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La sombra de los estímulos de Biden cubre la respuesta europea
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DEBATE ENTRE AUTORES Y POLÍTICOS

La sombra de los estímulos de Biden cubre la respuesta europea

Las comparaciones entre la respuesta americana y la europea enfrentan a analistas, economistas y políticos respecto a si la UE debería ser más ambiciosa en sus estímulos

Foto: Visita de Biden como vicepresidente de EEUU al Consejo Europeo en 2015. (Reuters)
Visita de Biden como vicepresidente de EEUU al Consejo Europeo en 2015. (Reuters)

La Administración americana ha aprobado este mes de marzo un paquete de ayudas por valor de 1,9 billones de dólares, que se añade a otras ayudas ya acordadas: 900.000 millones de euros aprobados en diciembre. Un estímulo a corto plazo de unos tres billones de dólares, a los que se podrían añadir otros tantos en inversiones en infraestructuras, lo que hace que algunos se pregunten si la Unión Europea debería seguir ese camino y está provocando fuertes divisiones entre los que abogan por apretar todavía más el acelerador y los que creen que la Administración dirigida por Joe Biden está cometiendo errores que llevarán a una inflación disparada.

La comparación es odiosa. En julio, los jefes de Estado y de Gobierno alcanzaron un acuerdo para poner en marcha un fondo de recuperación por valor de 750.000 millones de euros financiado con la primera emisión masiva de deuda conjunta. Sí, hay estímulos a nivel nacional y otras ayudas, como por ejemplo el esquema de apoyo al empleo de la Comisión Europea, SURE, y además los estímulos de Biden incluyen algunas medidas que ya están incluidas en el estado de bienestar europeo. Pero a nivel general la comparación deja claro que Washington está pisando el acelerador más a fondo y con más decisión que la Unión Europea.

Ahora, analistas, economistas y políticos están manteniendo una encarnizada discusión sobre qué vía debería tomarse. Paschal Donohoe, presidente del Eurogrupo, ha citado en este contexto a Theodore Roosevelt, presidente de los Estados Unidos que aseguró que “la comparación es la ladrona de la alegría”. Es decir, para el jefe del foro de ministros de Finanzas de la zona euro no deben hacerse comparaciones entre el paquete de estímulo americano y el europeo.

placeholder Paschal Donohoe, presidente del Eurogrupo. (EFE)
Paschal Donohoe, presidente del Eurogrupo. (EFE)

“Solo en 2020, Europa implementó apoyos presupuestarios equivalentes al 7% del producto interior bruto y apoyos de liquidez del 17% del PIB, mientras que las cifras de estímulo de EEUU fueron del 10% y el 7,7%. Hay una diferencia, pero no es tan significativa como sugieren algunos”, ha escrito Donohoe en una tribuna en el prestigioso periódico económico ‘Financial Times’, con el objetivo de responder a aquellos que consideran que la Unión Europea no está siendo lo suficientemente ambiciosa.

“Claramente, es más arriesgado hacer muy poco que demasiado: la Reserva Federal siempre puede endurecer la política monetaria si la generosidad del Gobierno desencadena un auge inflacionario, mientras que el crecimiento lento y la baja inflación pueden convertirse en una trampa, como muestra la última década de Europa”, ha escrito por su parte Christian Odendahl, economista jefe del Centre for European Reform, junto a John Springford.

Odendahl y Springford recuerdan que la OCDE señala que el crecimiento de EEUU será del 6,5% en 2021 y del 4% en 2022, mientras que para la UE será del 3,9% y del 4%. Europa se está quedando por detrás, y para el economista alemán hay dos razones: Washington va seis semanas por delante en la campaña de vacunación y está apostando sin ambages por las ayudas.

Foto: La presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi. (EFE)

“La política económica óptima tras el 'shock' del covid es como una carrera de 400 metros: no basta con una salida impecable (la provisión de liquidez inmediata) y la aceleración (los ERTE y las ayudas directas), hay que mantener el esprint hasta el final, venciendo la tentación y el cansancio que incitan a cantar victoria de manera prematura, manteniendo el estímulo económico hasta que se haya recuperado todo el impacto de la crisis. Sin embargo, la tendencia reciente de la política económica ha sido de aflojar antes de llegar a la meta”, escribía este fin de semana Ángel Ubide en 'El País'.

