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¿Puede el hidrógeno sustituir al gas ruso? Esto es lo que dicen los datos

Por EC Brands

Las energías renovables no solo nos prometen un suministro abundante y limpio de energía, también un suministro económico. Pero este tipo de energías sigue teniendo un importante inconveniente, particularmente en el caso de la eólica y la solar: necesitan una fuente de respaldo para aquellos momentos en los que no podemos contar con sus elementos tractores, esto es, el viento o el sol.

Esto no solo encarece su operativa, sino que además esa fuente de respaldo, habitualmente el gas natural, no suele ser precisamente limpia. Sin embargo, en los últimos tiempos ha surgido una posible alternativa que podría suponer el punto de inflexión definitivo en la transición energética.

El oro azul

¿Y si fuéramos capaces de almacenar y transportar cualquier excedente producido por las fuentes de energía renovable? Justo aquí es donde entra en juego un combustible potencialmente limpio y abundante que está empezando a llamar la atención de las grandes empresas energéticas y los principales gobiernos del mundo: el hidrógeno. Particularmente el conocido como hidrógeno verde, que es el producido a partir de energías renovables.

De esta forma, el elemento químico más abundante del universo podría llegar a utilizarse para producir calor o alimentar todo tipo de motores, desde los automóviles hasta los grandes barcos de mercancías pasando incluso por los aviones. Así, el humo de las chimeneas y los tubos de escape sería sustituido básicamente por vapor de agua.

El hidrógeno ha llamado la atención de las empresas energéticas y gobiernos de todo el mundo

No se trata, ni mucho menos, de una quimera. De hecho, la Estrategia del Hidrógeno de la Unión Europea contempla invertir en esta tecnología más de 400.000 millones de dólares hasta el año 2030.

¿Invitan los datos a ser optimistas?

Ahora bien, ¿qué retos se tienen que superar para convertir al hidrógeno en un combustible convencional? ¿Podría llegar a sustituir al gas ruso? ¿Qué empresas o países están liderando esta nueva revolución energética?

Si nos fijamos en los datos, quizá no debamos ser tan optimistas. Para empezar, la gran mayoría del hidrógeno que se produce se obtiene mediante el uso de combustibles fósiles como el gas natural y el carbón. Esto implica que su producción conlleve unas emisiones de CO2 equivalentes a las de Reino Unido e Indonesia juntos. Por otro lado, producir hidrógeno líquido a partir de energías renovables sigue siendo un proceso complejo, caro y aún poco perfeccionado.

La producción de hidrógeno es compleja, cara e implica el uso de combustibles fósiles

Por ejemplo, tan solo Alemania consume en torno a 90.000 millones de metros cúbicos de gas natural cada año. Y dado que el metro cúbico de hidrógeno tiene aproximadamente un tercio del contenido energético del gas, harían falta 270.000 millones de metros cúbicos. Para producir semejante cantidad de hidrógeno verde mediante electrólisis, actualmente se necesita unos 1.200 tW/h de energía verde, más del doble de toda la producción energética de Alemania. Y eso sustituyendo solo el gas natural.

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