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La recuperación resiste a la quinta ola y apunta a un crecimiento del PIB superior al 2%
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En el tercer trimestre del año

La recuperación resiste a la quinta ola y apunta a un crecimiento del PIB superior al 2%

La quinta ola del virus, al contrario que las anteriores, no ha frenado la recuperación de la economía. El trimestre arranca con un ritmo del empleo superior al 3%, pero se irá ralentizando

Foto: Imagen de la playa de Samil, en Vigo. (EFE)
Imagen de la playa de Samil, en Vigo. (EFE)
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La quinta ola del coronavirus llegó en el peor momento posible para España, en el inicio de la temporada alta turística. El rápido ascenso de la incidencia supuso un gran foco de incertidumbre sobre la recuperación de la actividad, que todavía era muy precaria. Sin embargo, con el pico de contagios ya sobrepasado, los indicadores económicos apuntan a un mantenimiento del ritmo de crecimiento registrado tras la reapertura.

En esta ocasión, la recuperación económica se ha mantenido inmune al virus. El avance de la vacunación evita que los contagios se traduzcan en hospitales colapsados, lo que ha permitido mantener la actividad económica abierta. En esta coyuntura, lo que reflejan los datos económicos es que los hogares recuperan rápidamente su consumo cuando no tienen restricciones que les impidan hacer una vida normal. Esto reduce drásticamente el riesgo de que la crisis del coronavirus provoque heridas estructurales sobre la demanda doméstica, el gran motor del PIB.

Foto: Imagen de las playas de Benidorm una vez levantado el estado de alarma. (EFE)

Los datos recopilados hasta la fecha y la inercia de la actividad apuntan a un sostenimiento de la recuperación con tasas de crecimiento trimestrales superiores al 2%. El mercado laboral español mostró una intensa recuperación en julio con un crecimiento del número de ocupados del 2,6% respecto al promedio del segundo trimestre, con los datos desestacionalizados y contabilizando la reincorporación de trabajadores en ERTE.

Este inicio del tercer trimestre es muy diferente del segundo, ya que el mes de abril fue muy pobre para el empleo, con un avance de la ocupación efectiva inferior al 1%. En ese mes todavía estaba vigente el estado de alarma y, de hecho, se perdió el turismo de Semana Santa. De hecho, si se compara el empleo efectivo en el mes de julio es casi un 4% superior al de abril (con datos desestacionalizados). Solo esta diferencia ya es suficiente para garantizar un ritmo de crecimiento elevado. Por ejemplo, si en agosto y septiembre se frena la recuperación del empleo y la salida de trabajadores de los ERTE, solo con el avance de julio se registraría un crecimiento del empleo superior al 2%.

Es previsible que el crecimiento del PIB será inferior al del empleo, ya que es la hostelería que está tirando de la recuperación, y sus niveles de productividad por hora de trabajo son inferiores al resto de actividades. Sin embargo, con los datos de julio es complicado que el avance de la producción sea inferior al 2%. Así lo interpretan las principales casas de análisis del consenso de mercado que recoge 'Bloomberg', quienes anticipan un avance del PIB del 2,9%.

A pesar de la intensa recuperación económica de los últimos meses, los niveles de actividad están aún por debajo de los existentes antes de la pandemia. Si se confirma el crecimiento del 2,9% del PIB, el nivel de producción durante el verano habrá sido todavía un 3,3% inferior al de 2019. No será hasta el año 2022 cuando la actividad recupere los niveles de actividad existentes antes de la crisis del coronavirus y tampoco con respecto al empleo.

En las últimas semanas han surgido dos grandes focos de incertidumbre sobre la coyuntura económica. Y ambos están relacionadas. La primera es la escasez de algunos bienes intermedios en el mercado como consecuencia de las rupturas de las cadenas de valor globales. Las empresas, en especial de la industria, se están viendo afectadas por problemas de suministros, en especial de metales semiconductores y chips. Esto ha provocado el retraso en algunas entregas de productos y la existencia de plantas de producción funcionando a mitad de su rendimiento.

Al mismo tiempo, y este es el segundo problema, la escasez de bienes para satisfacer el repunte de la demanda está provocando tensiones inflacionistas. El principal foco de estas tensiones es el mercado de los combustibles, que se ha contagiado rápidamente a la electricidad, que se encuentra en plena escalada. Esto no solo restará renta disponible a los hogares, también afectará negativamente a la balanza exterior de España, ya muy golpeada por la caída del turismo internacional. El riesgo de que el repunte de la inflación no sea un fenómeno pasajero es el otro gran foco de incertidumbre a corto plazo, ya que podría obligar a los bancos centrales a terminar con su política monetaria expansiva de forma brusca en un momento en el que los países nadan en un océano de deuda pública.

Con confianza

Un crecimiento del PIB superior al 2% trimestral supone un registro casi histórico. En toda la serie histórica solo se ha superado esta cota en dos ocasiones, el verano de 2020 gracias al final del 'gran confinamiento' y en el segundo trimestre de este año gracias al final del estado de alarma. Se trata de tasas extraordinarias que no se alcanzan en un trimestre normal. Sirva como comparativa que, durante los años de la burbuja inmobiliaria, solo hubo dos trimestres en los que el crecimiento fue superior al 1% y lo fue por unas centésimas: del 1,01% y del 1,14%.

Foto: Imagen dela central térmica de Aboño, en Asturias. (Efe)

Este ritmo de la recuperación explica los registros de confianza de empresas y consumidores. La encuesta PMI que elabora mensualmente Markit a las empresas muestra que en julio el nivel de crecimiento del sector privado fue muy similar al de junio, ambos meses en máximos históricos de la serie de 21 años. "El crecimiento económico sigue siendo extremadamente elevado", concluye Markit a partir de los resultados del estudio.

Sin embargo, las expectativas a futuro comienzan a debilitarse y en la encuesta de julio marcaron su peor registro en cuatro meses. El ritmo de crecimiento registrado en los meses de junio y julio es insostenible, ya que durante estos meses se ha producido una reapertura de empresas nunca antes vista. Ni siquiera los fondos europeos serán capaces de generar un crecimiento similar al actual. El Gobierno estima que aportarán dos puntos al crecimiento por cada año completo, nada que ver con el crecimiento cercano al 3% actual.

La clave, a futuro, no pasa por mantener un ritmo de PIB insostenible, sino por lograr un crecimiento robusto una vez se haya producido la reapertura de todos los sectores. En este proceso sí será clave la confianza de las empresas, ya que una vez que hayan recuperado a todos los trabajadores perdidos, será el momento de seguir creciendo. Ese es el paso clave al que se enfrentará España en 2022.

La quinta ola del coronavirus llegó en el peor momento posible para España, en el inicio de la temporada alta turística. El rápido ascenso de la incidencia supuso un gran foco de incertidumbre sobre la recuperación de la actividad, que todavía era muy precaria. Sin embargo, con el pico de contagios ya sobrepasado, los indicadores económicos apuntan a un mantenimiento del ritmo de crecimiento registrado tras la reapertura.

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