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Cómo China exporta inflación manipulando el precio de los fertilizantes y el acero
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INFORME DEL INSTITUTO PETERSON

Cómo China exporta inflación manipulando el precio de los fertilizantes y el acero

La inflación se ha disparado en todo el mundo. Y en ello tiene mucho que ver la estrategia de China de imponer impuestos a la exportación de acero y fertilizantes

Foto: Un agricultor en Kenia. (Reuters/Thomas Mukoya)
Un agricultor en Kenia. (Reuters/Thomas Mukoya)
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El trabajo lo ha publicado el Instituto Peterson, uno de los grandes 'think tanks' de EEUU, y revela cómo China influye de forma decisiva en el alza de precios de los fertilizantes en todo el planeta. Algo que está contribuyendo no solo al incremento de la inflación, sino a las hambrunas en países de bajos ingresos que sufren, además de los precios desorbitados, problemas de desabastecimiento. El índice de precios de los alimentos de la FAO, según datos de la propia organización, se situó en marzo de 2022 en un promedio de 159,3 puntos, es decir, un 12,6% más que en febrero, con un salto extraordinario que lo ha llevado al máximo nivel desde 1990, que es cuando se creó el índice.

Lo que revela el estudio es que China ha ordenado a sus empresas que dejen de vender fertilizantes a otros países con el fin de preservar los suministros en casa y evitar un alza de los precios interior. Esta estrategia comenzó el verano pasado, mucho antes de que Rusia tomara la decisión de invadir Ucrania, y, según los autores del trabajo, fue la respuesta que dieron las autoridades chinas al alza de los costes de la energía, un insumo fundamental en la producción de fertilizantes.

Por entonces, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China (NDRC) ordenó a las principales empresas del país dejar de exportar "para garantizar el suministro del mercado interno de fertilizantes químicos". En octubre, a medida que los precios seguían subiendo, la aduana china ordenó toda clase de inspecciones para hacer cumplir lo establecido. Esta combinación de barreras no arancelarias, dice el instituto estadounidense, hizo que las exportaciones chinas de fertilizantes disminuyeran drásticamente. Con más producción en casa, los precios de los fertilizantes chinos se estabilizaron y desde entonces incluso han comenzado a caer.

Foto: Foto: Reuters

Lo que sucedió en el resto del mundo fue justo lo contrario. En concreto, precios más altos —incrementos del más del doble respecto del año anterior— y dificultades para el aprovisionamiento. Hay que tener en cuenta que China, antes de las restricciones a la venta en el exterior, tenía una participación del 24% en las exportaciones mundiales de fertilizantes, del 24% para los fosfatos, del 13% para el nitrógeno y del 2% para la potasa, un producto químico con propiedades deshidratantes. Unos 50 países, según la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), obtienen el 30% o más de su suministro de trigo de Rusia y Ucrania.

Tierras en barbecho

La decisión de China de retirar los suministros de fertilizantes de los mercados mundiales para garantizar su propia seguridad alimentaria, como es lógico, ha tenido efectos devastadores para algunas regiones, ya que sin fertilizantes muchos agricultores se han visto en la obligación de dejar sus terrenos en barbecho. Lo malo es que esa decisión ha coincidido en el tiempo con algo que no estaba previsto: la invasión de Ucrania por Rusia, cuando ambos países son claves en la distribución de fertilizantes en el planeta. En 2021, según la FAO, las exportaciones de trigo de Rusia y Ucrania representaron alrededor del 30% del mercado mundial de alimentos y productos agrícolas.

Los dos países son exportadores de trigo, cebada, maíz, girasol y otros cultivos, por lo que las restricciones impuestas en China para salvar la economía nacional lo que han hecho es acelerar las tensiones. Así, por ejemplo, los precios mundiales del trigo y la cebada crecieron un 31% en 2021, mientras que los precios de los aceites de colza y de girasol subieron más de un 60%. El precio de la urea, un fertilizante nitrogenado esencial, ha aumentado más del 300% en los últimos 12 meses.

