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Los sectores en los que España crece más que Europa revelan la debilidad de la economía
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La crisis no es solo por el turismo

Los sectores en los que España crece más que Europa revelan la debilidad de la economía

En tres sectores, España ha recuperado los niveles de actividad previos a la pandemia y, además, está por encima del crecimiento de la eurozona: banca, actividades inmobiliarias y sector público

Foto: Imagen de una grúa en la bahía de Santander. (EFE/Pedro Puente Hoyos)
Imagen de una grúa en la bahía de Santander. (EFE/Pedro Puente Hoyos)

La eurozona recuperó en el tercer trimestre el nivel de producción que tenía antes de la pandemia si se excluye a España. La contribución de los países del norte y del este del continente, desde Países Bajos hasta las repúblicas del Báltico, consiguió superar en el tercer trimestre del año los niveles de actividad previos a la pandemia. Esta rápida recuperación contrasta con la lentitud de la economía española. Un dato evidencia mejor que ninguno la lentitud de la recuperación: durante el pasado verano, el nivel de actividad de España fue apenas un 2,7% superior al del verano de 2020, esto es, el del año del confinamiento.

La mayor parte de los sectores de actividad seguían durante el tercer trimestre en niveles muy bajos de producción. Sin embargo, hay tres en los que España no solo ha crecido, sino que se ha recuperado más rápidamente que el conjunto de la eurozona. El problema es que estos tres sectores no ofrecen una lectura positiva de la economía española, más bien todo lo contrario: muestran las debilidades del país, con graves problemas estructurales.

Foto: La hostelería tiene parte de la culpa de que la productividad y los salarios estén congelados. (EFE/Ana Escobar)

Los tres sectores de España que han recuperado sus niveles de producción previos a la pandemia y que superan el crecimiento de la eurozona son: la banca, el inmobiliario y el público. Tres actividades que en ningún caso harán que un país destaque internacionalmente. (Para evitar las dificultades que ofrecen los ajustes de estacionalidad, se utiliza como comparativa el verano del año 2019 con datos sin desestacionalizar).

La coyuntura específica de la pandemia influye mucho en estos datos, pero no deja de sorprender que sean dos de los ‘sospechosos tradicionales’ de España quienes estén tirando ahora del carro. En el caso del sector financiero, el crecimiento del valor añadido alcanza el 14% si se compara con el verano de 2019. En gran medida, este incremento del valor añadido se debe a la reestructuración que está haciendo el sector, con concentraciones tales como la de CaixaBank y Bankia, y al cierre de oficinas. Con menos gastos el nivel de producción está creciendo, lo que evidencia un importante aumento del valor añadido.

El sector inmobiliario también está pasando por un momento dulce después del gran confinamiento, una situación que contrasta con los pobres datos de la construcción. El motivo es que, aunque la concesión de nuevas licencias se paró durante la pandemia y, por consiguiente, la obra nueva, las compraventas se mantuvieron a un ritmo elevado. Alta demanda y oferta escasa han dado como resultado un incremento del precio de los alquileres y de la vivienda. Según los datos del INE, el precio de la vivienda era, durante el pasado verano, un 6% superior al del verano de 2019.

Esto explica que, aunque la construcción haya atravesado unos trimestres muy complicados, las inmobiliarias hayan recuperado, y superado, el nivel de actividad previo a la pandemia. Un crecimiento de la facturación que, sin embargo, no supone una buena noticia para el país, ya que se trata del crecimiento de un sector muy relacionado con la especulación inmobiliaria, que, lejos de favorecer el crecimiento de la renta y su distribución, ha provocado una extracción de recursos desde las clases bajas (jóvenes en su gran mayoría) hacia las rentas más altas.

En concreto, el sector ha registrado un crecimiento del valor añadido del 1,4%, el doble que el conjunto de la eurozona. Esta diferencia, que en ningún caso es significativa, muestra el problema de vivienda que existe en España. Lejos de ser una fortaleza para el país, es una debilidad.

