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Algo se rompió en la economía española en 2020 y nos alejó 'sine die' de la eurozona
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La brecha de producción con Europa

Algo se rompió en la economía española en 2020 y nos alejó 'sine die' de la eurozona

El Banco de España constata la existencia de una brecha permanente en el PIB de España con Europa que se abrió en la pandemia y que no hay previsión de que vuelva a cerrarse

Foto: La plaza Mayor de Madrid, vacía durante el confinamiento. (EFE/Fernando Villar)
La plaza Mayor de Madrid, vacía durante el confinamiento. (EFE/Fernando Villar)
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En el año 2020, la economía española sufrió un hundimiento del 11,3%. La pandemia golpeó especialmente al país tanto en número de contagios como en duración de la primera ola, lo que forzó al establecimiento de un estado de alarma muy severo que paralizó el país durante casi tres meses. En ese año, la economía española sufrió una contracción que duplicó la del resto de la eurozona. En ese momento, el objetivo del Gobierno fue proteger la renta de las familias y las empresas para garantizar la vuelta de la economía al punto de partida una vez superado el virus. Sin embargo, aunque la recuperación fue intensa, España es el país europeo que acumula mayor retraso en la recuperación.

El PIB acaba de volver a los niveles previos a la pandemia, lo ha hecho con un año y medio de retraso respecto del conjunto del área del euro. Y lo que es más importante, esta brecha, que se abrió en el año 2020, se mantendrá más allá del año 2025, según constata el Banco de España. Algo se rompió entonces en el PIB potencial de España que, tres años después, sigue sin repararse y que se mantendrá así sin una fecha determinada.

Foto: Edificio del Banco de España en Madrid. (Europa Press/Isabel Infantes)

El Banco de España compara sus previsiones trimestrales para la economía española con las que hace el Banco Central Europeo para la eurozona hasta finales de 2025. De ellas, se extrae que esta brecha, aunque se cerrará un poco en estos años, seguirá abierta durante todo el horizonte de proyección. “No será aún suficiente para cerrar la brecha que se abrió entre España y la zona del euro, en términos del nivel de PIB, al comienzo de la pandemia”, explicó el lunes Ángel Gavilán, director de Economía y Estadística del Banco de España.

Esto significa que España sufrió una destrucción de capacidad productiva durante la pandemia que no ha sido capaz de recuperar. O lo que es lo mismo, la pandemia generó un daño estructural. Esta brecha no tiene que ver con el turismo, ya que España recuperará en 2023 el valor añadido generado por el sector gracias a la gran recuperación de la llegada de visitantes extranjeros.

Será necesario esperar que pase aún un tiempo y realizar un análisis amplio para constatar las causas por las que España ha perdido, de forma permanente, esta producción respecto a Europa. Y, por supuesto, la otra consecuencia de la pandemia es el final del proceso de convergencia, ya que la distancia de PIB per cápita con el continente ha vuelto a abrirse. Además, España ha sido adelantada por el camino por otros países del este del continente, como es el caso de Letonia o Eslovenia.

Foto: La capital de Estonia, Tallin.

Una de las principales diferencias de España con la eurozona, por la vía de la demanda, es la lentitud en la recuperación del consumo. A pesar del escudo social desplegado por el Gobierno, los hogares sufrieron una intensa caída de su renta disponible y, en términos reales (incluyendo la inflación), es el país en el que las familias están más lejos de volver a los niveles de 2019. Esto ha obligado a los hogares a sacrificar consumo, lo que explica que la recuperación de la demanda vaya con retraso, abriendo una brecha que tampoco parece que vaya a cerrarse en el corto plazo.

La subida de los tipos de interés también ha sido un duro golpe para España, ya que es uno de los países del euro con mayor nivel de endeudamiento, tanto privado como público. Esto significa que el coste financiero está aumentando rápidamente, tanto para familias como empresas y administraciones públicas, restando así recursos para el consumo, el ahorro o la inversión.

Esta brecha en la demanda interna no se cerrará en todo el horizonte de proyección hasta finales de 2025 e implica una caída persistente de la capacidad de compra a nivel nacional. O lo que es lo mismo, una devaluación interna, que es la fórmula habitual de la economía española para salir de las recesiones.

Otra de las causas que pueden explicar este peor desempeño de la economía nacional está en el cierre masivo de empresas cuando comenzó la pandemia. En mayo de 2020, había bajado la persiana una de cada 10 empresas de España, casi 160.0000. Desde entonces, han reabierto casi 100.000, pero hay un agujero de más de 60.000 empresas que no se ha recuperado desde la pandemia.

Una parte de ese hueco ha sido ocupado por empresas de mayor tamaño, lo que ha permitido una cierta consolidación del tejido productivo del país (también con procesos de fusiones). Pero en las regiones menos dinámicas, sobre todo de la España vacía, la desaparición de empresas no suele rellenarse con la llegada de grandes. De hecho, en las provincias del norte de España, territorio más envejecido, es donde mayor pérdida de empresas se ha producido, desde Guipúzcoa hasta Ourense, pasando por Burgos o León. Son provincias que siguen teniendo, al menos, un 6% menos de empresas que en 2019.

Foto: El presidente del Gobierno y las vicepresidentas primera y tercera. (EFE)

Uno de los indicadores que más han sorprendido en la recuperación española es el empleo. El país está al borde de los 21 millones de afiliados, una cifra récord en la historia de España y que contrasta con la brecha del PIB. Una de las causas que explican esta distancia es que el empleo que se ha creado es de menor valor añadido y, además, su carga de trabajo es inferior.

Los sectores en los que más empleo se ha creado son el sanitario, el educativo y, en general, el de las administraciones públicas, esto es, actividades que aportan pocos crecimientos de productividad y que, además, tienen unas jornadas laborales inferiores a la media nacional. Esto explica que el empleo haya crecido mucho en términos de ocupados, pero que aún no se haya recuperado el número de horas trabajadas de 2019, y que la productividad aportada no sea suficiente para cerrar la brecha del PIB.

Todos estos datos son indicios que, juntos, hacen una aproximación para comprender por qué la economía española va rezagada respecto al resto de la eurozona y qué ha pasado durante la crisis, y la recuperación, para sufrir esta caída relativa del PIB. A menos que España consiga avances en la productividad, será difícil que pueda cerrar esta brecha con Europa y retomar la senda de convergencia.

En el año 2020, la economía española sufrió un hundimiento del 11,3%. La pandemia golpeó especialmente al país tanto en número de contagios como en duración de la primera ola, lo que forzó al establecimiento de un estado de alarma muy severo que paralizó el país durante casi tres meses. En ese año, la economía española sufrió una contracción que duplicó la del resto de la eurozona. En ese momento, el objetivo del Gobierno fue proteger la renta de las familias y las empresas para garantizar la vuelta de la economía al punto de partida una vez superado el virus. Sin embargo, aunque la recuperación fue intensa, España es el país europeo que acumula mayor retraso en la recuperación.

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