Moncloa anuncia un megaplan inversor para España (10.000 M) de la mayor naviera del mundo
Fuentes del Gobierno señalan que están trabajando con la multinacional de transporte marítimo Maersk en un proyecto estratégico de país para convertir España en un referente de combustible de buques sostenibles
La Moncloa ha anunciado que trabaja con la mayor empresa de transporte marítimo de mercancías del mundo, Maersk, para atraer a España un megaplán inversor planteado por la firma danesa. Fuentes del Gobierno estiman que podría movilizar una inversión global de 10.000 millones de euros hasta 2030.
Según el propio ejecutivo español, la cotizada (casi 300.000 millones de capitalización bursátil) quiere establecer seis hubs a nivel mundial donde aprovisionarse de combustibles sostenibles, para lo que se ha propuesto renovar toda su flota de buques hasta 2040.
Desde el Gobierno entienden que este es un proyecto estratégico de país con amplias posibilidades. Para la Moncloa, si el proyecto de Maersk sale adelante, España se puede convertir en un nudo logístico de aprovisionamiento de combustibles marítimos sostenibles a nivel mundial, y ello podría contribuir a redirigir los flujos marítimos con mayor peso de la península Ibérica.
De hecho, estima que el plan de la naviera puede generar 40.000 empleos en la construcción de infraestructuras que inducirían otros 40.000 empleos indirectos. A lo anterior habría que sumar otros 4.000 empleos fijos por este plan (84.000 trabajos en total). Se trabaja con dos potenciales ubicaciones para las fábricas de combustibles fósiles en España, ubicadas en Andalucía y Galicia. Desde el Gobierno socialista aseguran que en el proyecto también están implicadas tanto la Xunta de Galicia como la Junta de Andalucía, ambas gobernadas por el PP.
La Moncloa cree que hay grandes posibilidades de que el proyecto de Maersk salga adelante. Sin embargo, señala que tendrán que trabajar para acompañar a la naviera de aquí a junio, momento en que prevé la decisión final. En este proceso habrán de superar incertidumbres de tipo tecnológico y lograr la financiación global del proyecto. Este mismo jueves se reúne la cúpula de Maersk con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para firmar un memorando de entendimiento. En el plan estarán implicados los ministerios de Industria, Transportes y Transición Ecológica.
La idea de la Moncloa es que el Gobierno pueda dar el máximo de ayudas posibles, siempre cumpliendo con la normativa europea de ayudas de Estado. No obstante, al tratarse de proyectos relacionados con renovables e hidrógeno, creen que habrá más flexibilidad de Bruselas. En este sentido, consideran que el plan de Maersk podría ser potencialmente beneficiario de ayudas incluidas en diversos Pertes, como el de la descarbonización de la industria, en del hidrógeno o el naval. Aunque el proyecto a nivel inversor lo liderará Maersk, el Gobierno se plantea entrar como inversor del plan. Además, La Moncloa asegura que ya se ha hablado con grandes bancos que estarían dispuestos a asumir parte de la financiación del mismo.
Maersk va a apostar por que sus barcos en los que transporta contenedores funcionen con metanol verde, aunque no descarta también la alternativa del amoniaco verde. La compañía mueve el 20% del transporte marítimo a nivel mundial. Quiere establecer seis hubs de aprovisionamiento de biocombustibles alrededor del planeta. El primero se ha ubicado en Egipto y ahora se trabaja para que la segunda ubicación pudiera ser España por ser un lugar idóneo por las características de ubicación y competitividad.
La idea trasladada por el Gobierno es que Maerks produzca dos millones de toneladas de metanol verde de aquí a 2030. 200.000 toneladas hasta 2020, un millón hasta 2027 y llegar a los dos millones de toneladas al final de la década. El plan contempla que en 2027 se pueda producir amoniaco verde en lugar de metanol si esa tecnología fuera más apropiada.
La naviera se adentra en este proceso consciente de las barreras medioambientales que se están levantando, en especial dentro de la Unión Europea con el programa Fit for 55; la naviera, una de las mayores emisoras de gases contaminantes del mundo, quiere liderar su propio proceso de descarbonización y autosuministrarse sus propios combustibles ecológicos. El plan de cero emisiones a 2050 le obliga a utilizar otro tipo de propulsión distinta del diésel actual e ir reduciendo sus emisiones de efecto invernadero a un ritmo del 4,2% cada año para alcanzar el objetivo. Empresas españolas como Cepsa ya tienen proyectos de hidrógeno para la logística marina como el que desarrolla en el puerto de Rotterdam. La petrolera quiere producir combustibles verdes en Algeciras.
Aunque el plan se centrará en dos grandes plantas en puerto en Galicia y en Andalucía, Maerks tendrá que hacer plantas fotovoltaicas y eólicas por toda España para la producción del hidrógeno verde. Se plantea alrededor de 4.000 MW de potencia repartidos por toda la península, aunque también podría llegar a acuerdos con terceros para la compra de electricidad de origen limpio. La Moncloa quiere que toda la cadena de valor se quede en España y apuesta por que los electrolizadores se puedan fabricar en territorio nacional. Ya hay empresas como Cummins que preparan la fabricación de una planta de electrolizadores en Guadalajara.
Además, Maersk necesitará biomasa, algo que también podría obtener y procesar en España, para la producción del CO₂ biogénico que posteriormente se junta con el hidrógeno verde para producir biometanol con el que pretende mover sus barcos de mercancías. Su apuesta es que al menos 19 barcos se puedan mover con este combustible sostenible en los próximos años.
Maersk ha ganado casi 25.000 millones de euros en los nueve primeros meses de 2022. La cotizada con sede en Copenhague emplea a unas 85.000 personas en filiales de 130 países de todos los continentes.
La Moncloa ha anunciado que trabaja con la mayor empresa de transporte marítimo de mercancías del mundo, Maersk, para atraer a España un megaplán inversor planteado por la firma danesa. Fuentes del Gobierno estiman que podría movilizar una inversión global de 10.000 millones de euros hasta 2030.