“Como ya hemos apuntado varias veces, ha sido un coma económico inducido y, con las medidas de política económica adecuadas, el rebote debería ser proporcional a la caída”, explica Ubide. Y sin embargo no será así para la Unión Europea, y todavía menos para los países sureños. Mientras Estados Unidos recuperará su ritmo de producción previsto antes de la aparición del coronavirus, no lo hará así la Unión Europea, que se quedará un 4% por detrás. Esa es la brecha de la discordia, aunque Donohoe señala que la mayoría de las previsiones no tiene en cuenta el impacto de los 750.000 millones del fondo.

El historiador económico Adam Tooze señalaba estos días que si bien el fondo de recuperación es “notable en muchos sentidos” y que la respuesta fiscal nacional y del BCE en 2020 “fue un enorme paso adelante”, ahora “todas las preguntas son sobre 2021 y 2022”. “Mantengan el pie en el acelerador”, escribía Tooze recientemente. Vítor Constancio, antiguo vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), también ha sido duro: "Estados Unidos está tratando de experimentar con políticas para superar por completo la crisis, mientras que Europa permanece bajo el peso de sus fantasmas y temores. La eurozona, una economía relativamente cerrada que dispone de una moneda fuerte y un superávit externo considerable, podría hacer más por sus ciudadanos. (...) Desafortunadamente, Europa se está preparando para una política fiscal en gran medida insuficiente", escribía recientemente.

placeholder Videoconferencia de líderes europeos. (Reuters)
Videoconferencia de líderes europeos. (Reuters)

Más allá de los académicos

El debate va más allá de los círculos de economistas y analistas. La semana pasada, Emmanuel Macron, presidente francés, tras el Consejo Europeo del pasado jueves señaló que “tras la segunda y tercera oleadas (...) sin duda tendremos que añadir algo a nuestra respuesta”. Le apoya en esa idea Mario Draghi, primer ministro italiano y una de las personas con mejor conocimiento de la eurozona tras haber sido presidente del Banco Central Europeo (BCE). Macron prepara incluso un plan “a la americana” de cara a las presidenciales de 2022.

Esa brecha que se está abriendo entre EEUU y la Unión Europea "probablemente sugiere la necesidad de una respuesta más enérgica" para el presidente francés, pero no así para muchos otros Estados miembros, como Países Bajos, que ya vendieron cara su oposición al fondo de recuperación. Además, no hay ningún apetito político en una Alemania que afronta unas elecciones en las que se decidirá la sucesión de Angela Merkel como canciller, con una CDU que podría tomar un giro más conservador en los próximos meses si finalmente es Markus Söder el candidato a la cancillería.

Foto: Merkel, junto a su jefe de gabinete durante el Consejo de Ministros semanal en Berlín. (Reuters)

La recuperación europea no solamente tendrá un menor impulso, sino que llegará más tarde. El proceso de ratificación de las decisiones de recursos propios, paso necesario para que la Comisión Europea acuda a los mercados para captar los 750.000 millones de euros del fondo de recuperación, se encuentra en este momento en un parón debido a la orden del Tribunal Constitucional alemán para que el presidente germano no firme la decisión, aprobada ya por las dos cámaras del Parlamento teutón. Todavía no se conocen plazos, pero desde Berlín se hace entender que el proceso podría retrasarse unos tres meses, y eso si el Constitucional no decide presentar una cuestión ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

“EEUU ha decidido no aflojar y mantener el esprint al máximo hasta llegar a la meta, para que esta recuperación sea diferente. La eurozona ha cumplido inicialmente con ayudas que compensan las restricciones del covid y ha creado el fondo de recuperación y resiliencia, pero no parece dispuesta a mantener el esprint al máximo hasta el final, a recuperar el pleno empleo lo más rápido posible, y parece conformarse con una recuperación incompleta. No tiene por qué ser así”, concluye Ubide en su tribuna.

Sin embargo, parece difícil que el debate vaya a ir en esa dirección en los próximos meses. Todo el capital político de la Comisión Europea estará centrado en echar a rodar el actual fondo de recuperación. Además, hay otras prioridades en la agenda, como la reforma de las normas fiscales, ante la que presenta resistencia Alemania, justo cuando se entra en un ciclo electoral que afectará a París y Berlín en el próximo año.

La Administración americana ha aprobado este mes de marzo un paquete de ayudas por valor de 1,9 billones de dólares, que se añade a otras ayudas ya acordadas: 900.000 millones de euros aprobados en diciembre. Un estímulo a corto plazo de unos tres billones de dólares, a los que se podrían añadir otros tantos en inversiones en infraestructuras, lo que hace que algunos se pregunten si la Unión Europea debería seguir ese camino y está provocando fuertes divisiones entre los que abogan por apretar todavía más el acelerador y los que creen que la Administración dirigida por Joe Biden está cometiendo errores que llevarán a una inflación disparada.

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