España se encamina a una inflación del 7% justo cuando ha estallado la guerra en Ucrania
La subida del IPC acelerará en febrero hasta situarse cerca o por encima del 7%. El efecto base debería ayudar a reducir la escalada, pero la guerra en Ucrania podría complicarlo
Estimado lector, prepárese para una avalancha de noticias sobre la inflación en los próximos días. El motivo es que el lunes (día 28) el INE publicará el dato adelantado del IPC del mes de febrero. Es previsible que la inflación experimente una brusca aceleración como consecuencia de las presiones de precios energéticas y del 'efecto base'. En enero el IPC se moderó hasta el 6,1%, pero en febrero es altamente posible que se acerque al 7%, incluso llegando a superar esta cota.
Eso significa que la inflación marcará su cota más alta desde 1990, hace más de 30 años. Sirva como comparativa que durante la última burbuja financiera, la mayor escalada de los precios de consumo se registró en 2006 y fue del 4,2%, claramente por debajo de los niveles actuales.
Este repunte entraba ya en los planes de los economistas por los dos motivos señalados. En el caso del 'efecto base', como en febrero del año pasado la inflación dio un brusco frenazo, este año, a poco que suba, la comparativa internacional será elevada. En concreto, en febrero de 2021 la inflación se moderó tras el final de la borrasca Filomena, con un descenso mensual del 0,6%. Este año, por el contrario, los precios se moderaron un 0,4% en enero gracias a la electricidad.
En el caso de los precios energéticos, los carburantes experimentarán un nuevo ascenso por el encarecimiento del petróleo. Lo mismo ocurrirá con la electricidad por la subida del gas natural. Todos estos indicios anticipan una leve subida del IPC en tasa mensual que será un gran incremento en tasa interanual. Veamos los distintos escenarios:
Si el IPC se mantiene estable en el mes de febrero respecto a enero, la inflación acelerará hasta el 6,7% simplemente por el efecto base ya señalado. Esto es, sumará 6 décimas más de inflación. Si, por el contrario, los precios suben un 0,3%, la inflación anual se situará en el 7,1%. Esta cifra no es descartable, ya que la inflación mensual media del último año ha sido unas centésimas superior al 0,5%.
Este es precisamente el nivel que prevé Funcas en sus estimaciones publicadas la semana pasada. "La tasa de inflación subirá de nuevo en febrero hasta el 7,1%, y de media anual se situará en el 4,6%", publicó la entidad. Un nivel ya muy elevado, el más alto desde 1990, lo que generará preocupación entre los hogares.
La crisis en Ucrania
Es importante señalar que la subida de los precios en febrero apenas se ha visto influida por el estallido de la guerra en Ucrania. Si bien es cierto que los precios del petróleo se mantuvieron altos durante las semanas previas al inicio del conflicto, no ocurrió lo mismo con el gas, que se mantuvo plano durante casi todo el mes.
Esto significa que la aceleración que ha experimentado la inflación en febrero no estará directamente relacionada con el estallido de la guerra, pero sí lo estarán los meses posteriores. Esto es, cuando los economistas pensaban que empezaría a remitir la inflación. Hace apenas dos meses, todas las previsiones anticipaban un rápido descenso de la inflación gracias a la moderación de los precios de la energía y al efecto base.
La guerra ha truncado esta senda y ahora todo apunta a que las presiones inflacionistas se mantendrán durante varios meses más. En primer lugar, porque los precios del petróleo y el gas han experimentado una brusca subida tras el inicio de la guerra y, en segundo, porque las sanciones encarecerán algunas materias primas industriales como el paladio, el cobre o el aluminio. De hecho, Funcas ha actualizado las previsiones señaladas anteriormente y ahora estima una inflación media en el año del 5,6%. Esto es, el conflicto incrementará en un punto la inflación.
La gran duda ahora es hasta qué punto este repunte de la inflación va a trasladarse al IPC subyacente, el que descuenta los precios energéticos y de los alimentos no procesados. Este indicador es el que se utiliza tradicionalmente para medir la evolución real de los precios al eliminar los productos más volátiles. En enero este indicador avanzó hasta el 2,4% y en febrero previsiblemente volverá a acelerar. Hasta ahora la traslación de los precios energéticos al resto de bienes había sido más limitada con la expectativa de que las presiones inflacionistas desaparecerían hacia finales del invierno.
Sin embargo, el escenario ahora ha cambiado como consecuencia de la guerra y tanto las empresas como los consumidores van asumiendo, lentamente, que los precios van a seguir subiendo. La clave es si las presiones inflacionistas van a ser suficientes como para mantener el IPC en una tasa próxima al 7%. En marzo y abril de 2021 los precios escalaron muy rápido, de modo que el efecto base jugará un papel clave para moderar la inflación. Si las tensiones de precios producidas por la guerra en Ucrania son superiores a la moderación del efecto base, los bancos centrales tendrán que empezar a preocuparse por la estabilidad de precios.
Estimado lector, prepárese para una avalancha de noticias sobre la inflación en los próximos días. El motivo es que el lunes (día 28) el INE publicará el dato adelantado del IPC del mes de febrero. Es previsible que la inflación experimente una brusca aceleración como consecuencia de las presiones de precios energéticas y del 'efecto base'. En enero el IPC se moderó hasta el 6,1%, pero en febrero es altamente posible que se acerque al 7%, incluso llegando a superar esta cota.