Es noticia
En la época de los coches autónomos, la Citroën C-15 se ha convertido en un tesoro
  1. Economía
El resurgir de la furgoneta del panadero

En la época de los coches autónomos, la Citroën C-15 se ha convertido en un tesoro

Frente a una industria que cada vez apuesta por vehículos más tecnológicos y conectados, la C-15 gana peso en el mercado secundario. Un símbolo que gana adeptos 40 años después de la fabricación de su primer modelo

Foto: Imagen: EC Diseño.
Imagen: EC Diseño.
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Cuando José Antonio Campos, un treintañero de Guadalajara, vio la Citroën C-15 que un ganadero de su zona le vendía no se lo pensó dos veces. Estaba destrozada tras años siendo una herramienta de trabajo, pero la compró y se la llevó a casa. Solo unos meses más tarde, este aficionado a la mecánica había recuperado aquella furgoneta por completo y la tenía funcionando a la perfección. "La base de las C-15 es indestructible", comenta. Su caso es un ejemplo perfecto de la resistencia de la Cirila. Un vehículo de trabajo con más de 40 años de historia y que tras casi dos décadas sin fabricarse ahora se alza como un símbolo.

El joven de Tortosa de Henares no está solo en su apuesta por la furgoneta francesa, son muchos los que en los últimos años están recuperando la C-15 incluso para usarla en su día a día. El clásico coche que triunfó entre los pequeños empresarios de la España rural es ahora un objeto de deseo con un mercado secundario que no se resiente. Su fabricación se clausuró en 2005, pero aún sigue siendo habitual encontrarse con unidades de este modelo por las carreteras, e incluso hay quien presume en pleno 2022 de haberse hecho, por fin, con una (su precio ronda en mercados secundarios entre los 1.000 y los 4.000 euros). Una moda que choca con la pelea tecnológica de la industria del transporte.

Foto: Tomy Rohde, con su tractor John Deere. (Imagen cedida)

"Yo creo que entre los de mi generación que seguimos utilizándolas hay un poco de nostalgia. En mi caso era el coche que usaba para trabajar mi abuelo, luego mi padre tuvo también varias y te queda el buen recuerdo. Pero no creo que solo se esté recuperando por eso, es que es un vehículo que se había lanzado directamente con la premisa de que era el coche que no necesitaba mantenimiento. Y algo así ahora tiene mucho tirón", explica Campos. El joven, dueño de una empresa de camiones, puso a prueba esa publicidad, subió toda la restauración a su canal de YouTube (Furious Monster Garage) y convirtió su Cirila en el coche que le acompaña en redes sociales. "La serie de la restauración de la C-15 es una de las más vistas del canal con diferencia. A la gente le interesa mucho".

Tras años en los que la industria del automóvil ha apostado de forma clara por virar hacia el mundo de la tecnología, esta furgoneta creada en los años 80 con la idea de ser el vehículo más básico posible, enseña a la perfección el debate al que se enfrenta el sector en la actualidad. El encarecimiento de todo lo que tiene que con los vehículos de cuatro ruedas en su carrera tecnológica ha hecho que muchos consumidores busquen alternativas en el pasado. La venta de coches de segunda mano cada vez tiene más peso, y ahí modelos como la C-15 aparecen como auténticos tesoros. Con sus puntos buenos y también los malos.

Para ver este resurgir solo hay que darse una vuelta por las redes sociales. Observar casos como el caso de Rodrigo Carrillo, un joven agricultor que este mismo septiembre explicaba cómo acababa de comprarse una C-15 y bromeaba diciendo que "es el mejor invento desde la gaseosa" con miles de reacciones positivas de otros usuarios. No es el único. Ese mismo mes, un asistente del Parlamento Europeo, Jordan Maris, se hacía viral con una serie de tuits en los que ensalzaba el papel de este modelo como verdadero vehículo de campo frente a los modelos americanos o británicos.

