Elvira Rodríguez (PP): "Hay veces que lo que hace la CEOE me parece decepcionante"
"La CEOE ha ido a lo suyo [en el acuerdo de reforma de las pensiones] y no a la sostenibilidad del sistema" | "Vamos a hacer un seguimiento escéptico y crítico de los fondos europeos"
El Gobierno ha conseguido en los últimos meses acuerdos importantes en materia económica, tanto en el diálogo social como con la Comisión Europea, lo que ha complicado al Partido Popular su labor de oposición a Pedro Sánchez. Además, su choque con la patronal a raíz de los indultos ha enfriado la relación de los 'populares' con la CEOE. Elvira Rodríguez, diputada y responsable del área económica del PP tiene la misión de construir esa oposición económica, supervisar la ejecución de los fondos europeos y volver a tender puentes con la patronal.
PREGUNTA. España ha comenzado ya la fase de recuperación. Es pesimista u optimista con la evolución de la economía del país.
RESPUESTA. Sigue habiendo muchas incertidumbres y, para que se despejen, hay que ser consciente de ellas. Estaba claro que íbamos a tener un rebote fuerte, porque se estaba acumulando un ahorro privado. Vamos a tener un buen verano, espero que no haya problemas de rebrotes, yo iría pensando en lo que vamos a hacer, sobre todo para ayudar al sector empresarial a partir de octubre.
P. ¿Necesitamos más ayudas a las empresas?
R. Hubiéramos necesitado mejores ayudas. Para las empresas grandes y estratégicas todos estamos viendo lo que ha pasado con los fondos de la SEPI: hace un año que se aprobaron y solo han aplicado 1.000 millones, y algunos mal. Y el real decreto-ley de apoyo a las pymes tampoco acaba de arrancar, porque estuvo mal diseñado. Nosotros lo dijimos y así se ha cumplido: salvo Madrid, no se han podido lanzar las convocatorias en otras comunidades.
P. Sitúa octubre como el mes clave: se termina la campaña turística, los ERTE...
R. Es cuando se verá cuál es el daño estructural que tenemos, si no nos hacemos trampas al solitario como las que está haciendo el Gobierno.
P. ¿Se refiere a los concursos de acreedores?
R. Sí, en parte, y también a la prohibición de despedir y la obligación de devolver las ayudas de los ERTE. Tienen que dejar a las empresas reestructurarse y este proceso tiene dos partes. La laboral: pasar a los trabajadores de los ERTE al desempleo será la única manera de no dejarlos enquistados. Y la segunda es la regulación concursal: las reestructuraciones son la única manera de que el tejido 'zombi' se elimine y aparezcamos con tejido nuevo y se permita a los emprendedores empezar nuevos proyectos.
P. ¿También tendríamos que pensar en retirar los ERTE a partir de octubre?
R. Claro. En septiembre habrá que analizar qué políticas se necesitan. Quien en este verano no haya sido capaz de recuperar la actividad, difícilmente lo harán a partir de octubre. Habrá que hacer un trabajo fino, pero una ampliación indeterminada de los ERTE con esa penalización al despido no es la forma. Por una parte es muy oneroso para las finanzas públicas y tampoco resuelve el problema de las empresas, porque los costes fijos se mantienen.
"Ampliar indeterminadamente los ERTE con esa penalización al despido no es la forma"
P. ¿Qué le parece que el Gobierno no haya llevado al Congreso los textos del Plan de Recuperación?
R. El dinero no es de un partido ni de un Gobierno, es de Europa en su conjunto, es un proyecto de país, por eso parece lógico que intervengamos todos. Los gobiernos autonómicos y locales tampoco han intervenido. Y también el primer partido de la oposición, que es el que lleva a cambio las alternancias. Porque este no es un proyecto coyuntural, sino estructural. No es el Plan-E, sino que hay que cambiar el país.
P. El PP tiene que jugar un papel fundamental como líder de la oposición porque las reformas comprometidas son de mucho calado y si no se aprueban, dejará de llegar el dinero. ¿Cuál debe ser el papel del Partido Popular en este proceso?
R. Si el dinero no llega, será responsabilidad del Gobierno. Aquí hay dos partes, la buena inversión de los fondos, a los que les vamos a hacer un seguimiento como se dice en terminología auditora 'escéptico y crítico'. Y las reformas, que en buena medida tienen que pasar por el Parlamento. Ahí las debatiremos como cualquier reforma legal más, porque tenemos la responsabilidad, como primer partido de la oposición, de que esas reformas sean las adecuadas. Y si creemos que no son las adecuadas, no las apoyaremos. El Gobierno sabrá.
