El Gobierno prevé que la interconexión millonaria de hidrógeno estará infrautilizada en 2030

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el pasado 9 de diciembre de 2022 que la interconexión entre Barcelona y Marsella, denominada H2Med, para transportar a Europa hidrógeno verde estaría lista al final de esta década y sería capaz de transportar dos millones de toneladas de este nuevo combustible verde al año. Dicho proyecto, que se presentó en una cumbre europea en presencia del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, supone un coste global de 2.500 millones de euros, según expuso la Moncloa.

Seis meses más tarde, la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que proyecta la hoja de ruta energética de España hasta 2030, arroja unas cifras de producción de hidrógeno verde que están muy lejos de cubrir la capacidad de esta megainfraestructura, de la que aún no se ha explicitado quién asumirá el coste de la misma.

El PNIEC, que ha salido a información pública este miércoles, hace mención de este corredor ibérico de hidrógeno, pero sin ninguna referencia a cuánto se utilizará. En cualquier caso, la hoja de ruta energética del Gobierno prevé 11 GW de electrolizadores para la producción de hidrógeno renovable. Aunque tampoco ofrece cifras de cuántos kilos generan esos electrolizadores, varios expertos señalan que, en el mejor de los casos (8.000 horas de funcionamiento del electrolizador al año), España produciría en 2030 entre 1,5 y 1,6 millones de toneladas al año.

Esta cifra de producción, en cualquier caso, es una previsión muy optimista, ya que tanto la eólica como la fotovoltaica generan hasta 2.000 y 1.800 horas al día, lo que reduciría dicha producción de hidrógeno verde, aunque hay diversos proyectos que aseguran que producirán 8.000 horas al año gracias a PPA por esos tiempos, algo a día de hoy realmente complicado.

En cualquier caso, la mayoría del hidrógeno, esos 1,5 millones de toneladas como máximo, se utilizará para uso doméstico o para otros combustibles como el amoniaco verde o el metanol verde. Cepsa, que cuenta con el mayor proyecto de Europa en Andalucía, ya ha anunciado que buena parte del mismo lo utilizará para sus propias refinerías en Huelva y Cádiz, y el resto lo convertirá en amoniaco para exportarlo por barco. También Reolum, otro de los proyectos más ambiciosos del continente ubicado en La Robla (León), pretende exportar o por barco o por tren en forma de e-metanol.

Otro de los que ha anunciado proyectos muy importantes de producción de hidrógeno es la naviera Maersk. De nuevo, su propósito es convertirlo en metanol verde para mover sus propios buques de mercancías. Iberdrola también se ha lanzado a la producción de hidrógeno verde, pero en su caso es para dar este combustible a Fertiberia en Puertollano y Huelva. Otro de los proyectos emblemáticos, como el de Acciona, Enagás, Cemex y el IDAE en Mallorca está destinado a mover los autobuses de la isla.

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Esto demuestra que la mayoría de los proyectos anunciados no cuentan con exportar hidrógeno vía hidroducto. De esta manera, las propias previsiones del Gobierno hacen que el proyecto de unir por tubo sumergido Barcelona y Marsella apunte a estar, al menos en 2030, muy infrautilizado.

Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica rechazaron dar cifras de cuánto hidrógeno podría transportar el BarMar al final de esta década. "La construcción del H2Med es una infraestructura pensada para muy largo plazo y no quiere decir que vaya a operar desde el inicio a máxima capacidad", destacan fuentes de esta cartera gubernamental. "Es prematuro poder avanzar esa demanda porque estará en consonancia con la demanda que proceda de la Unión Europea", añaden.

Dudas de su viabilidad

Sea como fuere, diversas fuentes del sector energético dudan de la viabilidad que pudiera tener este macroproyecto, anunciado en plena crisis energética y mientras Europa libra una guerra económica contra Rusia, uno de los principales suministradores energéticos de Europa hasta que invadió Ucrania y principal culpable de la inflación y la consiguiente subida de los tipos de interés en el continente.

Entre los expertos del sector, hay quien duda de que los plazos, 2030, se puedan cumplir y quien directamente considera que no tiene viabilidad, con lo que lo más probable es que se acabe descartando. Opinan así porque entienden que tendrá un fuerte coste que en última instancia podrían tener que asumir los consumidores o los ciudadanos.

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A su entender, enviar hidrógeno verde de España al norte de Europa no está justificado desde el punto de vista económico, ya que al coste de la materia prima, el hidrógeno, habrá que añadir los peajes por el uso del hidroducto, que deberán ser altos, debido a que solamente la industria estará interesada en este combustible renovable. A diferencia de las conexiones de gas, esta debería ser financiada por quien la use. Al no transportar gas, difícilmente se podrá justificar que su coste se añada en la factura de los consumidores gasistas españoles, como se hizo con otras infraestructuras en el pasado. Además, consideran que el hidrógeno se puede producir desde el punto de uso, algo que no ocurría con el gas natural. Y sostienen que el menor coste solo podría proceder de que la electricidad sea más barata en España, un coste que tiende a converger en Europa gracias a las interconexiones eléctricas.

Hay otros expertos que van más allá y creen que, si realmente España es capaz de producir hidrógeno a mejor precio que el resto de Europa, no tiene sentido construir una megainterconexión, que incluso podría ser subvencionada vía presupuestos generales del Estado, para ayudar a la industria alemana. En este escenario, creen que la mejor estrategia para el país es tratar de que la industria del norte se deslocalice en el sur por los menores costes energéticos y la mano de obra más barata.

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Por si todo esto fuera poco, hace menos de un mes, Italia, Austria y Alemania anunciaban el desarrollo de un corredor entre estos tres países para mover incluso más hidrógeno que por la vía ibérica. Además, con posibilidad de conectarlo a Argelia. Es decir, una competencia añadida que aún genera más dudas de la viabilidad del H2Med. Sin olvidar la pelea que libraron España y Francia, ya que el país galo también quiere producir hidrógeno a partir de su nuclear, lo que podría cerrar el paso a parte del producto bombeado desde la península.

Quien más interés ha mostrado hasta ahora en construir este viaducto es Enagás. El gestor técnico del sistema podría ser uno de los grandes beneficiados de levantar esta infraestructura. Sin embargo, por ahora nadie ha dicho que lo vaya a hacer a riesgo (contando con recuperar la inversión gracias a los peajes de los compradores del hidrógeno), sino que estaría buscando garantías de Estado para que este venga con el aval o de los consumidores (pago vía factura) o de los ciudadanos (pago con presupuestos generales del Estado).