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España es el único país europeo que no ha recuperado el consumo minorista de 2019
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El comercio sigue sin despuntar

España es el único país europeo que no ha recuperado el consumo minorista de 2019

La debilidad de la recuperación en España se refleja en los pobres datos del comercio minorista español. Los hogares mantienen contenido el consumo y no prevén utilizar el dinero ahorrado

Foto: Imagen de un comercio durante la campaña del Black Friday. (EFE/Diego Fernández)
Imagen de un comercio durante la campaña del Black Friday. (EFE/Diego Fernández)

La recuperación de la economía española desde el final del estado de alarma se ha quedado rezagada respecto al resto de Europa. A pesar de los buenos datos de vacunación y del control de la pandemia, los datos de PIB siguen muy lejos de los niveles previos a la pandemia y están por debajo del resto de Europa. Uno de los motivos que explica la lentitud de la recuperación es la debilidad del consumo. Las expectativas de una rápida liberación del ahorro embalsado durante los meses más duros de la pandemia se han desvanecido. Esto explica que la recuperación del comercio esté siendo lenta y complicada.

A estas alturas de la crisis, todos los países europeos han conseguido recuperar ya el nivel de ventas minoristas existente antes de la pandemia, comparando los datos del mes de octubre con los de octubre de 2019. El único país que todavía no lo ha hecho es España, que sigue todavía un 3% por debajo (datos deflactados para evitar el efecto distorsionador de la subida de precios). El conjunto de la eurozona registra unas ventas minoristas que son ya un 6% superiores a las del año 2019 y en algunos países, como es el caso de Francia, el crecimiento es de doble dígito.

En España, por el contrario, la facturación del comercio minorista siguió lastrada durante el mes de octubre en medio de una coyuntura todavía delicada por la elevada inflación y la incertidumbre económica. De hecho, las ventas del mes fueron un 1% inferiores a las de octubre de 2020. Esto significa que la recuperación del comercio minorista se ha quedado estancada en el último año.

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La sorpresa es mayor cuando se analiza la evolución del comercio desde el final del estado de alarma. El volumen de ventas en octubre fue casi el mismo que el de mayo, esto es, no se ha producido ningún avance desde que se acabó el estado de alarma. En estos meses, ha aumentado la facturación del sector servicios gracias a la recuperación del turismo y el ocio, sin embargo, las ventas del comercio minorista siguen estancadas.

La recuperación de la movilidad ha permitido elevar la facturación presencial en las tiendas, sin embargo, esto se ha compensado con una ralentización del comercio 'online'. Sin embargo, el saldo neto es neutral, de modo que no se ha conseguido ningún avance en la facturación total del sector minorista. La caída de las ventas de combustibles para los vehículos explica una parte de estos pobres datos. Ante la escalada del precio de la gasolina y el diésel, muchos hogares han buscado fórmulas de movilidad alternativa al coche. Esto muestra que, aunque la demanda de los productos energéticos sea muy inelástica, porque los ciudadanos tienen que seguir desplazándose, no lo es del todo y, ante subidas de precios tan rápidas, buscan otras soluciones, como el transporte público, las bicicletas o los monopatines eléctricos.

Otro sector que está lastrando los datos del comercio minorista es el de informática y equipos de telecomunicaciones. Durante la pandemia, los hogares compraron muchos de estos productos, que van desde videojuegos hasta teléfonos móviles o televisores. Sin embargo, ahora las preferencias de consumo han virado, por ejemplo, hacia la ropa. Desde el final del estado de alarma, la facturación del sector textil se ha disparado casi un 21%, dando así aire a unas empresas que estaban en una situación muy delicada.

Algunos sectores están incrementando su facturación y otros están de capa caída, pero, en suma, el comercio minorista sigue estancado. Esta debilidad de la demanda de los hogares previsiblemente se mantendrá durante los próximos meses, como se extrae de las encuestas de confianza mensuales que publica la Comisión Europea.

En España, la confianza del consumidor sigue rezagada respecto a los grandes países del euro. Si bien ya se sitúa por encima de la media histórica de los últimos 20 años, sigue un paso por detrás del resto del continente. Uno de los motivos que explican este indicador es que las expectativas económicas a 12 meses todavía siguen sin repuntar en España. Los hogares mantienen una elevada incertidumbre sobre la recuperación a la espera de que el PIB se aproxime a los niveles previos a la pandemia o que los fondos europeos comiencen a ejecutarse, estimulando así el empleo y la inversión.

Pero el dato más preocupante de la encuesta de noviembre de la Comisión Europea es que marca un deterioro de la confianza de los consumidores en España, lo que rompe la tendencia de mejoría registrada desde el final del estado de alarma. El repunte de la inflación podría estar en la base del deterioro de la confianza de los consumidores del mes de noviembre, que registró su peor dato desde el pasado mes de marzo, cuando todavía estaba vigente el estado de alarma.

La reactivación del consumo será clave para la recuperación económica y más durante las próximas semanas, en las que se decidirá la campaña navideña. El año pasado, las familias realizaron un gran esfuerzo comprador para celebrar estas fiestas, lo que permitió a España esquivar una segunda recesión en la que sí cayeron otras grandes economías del euro durante el invierno. En esta ocasión, los rebrotes del virus vuelven a ser una amenaza y pondrán a prueba el optimismo económico de los hogares.

La recuperación de la economía española desde el final del estado de alarma se ha quedado rezagada respecto al resto de Europa. A pesar de los buenos datos de vacunación y del control de la pandemia, los datos de PIB siguen muy lejos de los niveles previos a la pandemia y están por debajo del resto de Europa. Uno de los motivos que explica la lentitud de la recuperación es la debilidad del consumo. Las expectativas de una rápida liberación del ahorro embalsado durante los meses más duros de la pandemia se han desvanecido. Esto explica que la recuperación del comercio esté siendo lenta y complicada.

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