P. Una de las primeras reformas que se debatirán, previsiblemente en septiembre, es la de pensiones. Usted ha tenido contactos directos con el ministro de Seguridad Social, ¿qué le parece la reforma?
R. Lo que ha decidido el Gobierno es hacer la reforma en dos partes y media. Esta primera es la que incorpora la revalorización con el IPC, unos retoques en penalizar las prejubilaciones y algunos incentivos al alargamiento de la vida laboral. Además, por un compromiso del Gobierno de coalición con los sindicatos y patronal, derogan el factor de sostenibilidad. Pero Europa no quiere que lo deroguen porque pide que el sistema sea sostenible; porque, tal y como van, hacen peligrar a las finanzas públicas españolas. En el acuerdo que han firmado dicen que tienen que tener un nuevo factor de equilibrio intergeneracional el 1 de enero. Dicen: "Yo, ministerio, debato con los agentes sociales hasta el 15 de enero y, si no hay acuerdo, pongo el mío".
El problema es que ese factor no lo conocemos. Mientras que el proyecto de ley, que es tan importante, es sometido a informe del Consejo de Estado y todos los requisitos, lo que vayan a meter por enmienda no va a llevar ninguno de estos controles. Con lo cual, el acuerdo de pensiones que están firmando es una reforma incompleta. Además, el alargamiento de los años de cotización y los destopes lo dejan para el año que viene. Nosotros entendemos que la reforma tendría que haber sido completa. Sí tiene algunas cuestiones 'positivas', como es la indexación al IPC, tiene que tener todos los ajustes de todo el sistema. Por eso decimos que lo que se está firmando no da sostenibilidad al sistema de pensiones. Actos de fe, tal y como vamos, no debemos hacer.
P. ¿Hace bien la CEOE aceptando este acuerdo?
R. Creo que la CEOE ha salvado unos muebles que había que salvar: los ERE que tiene en marcha con las prejubilaciones que puede haber como consecuencia de reestructuraciones que en este momento tiene son importantes. La CEOE también ha peleado mucho por incorporar la cláusula de jubilación forzosa que la CEOE no quería quitar. A mí me da la sensación de que la CEOE ha ido a lo suyo y no a la sostenibilidad del sistema de pensiones. Pero si el año que viene suben las cotizaciones y las bases máximas, a la CEOE le puede hacer mucho daño. A nosotros nos parece que tenían que haber discutido la reforma en su conjunto.
La CEOE ha ido a lo suyo y no a la sostenibilidad del sistema de pensiones
P. Garamendi ha mostrado su confianza con Pablo Casado esta semana y el presidente del PP no ha recogido el guante. ¿Cree que el PP tendría que hacer algún gesto? ¿Se ha producido una fractura entre el PP y la CEOE?
R. Yo creo que cada uno estamos en el sitio en el que tenemos que estar. A veces resulta un poco decepcionante porque vienen a nuestros despachos a pedirnos cosas que luego no siguen. Ellos saben que las empresas tienen en nosotros un aliado, pero darnos abrazos y besos todos los días no va a ninguna parte. Hay veces que no coincido con lo que hace la CEOE y me parece decepcionante. Yo acabaría con esta historia porque no conduce a ninguna parte, lo que tenemos que hacer es tejer entre todos para buscar lo mejor para España.
P. El Gobierno ha utilizado al diálogo social para pasar en el Congreso todas las leyes.
R. Hay una serie de medidas que tienen que pasar obligatoriamente por el diálogo social. Este Gobierno es muy absolutista, pero hay líneas rojas que no se pueden cruzar. Yo puedo comprender que la CEOE defienda sus intereses, lo que no pueden pedirnos es que compartamos lo que están haciendo, porque nosotros estamos en otro sitio y nos elevamos más arriba.
P. Pero da la sensación de que Casado lo que dice es que se ha vaciado el Parlamento bajo el paraguas del diálogo social.
R. En el Parlamento, el Gobierno no tiene el más mínimo interés en llegar a consensos con nosotros. No sé el ministro Escrivá en materia de pensiones, pero el Gobierno en su conjunto no lo tiene. Lo que quizá quiere decir Pablo Casado es que el diálogo social no es la coartada para aprobar cualquier cosa cuya aprobación radica en sede parlamentaria. Y no se puede pedir el voto unánime sobre algo que se haya acordado en el diálogo social. A eso nos referimos al decir que la labor del Parlamento se vacía. Y es muy grave.
"El diálogo social no es la coartada para pedir el voto unánime en el Parlamento"
P. En materia de pensiones el Gobierno sí quiere contar con el apoyo del PP para sacar adelante una reforma estructural tan importante.