El último sector que destaca es el público (administraciones públicas, seguridad y defensa), que ha registrado un avance de la producción del 3,5%, el doble que el resto de la eurozona. En este caso, el crecimiento de la producción se debe al impulso para reforzar los servicios públicos durante la pandemia. No solo la sanidad o la educación han sido reforzadas, también la dependencia, la seguridad ciudadana, las compras de productos sanitarios, etc. En muchos casos, el refuerzo de los servicios públicos ha sido consecuencia de los problemas de atención por los recortes efectuados durante la pasada crisis financiera.

De hecho, el consumo público (básicamente compras de material y externalizaciones) ha crecido en España un 6%, un punto más que en el conjunto de la eurozona. Este impulso para mejorar los servicios públicos implica un importante aumento de la producción, pero se trata de un salto coyuntural. O bien la producción de servicios públicos va retrocediendo con la remisión de la pandemia, o supondrá un incremento del gasto público que se compensará con mayores impuestos, lo que afectará a la producción del sector privado. Esto es, otra actividad en la que España lidera el crecimiento que no es el resultado de ninguna fortaleza del país.

¿Y los vecinos?

Es cierto que la comparativa de España respecto al conjunto de la eurozona está muy marcada por la composición sectorial del PIB. Por eso es un ejercicio interesante la comparativa con los tres países vecinos, Portugal, Italia y Francia, con quienes comparte una estructura productiva más similar. En los tres sectores señalados anteriormente, el nivel de producción de España fue superior al de los tres comparables, con cifras similares a las de la eurozona.

Por el contrario, hay tres sectores clave en los que España sigue muy estancada y que explican la gran diferencia de la recuperación, incluso con países con una estructura económica similar. El primero de ellos es el sector de información y las comunicaciones que incluye una buena parte de la digitalización, según el Banco de España, el que más potencial productivo tiene actualmente. En España, este sector registra una caída de la producción del 2,4%, mientras que en los tres países comparables crece, de media, un 7%.

Este es uno de los sectores clave para el futuro y España es el único país de la eurozona que todavía no ha recuperado los niveles previos a la pandemia. Muy malas noticias que nada tienen que ver con la pérdida de turistas internacionales y mucho que ver con la baja inversión de España en actividades de innovación y digitalización.

Otro sector en el que la debilidad de España es preocupante es el de las actividades profesionales, científicas y técnicas. Se trata de otro de los ‘combos ganadores’ para cualquier país, ya que abarca los sectores de alto valor añadido e inversión. En este caso, en España han registrado un descenso del 14%, mientras que en los tres países comparables, el descenso no llega al 4%.

Foto: Cartel de coronavirus en el estadio del Dortmund. (Reuters/Wolfgang Rattay)

El tercero de los sectores que están en una situación preocupante es la industria. En España ha sufrido un retroceso algo superior al 5%, mientras que en los tres países comparables el descenso es inferior al 3% y en el conjunto de la eurozona se han recuperado ya los niveles de producción previos a la pandemia. España está pagando el coste adicional que supone el parón del sector del automóvil, del que tiene una gran dependencia, por el problema de suministro de chips. Sin embargo, una vez más, la industria nacional vuelve a mostrar su debilidad ante las crisis. Y, lo que es más preocupante, genera dudas respecto a su potencial de futuro con muchas empresas en plena retirada de España.

Todos estos datos muestran que la debilidad de la economía española no solo es consecuencia de su dependencia del turismo y la hostelería. Aunque es cierto que el impacto de estas actividades ha sido muy superior al de Europa, hay problemas de fondo que evidencian la debilidad de la economía nacional. En los sectores de la hostelería, el comercio y el transporte España está todavía un 15% por debajo de los niveles previos a la crisis, un descenso que multiplica por cinco el de la eurozona y más que duplica el de los países comparables.

La eurozona recuperó en el tercer trimestre el nivel de producción que tenía antes de la pandemia si se excluye a España. La contribución de los países del norte y del este del continente, desde Países Bajos hasta las repúblicas del Báltico, consiguió superar en el tercer trimestre del año los niveles de actividad previos a la pandemia. Esta rápida recuperación contrasta con la lentitud de la economía española. Un dato evidencia mejor que ninguno la lentitud de la recuperación: durante el pasado verano, el nivel de actividad de España fue apenas un 2,7% superior al del verano de 2020, esto es, el del año del confinamiento.

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