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La cartera de pedidos de la industria se hunde arrastrada por el consumo
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FUERTE AUMENTO DE LOS 'STOCKS'

La cartera de pedidos de la industria se hunde arrastrada por el consumo

El deterioro de la actividad económica ha llegado definitivamente a la industria. En particular, a la cartera de nuevos pedidos, que se ha hundido. Por el contrario, los 'stocks' de las empresas crecen rápidamente

Foto: Planta cementera de Portland, en Yepes. (EFE)
Planta cementera de Portland, en Yepes. (EFE)
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El enfriamiento de la actividad económica causado por la inflación y la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de los agentes económicos (empresas y familias) se ha trasladado definitivamente a la industria, que hasta hace pocos meses se había salvado de la caída general de la actividad. En particular, en el sector servicios.

El clima industrial, un indicador clave de la temperatura económica de las empresas, ha descendido a niveles posteriores a la irrupción del covid, en 2020, aunque lo más relevante es el deterioro de la cartera de pedidos que, como admite Industria, “está mostrando una rápida disminución desde los máximos históricos alcanzados a principios de año”. Hasta el punto de que se sitúa en el mismo nivel que ya marcara en marzo de 2021 (-10 puntos). Tan solo desde febrero, la pérdida ha sido superior a los 23 puntos, lo que da idea de su rápido deterioro.

La cartera de pedidos mide la diferencia entre el porcentaje de empresas que consideran que su negocio está por encima del nivel que se considera normal o medio, menos el porcentaje de empresas que estiman que su cartera de pedidos actual está por debajo de esos niveles.

Su importancia radica en el peso que tiene la industria sobre el conjunto de la actividad económica, tanto en términos de volumen como de empleo, normalmente de mayor calidad y más valor añadido. El año pasado la industria representó el 15,3% del PIB a precios corrientes (con inflación), lo que significa algo más de 184.800 millones de euros sin contar la construcción.

Su mala evolución, de hecho, explica que el indicador de clima industrial se sitúa ya en un valor negativo equivalente a 7,7 puntos, mientras que, por el contrario, el nivel de stocks de las empresas muestra un saldo de 11,8 puntos, lo que refleja en última instancia que las empresas no pueden vender los productos que están en sus almacenes. Las expectativas de producción, igualmente, se sitúan en negativo (-1,23 puntos), aunque en este caso el deterioro es menos intenso. En todo caso, como aclara Industria, el indicador se sitúa por segundo mes consecutivo en terreno negativo.

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El consumo se debilita

La corrección ha sido especialmente importante (-18,5 puntos) en los bienes intermedios, que son aquellos que sirven para fabricar productos finales antes de su comercialización, mientras que los destinados a consumo descienden un 8,7%. La producción de bienes intermedios, de hecho, ha caído a niveles de hace una década, lo cual es especialmente relevante habida cuenta de su alto peso en la industria (un 44%).

Los bienes de equipo, por el contrario, se incrementan un 15,2%. Destaca el hecho de que la producción de bienes de consumo llegó incluso a situarse momentáneamente en terreno positivo en febrero de este año, algo que no sucedía desde octubre de 2019, pero fue justamente ese mes cuando se produjo la invasión de Ucrania por parte de Rusia, lo que supuso un cambio de tendencia. En este caso, motivado por el deterioro del poder de compra de los hogares ante el avance de la inflación, derivado, precisamente, del aumento de los precios energéticos.

El deterioro del clima industrial se ha trasladado, como es lógico, a la ocupación, lo que explica que en noviembre pasado las expectativas de empleo para los próximos tres meses, con datos desestacionalizados, hayan caído 1,9 puntos respecto del mes anterior y se sitúan en 2,2 puntos. Este descenso, sugiere Industria, supone un “pequeño freno” a la senda de crecimiento que estaba mostrando este indicador y que le había llevado el pasado mes de octubre a establecer el valor más alto desde agosto de 2019.

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En términos interanuales, las expectativas de empleo han cedido 1,2 puntos respecto del dato del mes de noviembre de 2021. Por el contrario, las expectativas de precios de venta para el próximo trimestre se situaron el mes pasado en 22,3 puntos, lo que significa una caída de 8,6 puntos respecto del nivel registrado en el mes anterior, algo que sugiere un cambio de tendencia. Es decir, los precios internacionales de las materias primas se están frenando.

Los datos del clima industrial son consistentes con lo que ofrece el índice de producción industrial, pero en este caso la información es más retrasada. El próximo día 9 se conocerán los datos de octubre, aunque ya en septiembre la variación mensual fue negativa en un 0,3% una vez eliminados los efectos estacionales y de calendario. En términos anuales, el avance es del 3,6%, pero con una clara tendencia a la baja. En junio avanzaba un 7% y hoy crece la mitad.

También es coherente con la información que suministra el PMI manufacturero de España, que recoge la información que suministran los gestores de compras sobre las expectativas del negocio. Aunque ha mejorado un punto, hasta los 45,7 puntos, aún se mantiene en zona de contracción económica (por debajo de 50). Las cifras, en todo caso, están en línea con la zona euro, donde la producción y los nuevos pedidos están disminuyendo de forma relevante. Por el contrario, los costes de los insumos se incrementaron al menor ritmo de los últimos dos años y las expectativas continuaron siendo débiles, muy por debajo de su media histórica, como sostienen los técnicos de Economía en su último informe de coyuntura.

El enfriamiento de la actividad económica causado por la inflación y la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de los agentes económicos (empresas y familias) se ha trasladado definitivamente a la industria, que hasta hace pocos meses se había salvado de la caída general de la actividad. En particular, en el sector servicios.

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