R. Al ministro le hemos repetido que queremos ver la reforma completa. Lo que está ahora no nos convence. Y lo último aún menos con la obsesión de la derogación en el proyecto de ley que firmaron esta semana y la eliminación del factor de sostenibilidad. Además, falta la segunda parte que habla del alargamiento de los años para el cálculo de las pensiones. Tampoco viene lo relativo a los autónomos, que siguen negociando con ATA. Habrá que ver el impacto sobre el conjunto de las cuentas del sistema y luego la amenaza de la subida de las bases de cotización. No es lo mismo subir el 2% de 2.000 que de 4.000. Eso está claro. El ministro va a comparecer en comisión del Pacto de Toledo y espero que ponga los datos encima de la mesa. Nosotros somos los mayores interesados en tener un sistema de pensiones sostenible.
P. El nivel de gasto público que tenía España antes de la pandemia era equivalente al 42% del PIB. ¿Estos niveles son apropiados?
R. A mí los porcentajes sobre PIB aplicados a políticas no me gustan. Lo último disparatado que he escuchado es que el SMI tiene que subir como el PIB. Sinceramente, a nosotros nos parece que el sector privado es más eficaz y eficiente para generar riqueza. Y por eso no se debe sobrecargar el peso del PIB del sector público. Lo que es verdaderamente interesante es que crezca el PIB del país. Primero, porque hay más recaudación impositiva sin necesidad de subir los impuestos. Y segundo, hay más posibilidades para garantizar el estado del bienestar. Hay que pensar en valores absolutos, no relativos. Nuestro estado del bienestar tiene un componente importantísimo de gastos de personal por definición, a pesar de lo que digan ahora los del salario mínimo, no debe evolucionar con el PIB.
Yo creo que tenemos un peso de sector público sobre el PIB suficiente, lo que tenemos que ver es la suficiencia de las políticas que se están llevando a cabo. ¿Tenemos una sanidad suficiente, sin compararla con el PIB, o una educación suficiente, o unos servicios sociales y ayudas a la dependencia suficientes? Las pensiones tienen mucho peso sobre el sector público. Y en eso tenemos que trabajar para conseguir el mix que mejor nos vaya. Yo, 'a priori', que soy más liberal, creo que nos tendríamos que acercar, no digo al 30% de gasto público, pero dejar las cosas como están y analizar las políticas públicas que sean eficaces y eficientes.
P. ¿España necesita una reforma fiscal?
R. Así, 'a priori', el sistema tributario no es solamente una máquina de recaudar. Es mucho más. ¿Una reforma? Se ha visto que tal y como van los tiempos habría que incorporar algún tipo de fiscalidad verde, que su objetivo último es recaudación cero. La recaudación tiene que ser suficiente, pero no es el objetivo primero ni el único de un sistema tributario. Habría que darle una vuelta porque seguramente hay bonificaciones obsoletas y hay que conseguir un sistema tributario eficaz que sirva como palanca de política económica y no solo de fuente de recaudación.
El sistema tributario no debería ser un freno a la competitividad de las empresas españolas porque supone un coste importante y puede llevar a que se tomen decisiones económicas que nos perjudiquen. Por ejemplo, si tenemos muchas diferencias con Portugal puede haber deslocalizaciones que luego, económicamente, nos vengan muy mal. Y lo poco que podamos recaudar con una subida lo acabamos perdiendo del todo porque la empresa se deslocaliza. Hay que pensar muy bien el efecto del sistema tributario sobre la competitividad de la economía española y pensar qué pasa si de forma coyuntural o estructural los impuestos se bajan, porque tal vez llevaría a que fuera más activa.
P. Por lo que dice de la situación de las cuentas públicas (déficit, deuda…) parece que no habría mucho margen para hacer una rebaja de impuestos.
R. Bueno, es que forma parte de un todo. Cuando nosotros hacíamos el Presupuesto veíamos primero cuánto iba a subir el PIB, después la recaudación del año anterior con la subida del PIB, y después ya el déficit y el margen de gastos. Con esto quiero decir que la recaudación fija es el resultado de multiplicar el tipo por la base, y lo que hay que trabajar es que se incrementen las bases porque es la mejor manera de tener la recaudación que garantice el estado de bienestar. Y eso es lo que puede llevar a que tú rebajes tipos.
Es decir, no solamente pensar no tengo margen y esto solo lo arreglo subiendo impuestos, porque si ahogo la economía no voy a recaudar nada. En cambio, hay que pensar que si bajo impuestos puedo darle más aire a la economía y conseguir mejoras en la recaudación.
"Sánchez habla de un nuevo sistema de financiación. No tenemos noticia"
P. ¿Es hora de abrir el melón de un nuevo sistema de financiación autonómica? Ahora que el asunto también entra en la negociación Gobierno-Generalitat.
