Es noticia
ArcelorMittal, hidrógeno verde y España: ¿y si el tesoro renovable está en el mar del Norte?
  1. Mercados
  2. Ibex Insider
IBEX INSIDER

ArcelorMittal, hidrógeno verde y España: ¿y si el tesoro renovable está en el mar del Norte?

El hidrógeno verde todavía encierra demasiadas incógnitas sobre su uso masivo debido al elevado coste de producción, aunque el precio de las renovables para fabricarlo baja gracias a los avances tecnológicos

Foto: Ursula von der Leyen. (Reuters/Yves Herman)
Ursula von der Leyen. (Reuters/Yves Herman)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El pasado lunes 24 de abril tuvo lugar la segunda cumbre del mar del Norte en la ciudad belga de Ostende. La importancia de la cita puede medirse por la presencia de líderes europeos, con la presidenta Ursula von der Leyen a la cabeza, flanqueada por el primer ministro anfitrión, Alexander de Croo; el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz. El motivo fue la presentación del acuerdo alcanzado por nueve países europeos (junto a Dinamarca, Países Bajos, Irlanda, Luxemburgo, Reino Unido y Noruega) por el que se comprometen a tener 120 GW de energía eólica marina para 2030, y hasta 300 GW durante los próximos 25 años.

La guerra Rusia-Ucrania ha puesto patas arriba el tablero geopolítico de la región. La Unión Europea ha tenido que replantear su modelo energético en clave de soberanía, ante la dependencia de las importaciones, más allá de los compromisos por consumir menos combustibles fósiles. Ese titánico reto (la potencia instalada ahora es 30 GW) cuenta con la participación de más de 100 compañías (solo dos españolas, Acciona e Iberdrola), pero sus resultados no serán inmediatos. Hace falta mucho dinero, así como capacidad industrial para fabricar turbinas (triplicar la actual) y más mano de obra cualificada (será necesario cubrir más de 150.000 nuevos puestos de trabajo).

Foto: El presidente de la constructora Urbas, Juan Antonio Acedo. (EFE/Sergio Cueto)

Para acelerar en la construcción de esa autonomía estratégica hará falta que se estandaricen tecnologías, producción, seguridad y modelos de financiación, aspectos que recoge la hoja de ruta de esta alianza de países del mar del Norte. La apuesta será transformadora si alcanza sus objetivos, sobre todo gracias a que el factor de planta o capacidad (utilización media respecto a su potencial nominal) de la energía eólica marina puede alcanzar el 40-50%, lo que significaría que, en 2030, los 120 GW instalados serían capaces de producir hasta 525 TWh anuales, equivalentes a casi a un tercio de la electricidad consumida por los nueve países participantes en 2022.

Este club energético, rememorando aquel acuerdo del carbón y el acero que plantó las bases de la nueva Europa, también se compromete a ampliar y mejorar la interconectividad de sus redes eléctricas. Los países del sur, también con kilómetros de costa en otros mares, están fuera. España vuelve a quedarse descolgada en un momento crucial en la toma de decisiones. El plan elaborado por el Ministerio de Transición Ecológica a finales de 2021 para el desarrollo de la eólica marina, con un objetivo de tener entre 1-3 GW para 2030 y con 200 millones para prototipos y ensayos, es papel mojado ante la dimensión del proyecto impulsado por los socios del mar del Norte.

En muy poco tiempo, España ha cambiado la eólica marina por el hidrógeno verde como nueva gran palanca renovable. Las urgencias (escalada del precio del gas natural) marcan el paso. Tanto que ya somos el país donde, al calor de las subvenciones de los fondos europeos, se desarrollan el 20% de los proyectos de esta tecnología en el mundo, solo por detrás de EEUU. Estas magnitudes (impropias) rememoran tiempos pasados no muy lejanos, cuando lideramos el avance de la industria eólica y terminamos siendo responsables de una burbuja que reventó en 2014, un colapso que todavía colea en forma de millonarios arbitrajes internacionales contra el Reino de España.

Foto: Presentación del plan de transformación de Cepsa en el Campo de Gibraltar. EFE A.Carrasco Ragel. Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Andalucía se alía con el hidrógeno verde
José Luis Losa

El hidrógeno verde todavía encierra demasiadas incógnitas sobre su uso masivo debido al elevado coste de producción, aunque el precio de las renovables para fabricarlo baja gracias a los avances tecnológicos. Aunque esta tecnología encierra demasiadas incógnitas, por el esfuerzo al que obliga a sus potenciales consumidores industriales y por la incertidumbre de precios a largo plazo, nuestro país se ha entregado al sueño del hidrógeno verde como el nuevo salvavidas renovable, tanto para nuestras necesidades de consumo como para un potencial negocio de exportación, obviando la ingente infraestructura de transporte y almacenamiento que haría falta construir.

Para ese desarrollo del hidrógeno verde, España confía en las posibilidades derivadas del extraordinario despliegue de energía fotovoltaica alcanzado durante los últimos años, como si tuviéramos una ventaja renovable en comparación con el resto de Europa. Y, aunque es obvio que gozamos de más sol que la mayoría de países, no implica demasiado si tenemos en cuenta que el factor de carga de la fotovoltaica en nuestro país no llega al 20%. Es decir, que se producen unas 1.600 horas al año de media según los datos recogidos por Redeia en 2022, lo que implicaría que 1 MW eólico marino genera hasta 2,5 veces más energía que 1 MW fotovoltaico.

Con estos números bajo el brazo, pensar que España tiene algún tipo de ventaja competitiva a la hora de producir hidrógeno verde es más que cuestionable, y más aún si el objetivo es exportarlo a los grandes consumidores industriales del norte de Europa, que, además, obligará a inversiones mil millonarias en gaseoductos como el H2Med. Al contrario, los países de la coalición del mar del Norte han manifestado su interés en producir a gran escala, marítima y terrestre, hidrógeno verde, por el impacto transformador que puede tener en sus industrias y economías. Más aún, ellos también confían en que su capacidad de producción les permitirá vender esta renovable.

Foto: Parque eólico de Prenzlau, Alemania. (Getty/Sean Gallup)

Mientras tanto, no es tan obvio que los números del hidrógeno verde salgan ni siquiera a golpe de subvenciones. El pasado 4 de abril, el Gobierno aprobó una inyección de 450 millones de euros a la multinacional ArcelorMittal para que invierta en una nueva planta de producción en Asturias con capacidad para 2,3 millones de toneladas anuales mediante esta tecnología renovable. Pese al deseo político para que salga adelante, dado que el Perte de Descarbonización Industrial depende en exclusiva de este proyecto, EEUU también compite en facilidades (financieras y burocráticas) para que la acerera instale allí su nueva planta. Lo verde también es geopolítica.

El pasado lunes 24 de abril tuvo lugar la segunda cumbre del mar del Norte en la ciudad belga de Ostende. La importancia de la cita puede medirse por la presencia de líderes europeos, con la presidenta Ursula von der Leyen a la cabeza, flanqueada por el primer ministro anfitrión, Alexander de Croo; el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz. El motivo fue la presentación del acuerdo alcanzado por nueve países europeos (junto a Dinamarca, Países Bajos, Irlanda, Luxemburgo, Reino Unido y Noruega) por el que se comprometen a tener 120 GW de energía eólica marina para 2030, y hasta 300 GW durante los próximos 25 años.

Ibex Insider Ursula von der Leyen Energías renovables
El redactor recomienda