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El talento huye de las regiones pobres y se refugia en las ricas
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MADRID APROVECHA LA FUGA DE CEREBROS

El talento huye de las regiones pobres y se refugia en las ricas

Las migraciones interiores han mutado. Ahora son los jóvenes universitarios y con mayor cualificación profesional los que abandonan las capitales de provincia y fijan su residencia en las regiones ricas

Foto: La zona de Azca en el paseo de la Castellana, en Madrid. (EFE/Kiko Huesca)
La zona de Azca en el paseo de la Castellana, en Madrid. (EFE/Kiko Huesca)
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Existe una migración muy evidente que se traduce en la pérdida de población de unos territorios en favor de otros. Pero hay otra menos visible —aunque cualitativamente muy relevante— que se produce cuando los trabajadores o los jóvenes más cualificados dejan atrás las provincias en que se han formado para encontrar un empleo en otras regiones, que normalmente coinciden con las de mayor renta per cápita.

Un dato lo dice casi todo. En un contexto global de reducción de las migraciones internas en la mayoría de los países desarrollados, las tasas de movilidad interregional de los jóvenes nacidos en España se han multiplicado por 2,5 desde la década de 1990. Tres regiones son las más afectadas: Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha, mientras que en el lado contrario se sitúa Madrid, que ha registrado una tasa de migración interna neta positiva del 10,7% entre 2014 y 2018, cuando antes de la crisis de 2008 los valores se situaban en cero. En Cataluña, la migración neta mostró, igualmente, valores cercanos a cero, aunque con un ligero aumento a partir de 2014 y una tasa del 2,9% entre 2014 y 2018.

Foto: Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso, a las puertas de Moncloa. (EFE/J.J. Guillén) Opinión

Los datos aparecen en un trabajo publicado por Miguel González-Leonardo, del International Institute for Applied Systems Analysis, en Austria, Antonio López-Gay y Albert Esteve, ambos del Centre d’Estudis Demogràfics y Universitat Autònoma de Barcelona, y lo que hace es poner cifras a un fenómeno que ha ido en aumento y que tiene que ver con que los jóvenes formados en las provincias más pobres acaban saliendo de sus ciudades para trabajar en las de mayor nivel de renta.

Un fenómeno novedoso

La gran novedad es que ya no se trata de migraciones del ámbito rural a las capitales de provincias, sino que en los últimos años las capitales de Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha han registrado pérdidas importantes de jóvenes por migración interregional. Las tasas de migración neta de las capitales alcanzaron un -11%, un -9,9% y un -9,7%, respectivamente, en esas tres comunidades autónomas. Y, como sostienen los autores del estudio, “se trata de un fenómeno relativamente reciente, ya que los balances migratorios negativos se han registrado históricamente en municipios rurales”.

La conclusión que sacan es que el aumento de la migración interregional de los jóvenes españoles ha generado una mayor desigualdad en los intercambios de población entre regiones, impulsada por una creciente polarización socioeconómica del territorio.

Las regiones del interior y del noroeste, en particular las primeras, han registrado tasas de migración neta negativas crecientes durante el siglo XXI. Además, las capitales de provincia de estas regiones son los territorios que experimentan mayores pérdidas de adultos jóvenes por migración interna. En suma, aseguran, se observa un aumento de la selectividad de los migrantes internos. Expresado en otros términos, se está produciendo una fuga de cerebros que ya está afectando a los núcleos urbanos y no solo a los rurales, como ha sido tradición en España desde los años cincuenta y sesenta.

Todos estos cambios se han acelerado desde la crisis de 2008

En Madrid, por ejemplo, el 65% de los residentes nacidos en otras regiones españolas y con una edad comprendida entre los 25 y los 39 años tenía un título universitario en el periodo 2014-2018, un valor que duplica el porcentaje de la población nacida en la capital.

El estudio llega a la conclusión de que todos estos cambios se han acelerado desde la crisis económica de 2008. Fundamentalmente, como consecuencia de que los territorios que se han quedado atrás en la globalización no son capaces de retener el talento pese al esfuerzo económico que supone la existencia de una red de universidades públicas y privadas y de centros de alta formación.

No hay que olvidar que España presenta un panorama de proximidad territorial de la oferta universitaria pública y privada muy elevado. Es decir, en la inmensa mayoría de los casos los centros universitarios están geográficamente muy cerca de la residencia de los jóvenes. Si por término medio, según la Conferencia de Rectores, accede a la universidad el 33% de la población en la edad típica de cursar estudios superiores, el mapa de universidades públicas asegura la presencia de una universidad por cada 24.000 estudiantes universitarios potenciales y una universidad pública o privada por cada 15.500 estudiantes universitarios potenciales. En parte, por la existencia de campus provinciales en una misma comunidad autónoma.

Expansión educativa

Como dice el estudio, las regiones que se han quedado atrás en la economía globalizada tienen una estructura productiva basada en industrias tradicionales y servicios de bajo valor añadido, y, por lo tanto, requieren mano de obra de media y baja cualificación, lo que invita a los jóvenes más cualificados a abandonar su residencia. Es decir, su estructura productiva es incapaz de dar un trabajo al creciente número de graduados universitarios locales como resultado de la expansión educativa.

La consecuencia es que esas regiones presentan altos niveles de desempleo y sobreeducación en el mercado laboral entre los titulados universitarios en comparación a la media nacional. Además, las regiones periféricas dependen en gran medida del empleo público y los recortes relacionados con la crisis económica pueden haber tenido un papel importante en el aumento del número de titulados universitarios que abandonan la región en busca de un salario más elevado o mejor carrera profesional.

Hay que tener en cuenta que en 2008 las universidades públicas atraían el 21,7% de la población de 18 a 27 años que deseaba cursar estudios universitarios, pero en 2017 esa atracción ha crecido hasta el 26,6% de esa franja de edades, lo que significa que esos jóvenes, para prosperar profesionalmente, necesitan nuevos entornos laborales y económicos.

Ha crecido el atractivo de una ciudad global como es Madrid, que cada vez atrae a más jóvenes con estudios universitarios

El envés es que ha crecido el atractivo de una ciudad global como es Madrid, que cada vez atrae a más jóvenes con estudios universitarios formados en capitales de la España interior, lo que se achaca a factores como el fuerte crecimiento del centro frente a la periferia, el efecto capital, el desarrollo de infraestructuras radiales alrededor de Madrid o las llamadas economías de aglomeración, que se vinculan al crecimiento de la atracción de inversiones extranjeras, que incluyen un peso importante de actividades tecnológicas.

España cuenta hoy con 82 universidades, de las que 50 son públicas y 32, privadas. Desde que se inauguró la última universidad pública, en 1997, se han creado 23 universidades privadas. El tamaño medio de las universidades públicas presenciales en el curso es de 23.086 estudiantes y el de las universidades privadas presenciales, de 6.043 estudiantes.

Existe una migración muy evidente que se traduce en la pérdida de población de unos territorios en favor de otros. Pero hay otra menos visible —aunque cualitativamente muy relevante— que se produce cuando los trabajadores o los jóvenes más cualificados dejan atrás las provincias en que se han formado para encontrar un empleo en otras regiones, que normalmente coinciden con las de mayor renta per cápita.

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