R. El modelo de financiación es un puzle muy complicado con un marco fijo, que son los impuestos que se reparten entre CCAA y Estado. Si de repente se decide, por la puerta de atrás, que vas a hacer un modelo que se adapte más a las características de Cataluña para que tenga más financiación, veremos quien se lo reparte porque puede perjudicar a otras comunidades. El primer problema es que cada vez que se ha hecho un modelo de financiación se ha hecho con la recaudación creciendo, con lo cual el porcentaje que tenía el Estado era más fácil. Con la recaudación cayendo es muy difícil hacer un modelo donde la gente no pierda. En este momento las CCAA viven en una ficción: les están dando entregas a cuenta al margen de la evolución de la propia recaudación que en algún momento tendrán que devolver (y ya veremos cómo lo resuelve el gobierno) y, segundo, les están dando entregas extraordinarias en el año 20 y 21 fuera del sistema de financiación. El momento es supercomplicado, a Cataluña no se le puede sacar del sistema, y tengo unos cuantos interrogantes. Sánchez dijo esta semana que está trabajando en un nuevo modelo de financiación, pero ninguna comunidad del PP tiene conocimiento de eso.
P. ¿Le incomoda al PP la insistencia de Vox para impulsar una moción de censura? Más allá de la aritmética, ¿el PP no cree que los indultos son un motivo político claro para censurar a Sánchez?
R. Yo creo que no porque las cuentas no salen. Solo se conseguiría que Sánchez salga reforzado, además de que tenga tres horas de intervención parlamentaria que no llevan a ninguna parte.
P. Le critican a Casado la referencia que hizo en el pleno sobre la Guerra Civil y un endurecimiento de su discurso mirando siempre de reojo a Vox.
R. La prioridad del PP es conseguir que los españoles entiendan dónde estamos, que nos sigan apoyando y que cada vez lo hagan más. Nosotros le pedimos eso a los votantes y nos da igual si vienen de Vox o del Partido Socialista.
P. El PP se interesó mucho por reclutar a Toni Cantó y ya hemos visto dónde ha terminado. ¿Es una decisión coherente con un Gobierno liberal que lleva por bandera el adelgazamiento de la administración y la eliminación de chiringuitos?
R. Ser liberal no significa quitar ni poner chiringuitos. El adelgazamiento supone creer que un sector privado más grande es más eficaz para lo que interesa, que es que haya más actividad. La idea de la política pública que tendrá al frente Toni Cantó me parece interesante porque el español es un activo en el mundo. Puede tener ese mensaje ideológico de levantar la bandera del español cuando otros la bajan y la pisotean. Pero es que además es un factor de crecimiento económico y de business absoluto que encaja muy bien en lo que está predicando el gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Es una oportunidad y por eso merece la pena.
P. ¿Le parece que Ayuso es ya un referente en la política nacional? Desde luego, su gobierno confronta directamente con Sánchez.
R. Yo he estado en la política madrileña cuatro años y la política autonómica se reduce a lo que hace esa comunidad. Pero también puede marcar un camino. La confrontación de Ayuso con el Gobierno, si la vemos con perspectiva, entró en asuntos que ganó siempre. Puso de manifiesto lo que el Gobierno hacía mal (las mascarillas, las vacunas, las farmacias…) y es lo que creo que se le ha retribuido en las urnas después. El planteamiento de un gobierno abierto, que piensa en la economía y deja libertad a la gente, que aprueba Presupuestos con bajada de impuestos, claro que vale a nivel nacional. Es política pura del PP.
P. Hace cuatro meses Casado anunció la mudanza de Génova, pero aquí siguen. Estos días vuelve a salir a colación el anterior PP con esos encuentros entre Cospedal y Villarejo. ¿Usted cree que necesitan cambiar de sede?
R. Yo ese asunto no lo llevo. Donde estoy, estoy muy cómoda. Es verdad que esta sede se nos ha quedado grande, pero queremos una cosa muy especial y que no sé si la encuentran. ¿Que pueda ser un gesto para no ser Génova y ser otra cosa? Bueno, sí. Pero lo importante es el Partido Popular. Génova son unas paredes. Este PP de Pablo Casado es muy claro en lo que quiere, lo que dice y lo que hace.
El Gobierno ha conseguido en los últimos meses acuerdos importantes en materia económica, tanto en el diálogo social como con la Comisión Europea, lo que ha complicado al Partido Popular su labor de oposición a Pedro Sánchez. Además, su choque con la patronal a raíz de los indultos ha enfriado la relación de los 'populares' con la CEOE. Elvira Rodríguez, diputada y responsable del área económica del PP tiene la misión de construir esa oposición económica, supervisar la ejecución de los fondos europeos y volver a tender puentes con la patronal.
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