A día de hoy incluso hay varios clubs de aficionados en nuestro país liderados por gente como José Vicente Montoya, un agricultor de Ciudad Real que a sus 36 años lleva más de una década montando el Club C-15 España. "Este año cumplimos una década y hasta nos pasamos por la fábrica de Vigo. Hacemos marchas, vamos a concentraciones y nos ayudamos entre los que aún seguimos utilizándolas. Hay mucha más gente que es fan de esta furgoneta de la que uno imagina", comenta en conversación con El Confidencial.

Las marcas que apostaron más por estos modelos, Citroën y Renault (con su Renault Express), no son ajenas a este interés y ya han anunciado que sacarán nuevos modelos de estas furgonetas clásicas intentando emular su éxito. Volverá la C-15, pero también recuperarán otros coches como el Renault 4. La gran duda es si, en pleno 2022, se pueden conseguir punto por punto los triunfos del pasado.

Un 'made in Spain' de otra época

La historia de la C-15 está directamente ligada a España. Fue en Vigo donde se fabricaron la mayoría de estas pequeñas furgonetas de firma francesa y que entraron en la factoría que la empresa montó en Galicia en 1984 (fue el primer vehículo comercial que se produjo allí en plena reconversión industrial) y se mantuvieron allí hasta 2005. En total, en el mundo se ensamblaron casi 1.200.000 unidades de este vehículo, que en realidad es una adaptación de un utilitario anterior, el Visa. La idea, así lo recuerdan los expertos, era en ese instante la de crear vehículos para trabajo con prestaciones de utilitario y el foco puesto en la utilidad. Aunque luego se fue mitificando todo lo que rodeaba a este vehículo, los que lo conocen aseguran que "no había mucho más misterios".

"Si tú te pones a mirar pieza por pieza, que yo lo he hecho, no tiene nada demasiado especial, pero Citroën consiguió unir diversos puntos que convirtieron su invento en algo muy fiable. Los motores eran todos atmosféricos, sin turbo, ni grandes potencias, y eso hace que sean mucho más duraderos. No se exige a la mecánica ni hay sobreesfuerzos", detalla Campos. "Por otro lado, montaban una mecánica interior supersencilla, no tenían aire acondicionado, ni ABS, ni nada parecido. A nivel mecánico ofrece fiabilidad y facilidad en mantenimiento y recambios. Claro, a lo mejor ahora comercializas un vehículo así y nadie lo compra, pero en su día sí, había otra mentalidad", añade.

Campos le suma a esos dos puntos otros dos igual de importantes o más para los que optaban por comprar este vehículo: la suspensión y el bajo consumo. "Eran motores diésel en su mayoría, lo que suponía un buen ahorro para el usuario. Pero el caso de la suspensión es un punto aparte, porque ahí sí se diferencia de otros modelos de sus competidores de la época. Mientras la mayoría montaban un eje de suspensión trasero que hace que la altura baje y puedas llegar a tener problemas en caminos y vías que no estén en muy buen estado, la C-15 montaba un puente trasero con dos brazos independientes elevando el eje".

Eso sirvió para que se tildara la Cirila de furgoneta todoterreno. "Yo creo que puede ser un aspecto clave para que este modelo aún aguante en pueblos y zonas de agricultura y ganadería. Al final, con una furgoneta tradicional puedes tener problemas en los caminos, con una C-15 es mucho más difícil. Incluso hay vídeos en internet en los que se ve a gente conduciendo estos coches por el propio monte". Montoya, por su parte, da más importancia al detalle del combustible en la situación actual. "Creo que con los precios en los que está ahora la gasolina, la gente está recuperando estas furgonetas porque consumen menos que las nuevas".

La recuperación de la mentalidad de ahorro sobre todo en el combustible puede acercar el pensamiento actual a algo que no para de destacar Campos como algo fundamental: la mentalidad del consumidor hace 30 años. En la época en la que se fabricó el vehículo, asegura, existía una forma de pensar y ver los automóviles que ha cambiado mucho con el tiempo. "Se buscaba algo práctico y económico, el resto daba un poco igual", comenta. "Es más, la C-15 se dejó de fabricar en parte porque se entendía que su tiempo había pasado. A partir de final de los 90 y principios de los 2000, la industria evolucionó y empezaron a instalarse medidas de seguridad y comodidad que la C-15 no podía asimilar. Temas como el ABS eran básicos que esta furgoneta no traía".