Algo parecido ha sucedido en el mercado del acero, que, al igual que sucede con el alimentario, ha sufrido extraordinarios incrementos de precios en los últimos 18 meses. Chad P. Bown y Yilin Wang, los autores del estudio, lo vinculan a la decisión de Pekín a finales de 2020 de disminuir la producción de acero, en esta ocasión para cumplir los objetivos de descarbonización. China, cabe recordar, representa casi la mitad de la producción mundial de acero.

En este caso, y para evitar un incremento de los precios interiores, lo que se hizo fue recurrir de nuevo a la política comercial, en principio fiscalizada por la OMC. China, como se sabe, pertenece a la Organización Mundial de Comercio desde hace 20 años.

Lo que hicieron las autoridades en enero de 2021 fue levantar la prohibición de importar chatarra de acero, mientras que meses después, en mayo, se restringieron las exportaciones para mantener una mayor parte de su producción local. China, igualmente, aumentó los impuestos a la exportación de cinco productos de acero y limitó aún más las ventas al exterior al cancelar los reembolsos del IVA del 13% en las exportaciones.

Foto: Agricultor esparce fertilizantes en un campo de arroz al norte de la India (Reuters)

China, es verdad, también redujo a cero los aranceles sobre 20 productos de acero. Pero cuando observó que era insuficiente, impuso otra ronda de restricciones en agosto, con nuevos impuestos a la exportación y más cancelaciones de los reembolsos del IVA. Como era de esperar, los precios del acero, que influyen de forma decisiva en el sector de la construcción, además de otras industrias, se han disparado desde entonces sin que los miembros de la OMC hayan presentado quejas. China exportó en 2020 hierro y acero por valor de 33.400 millones de dólares, lejos de los 46.900 millones de 2018, mientras que las importaciones aumentaron de 22.400 a 36.800 millones durante el mismo periodo.

A expensas del mundo

El resultado ha sido que, en marzo de este año, los precios del acero chino eran un 5% inferiores a los que se registraban antes de la primera ronda de restricciones a la exportación, en abril de 2021. Pero como en el caso de los fertilizantes, dice el informe del Instituto Peterson, “estas disminuciones se produjeron a expensas del resto del mundo, donde los precios fuera de China siguen siendo muy elevados”. Según datos de la OMC, el valor de las exportaciones de mercancías sujetas a licencias de exportación ascendió a 63.860 millones de dólares en 2020, frente a los 39.500 millones de 2017. Formalmente, según las autoridades chinas, las restricciones y prohibiciones a la exportación tienen por objeto, entre otras cosas, mantener la seguridad nacional, los intereses públicos sociales o la moralidad pública, además de proteger la salud y la seguridad de las personas y la preservación del medio ambiente.

Foto: Planta de tratamiento de fertilizantes en Shandong, China. (Reuters/Stringer)

El trabajo de Peterson reconoce que cuando China se unió a la OMC, en 2001, se comprometió a limitar el uso de impuestos a la exportación, y aunque los impuestos a la exportación de acero que introdujo en 2021 aparecen dentro de esos compromisos y, por lo tanto, es posible que no infrinjan ninguna regla, lo que parece claro es que son las propias reglas las que perjudican al conjunto del planeta, como sugiere el documento.

La imposición de impuestos a la exportación, que restringen el comercio de mercancías y causan aumentos de precios, no está formalmente prohibida, ya que en 1947, cuando se crea el antiguo GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio), las grandes economías apenas los utilizaban. De hecho, son inconstitucionales en EEUU, pero hoy se han convertido en un instrumento clave de política comercial. Sobre todo, en el caso de China, con una influencia muy poderosa en los precios mundiales, habida cuenta del enorme tamaño de su economía y su capacidad exportadora.

El trabajo lo ha publicado el Instituto Peterson, uno de los grandes 'think tanks' de EEUU, y revela cómo China influye de forma decisiva en el alza de precios de los fertilizantes en todo el planeta. Algo que está contribuyendo no solo al incremento de la inflación, sino a las hambrunas en países de bajos ingresos que sufren, además de los precios desorbitados, problemas de desabastecimiento. El índice de precios de los alimentos de la FAO, según datos de la propia organización, se situó en marzo de 2022 en un promedio de 159,3 puntos, es decir, un 12,6% más que en febrero, con un salto extraordinario que lo ha llevado al máximo nivel desde 1990, que es cuando se creó el índice.

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