 millones de trabajadores que pararon a lo largo del segundo trimestre del año.

Todos estos factores explican la lenta recuperación de las horas trabajadas y son comunes a la mayor parte de países europeos. No hay motivos ocultos ni maquillaje estadístico, ya que el INE ofrece todos los datos necesarios para conocer lo que está pasando.

El avance de la productividad

Esta lenta recuperación de las horas de trabajo no ha impedido que el PIB se haya recuperado hasta máximos históricos. La explicación está en el crecimiento de la productividad. Desde los máximos de la burbuja, la producción por trabajador ha aumentado un 8% y la producción por hora trabajada, un 14%. Esto explica que haya sido posible mantener el crecimiento sin aumentar el trabajo total realizado.

Si se compara con los datos previos a la pandemia, la productividad por trabajador ha caído un 4% debido al gran crecimiento de la ocupación, pero la productividad por hora trabajada ha aumentado un 0,5% hasta situarse en máximos históricos. De esta forma, la mala noticia de las horas trabajadas se compensa con un crecimiento de la producción que genera cada trabajador.

En buena medida, este incremento de la productividad desde los años de la burbuja no es consecuencia de una gran mejora interna de cada sector, sino a una recomposición de la economía española. La construcción, que era el gran motor de la actividad hasta 2008, genera una productividad muy baja. De este modo, a medida que los trabajadores de la construcción se iban al paro, aumentaba la productividad.

Este efecto composición se está repitiendo en los últimos años gracias al crecimiento de los servicios de alto valor añadido. Esto es, tecnologías de la información y la comunicación (TIC), ingenierías, ciencia, consultoría, abogacía, etc.

Todos estos fenómenos explican que el número de horas trabajadas se esté recuperando más lentamente que el PIB y que el empleo total. Es probable que este exceso de capacidad que han construido las empresas suponga un crecimiento más lento del empleo a futuro. Pero, a día de hoy, lo que está ayudando es a consolidar la recuperación económica, ya que la creación de empleo se traduce en mayor consumo de los hogares y mejora de su confianza. No en vano, el 27% de las personas que comenzaron el año en paro consiguieron un empleo a lo largo del segundo trimestre del año.

Un informe reciente del Banco de España señala que el aumento de la estabilidad laboral y la reducción de la percepción de inseguridad en el empleo habría provocado un crecimiento del consumo del 0,2%, lo que supone entre 1.500 y 2.000 millones de gasto más al año. En definitiva, la creación de empleo está sirviendo para acelerar la recuperación económica, aunque el ritmo de las horas trabajadas vaya algo más lento.

España superó en el segundo trimestre del año la barrera de los 21 millones de ocupados. El país ha vivido un auténtico boom del empleo desde el segundo trimestre de 2021 hasta el punto de que ha dado trabajo a casi 1,5 millones de personas. Sin embargo, los datos del PIB no son tan positivos, ya que el nivel agregado de producción sigue siendo similar al que había antes de la pandemia. En este periodo el empleo ha crecido un 2,4%, mientras que el PIB apenas ha aumentado un 0,4%.

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