Algo parecido añade Montoya, que cuenta con varios de estos modelos en su poder. "Yo ahora tengo una que estoy usando para trabajar porque la compré hace poco y quiero probar que va todo bien, pero aunque gana adeptos es un coche de otra época y que no puedes usar a diario. Sobre todo si tienes que hacer viajes largos de trabajo. Nosotros los hacemos por gusto, todos a 110km/h por la carretera, que es el ritmo bueno de la furgoneta. Pero el trabajo es otra cosa. La comparas con un modelo nuevo y hay muchos detalles que faltan".

Un aviso a la industria

En lo que coinciden ambos aficionados es que este resurgir es un aviso a la industria. El sector del automóvil se está haciendo algo tan complejo y caro que hay un movimiento a contracorriente que está en pleno crecimiento. Mientras muchas compañías se afanan en una lucha sin cuartel para crear el vehículo más tecnológico o incluso comandar el mercado de los autónomos, cada vez más usuarios se niegan a seguir su ritmo y buscan en el pasado una alternativa. Se sienten abandonados por una industria de la que ya desconfían.

Un debate importante que incluso afecta a las políticas generales de países como España. Aquí, la media de edad del parque automovilístico ronda los 13 años y pese a las campañas de fabricantes y gestores apostando por una renovación que impulse la economía y reduzca la contaminación y siniestralidad, no se consigue bajar la cifra.

"Para mí es normal que la gente se niegue en estos momentos a seguir comprando coches nuevos. Cada vez tienen peores prestaciones y son más caros. Automóviles como la C-15 se hicieron para durar y los de ahora se rompen continuamente. Además, que las averías son cada vez más caras", detalla Montoya. Esa forma de ver los vehículos nuevos empieza a calar tanto que incluso se ha disparado el precio de los coches de segunda mano. En 2022 ya se mueve en los 20.000 euros, cuando a principios de 2021 rondaba los 16.000.

No es el único dato preocupante para la industria y que da una idea del debate entre los consumidores. Las ventas de automóviles nuevos llevan desde 2019 sin levantar cabeza. Según la patronal ANFAC, en los primeros siete meses de 2022 se vendieron casi las mismas unidades de turismos de más de 15 años que de vehículos nuevos.

En esa búsqueda de recuperar el pulso en el mercado, los gestos de los fabricantes con la vuelta de modelos clásicos electrificados o la eliminación de algunos detalles nuevos como las pantallas (es algo que ha anunciado ya Alfa Romeo) suena a una apuesta para recuperar a los consumidores que se han quedado por el camino en los últimos años. Aunque aficionados como Campos no ven fácil que simplemente con un nombre se pueda conseguir de nuevo el éxito. "Hay que tener en cuenta que el mundo y los conductores han cambiado mucho desde que se fabricaban estas furgonetas. A mí me encantaría que volviera, ya fuese eléctrica o con motor de gasolina, pero no puede ser solo un intento de aprovechar la nostalgia".

Cuando José Antonio Campos, un treintañero de Guadalajara, vio la Citroën C-15 que un ganadero de su zona le vendía no se lo pensó dos veces. Estaba destrozada tras años siendo una herramienta de trabajo, pero la compró y se la llevó a casa. Solo unos meses más tarde, este aficionado a la mecánica había recuperado aquella furgoneta por completo y la tenía funcionando a la perfección. "La base de las C-15 es indestructible", comenta. Su caso es un ejemplo perfecto de la resistencia de la Cirila. Un vehículo de trabajo con más de 40 años de historia y que tras casi dos décadas sin fabricarse ahora se alza como un símbolo.

Industria automóvil Transporte
El redactor recomienda