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Ritmo de negociación caribeño, presupuestos de la Generalitat para marzo
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Ritmo de negociación caribeño, presupuestos de la Generalitat para marzo

Pere Aragonès afronta la negociación de las cuentas para el 2023 sin prisa ninguna. Y como la puerta sigue abierta a un pacto con JxCAT, los de Puigdemont van dilatando el diálogo

Foto: La 'consellera' de Economía y Hacienda, Natàlia Mas. (Quique García)
La 'consellera' de Economía y Hacienda, Natàlia Mas. (Quique García)
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La Generalitat está negociando los Presupuestos de la Generalitat con toda la calma. Si fuera fútbol, se diría que se quiere dormir el partido. La prórroga técnica a la que está abocada empieza a parecer cada vez más prórroga y menos técnica. Entre la Generalitat y JxCAT, por diversas razones, la negociación se va dilatando y los poderes empresariales se han puestos nerviosos. Hasta el calmado Jaume Guardiola ha dedicado la primera nota de opinión del Cercle d’Economia, que preside, a pedir que la Generalitat pacte las cuentas para el 2023.

La nueva consellera de Economía es todo lo contrario a su antecesor, Jaume Giró. Natalia Mas está muy preparada técnicamente y tiene un buen currículum de economista, pero pide permiso a poderes superiores para cualquier cosa que tenga el mínimo peso político y tiene problemas para comunicar. La conversación como tal no avanzan. Y en los Comunes y el PSC ya se temen lo peor: que alrededor del puente de diciembre envíen los Presupuestos a la Generalitat para que las enmiendas a la totalidad se presenten antes de fin de año. Pero sin una negociación a fondo, sino en plan son lentejas, o las quieres, o las dejas. En ese escenario no habría presupuestos el 1 de enero, pero sería relativamente rápido… si se negociase de verdad, cosa que por ahora no está pasando. Y todos los actores se preocuparían sobre todo de una cosa: de que la opinión pública no les echase la culpa a ellos.

Foto: Jaume Guardiola, nuevo presidente del Cercle d'Economia. (EFE/Marta Pérez)

Natalia Mas asegura que la negociación avanza bien. Pero desde los Comunes y el PSC lo niegan. En JxCAT ni eso. Solo apuntan que siguen negociando. Pero JxCAT no rompe las conversaciones y va dando largas porque desde el grupo parlamentario que encabeza Albert Batet se considera que cuanto más tiempo esté la Generalitat sin presupuestos, más débil se encontrará Pere Aragonès.

En la última tanda de reuniones, Natalia Mas ni ha ido. Ha enviado a dos secretarias generales. Con el PSC el encuentro duró 45 minutos. Todo apunta a una ralentización de las conversaciones porque a Pere Aragonès, que es quien asume la responsabilidad política, también le conviene alargar los tiempos, ya que en el partido se sigue dudando entre pactar con el PSC —la línea del president— o prorrogar las cuentas —la línea Oriol Junqueras—.

Esta semana, Natalia Mas compareció en el Parlament y se mostró optimista sobre las conversaciones, según consta en el diario de sesiones: "Con algunos de ustedes ya hemos ido hablando estos últimos días y espero que en breve estas conversaciones se puedan trasladar en acuerdos. Somos conscientes de que en la negociación de unos presupuestos siempre tiene un peso importante la estrategia política, pero en un momento de tanta complejidad, de tanta incertidumbre global, pues confío en que todos pondremos por delante el interés del país por encontrar acuerdo más beneficioso para los ciudadanos de Cataluña, y especialmente aquellos grupos que han participado desde el inicio en la elaboración de estos presupuestos". Como se puede observar, el PSC es el mal menor a evitar a toda costa.

Optimismo no justificado

Pero en ERC ya han perdido el control. La validación de un decreto para ampliar el gasto sanitario en 367 millones de euros que iba a ir al Parlament la semana que viene ha sido tumbado… en la Mesa del Parlament. La oposición ya opera desde allí y la consellera de Presidència, Laura Vilagrà, no pudo conseguir que llegase a ponerse en el orden del día. La razón, la misma que con los Presupuestos… la falta de acuerdo político previo. Aragonès gobierna con 33 diputados, pero quiere que los pactos le salgan gratis. Y luego, claro, la realidad se acaba imponiendo.

El remedio aplicado desde lo que no se consigue en la mesa de negociación, porque en la práctica no se negocia, se persigue a través de los medios y de que el sector —en este caso el sanitario— presione a los Comunes y al PSC para que voten gratis el acuerdo. Por ahora no está funcionando y la ampliación del crédito peligra. Fuentes parlamentarias muestran su temor a que esta circunstancia sea un preludio de lo que al final le pase a la negociación presupuestaria: el canto de sirena que anuncia el naufragio.

La Generalitat paga a las constructoras de Cedinsa antes que el gasto sanitario

El diputado Jordi Ribot (PSC) le replicó a la consellera en su comparecencia, según consta en la transcripción de la Comisión de Economía: "En definitiva, gobernar es decidir, ordenar prioridades. Y hay algunas que no podemos compartir. Por ejemplo, el tema de Cedinsa, el rescate de Cedinsa. Toda acción tiene un coste además de oportunidad. Ustedes han destinado 479 millones en el rescate de una infraestructura mientras están tramitando y tienen parado un decreto para dotar a 376 millones de euros al Departament de Salut".

Y Ribot añadió: "El rescate de Cedinsa le han hecho recurriendo a remanentes incorporados. Si su prioridad hubiera sido resolver el problema de Salut, hubieran puesto..., hubieran financiado con remanentes estos 376 millones, que ustedes..., —perdón, 404 porque también hay 28 que vienen del fondo de contingencia— lo habrían ubicado en remanentes, se habrían financiado vía remanentes y no tendríamos ahora esta cuestión".

El problema fiscal

Como en los videojuegos, siempre se puede añadir un nivel de dificultad. Mientras que ERC y PSC no son partidarios de nuevos tributos, los Comunes sí. Demandan una tasa verde para los cruceros que atraquen en Cataluña y un impuesto de solidaridad a las rentas de más de 175.000 euros brutos anuales. También quieren más gasto social para servir de escudo ante la crisis a los más desfavorecidos. Pero, a diferencia de los socialistas catalanes, los Comunes son más optimistas y creen que habrá Presupuestos, aunque a lo mejor no con el calendario que marca la urgencia del momento: guerra en Ucrania, shock energético en Europa y recesión a las puertas en Alemania.

Aragonès no tiene prisa. Pero la situación económica se deteriora de manera muy rápida. Del 4,4% de crecimiento este año se prevé que se pasará al 1,7%. Y eso si no se entra en recesión por factores exógenos. Pese a los riesgos, en Cataluña la clase política sigue comportándose como si tener Presupuestos en estos tiempos difíciles fuera un lujo y no una necesidad.

La Generalitat está negociando los Presupuestos de la Generalitat con toda la calma. Si fuera fútbol, se diría que se quiere dormir el partido. La prórroga técnica a la que está abocada empieza a parecer cada vez más prórroga y menos técnica. Entre la Generalitat y JxCAT, por diversas razones, la negociación se va dilatando y los poderes empresariales se han puestos nerviosos. Hasta el calmado Jaume Guardiola ha dedicado la primera nota de opinión del Cercle d’Economia, que preside, a pedir que la Generalitat pacte las cuentas para el 2023.

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