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Europa vs. EEUU: dos formas de afrontar la destrucción de empleo por la pandemia
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Europa vs. EEUU: dos formas de afrontar la destrucción de empleo por la pandemia

Con las cifras de paro disparadas en Estados Unidos, Europa está preparando un experimento sin precedentes a la hora de lidiar con los desplomes de la economía

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Con las cifras de paro disparadas en Estados Unidos, Europa está preparando un experimento sin precedentes a la hora de lidiar con los desplomes de la economía provocados por el coronavirus: convencer a las empresas de que no hagan despidos a través de subsidios masivos.

Más de un millón de empresas del Viejo Continente ya se han sumado a los diferentes planes de estímulos que básicamente convierten las nóminas en un sistema para inyectar miles de millones directamente en los hogares.

Los gobiernos tienen la esperanza de que estos programas sirvan para pausar la economía europea. De esta forma las personas que pasen un largo periodo sin poder trabajar no dejarán de cobrar. Una vez acabe el confinamiento, los trabajadores tendrán su puesto esperando y además dinero para gastar. En teoría, todo volverá al punto donde lo dejamos.

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La hoja de ruta europea contrasta con la que ha emprendido Estados Unidos, donde el mercado puede reorganizar el capital y el trabajo en estos parones. Los economistas ya han advertido de que los programas del Viejo Continente pueden distorsionar la economía manteniendo a flote a empresas improductivas y evitando que los empleados cambien de empleo.

En EEUU, el Congreso ha aprobado un nuevo programa de 349.000 millones de dólares en préstamos para compañías con menos de 500 empleados, que así podrán asumir los gastos de las próximas semanas. Estos créditos quedarán amortizados si la empresa no despide a nadie. En cualquier caso, el grueso del paquete de dos billones aprobado por Donald Trump tiene como objetivo amortiguar el golpe en los nuevos empleos más que en prevenir la destrucción de trabajos. Eso incluye aumentar el seguro de desempleo y un plan para enviar a cada hogar un cheque de 1.200 dólares.

James Watt, director de la fábrica escocesa de cerveza BrewDog, explica que el 70% de los ingresos de su empresa se han evaporado de la noche a la mañana por el hundimiento de la demanda y el cierre de 98 de los 102 bares a los que sirven en todo el mundo. La mayoría de sus 200 empleados en una planta de Ohio han sido despedidos, aunque la compañía ha mantenido activo su seguro médico y otros beneficios sociales para que vuelvan a la actividad una vez pase la crisis.

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En Reino Unido, sin embargo, BrewDog ha solicitado que el gobierno cubra el 80% del coste de cada empleado durante tres meses, con un máximo de 2.500 libras por cada uno. El programa no estará en marcha hasta el próximo mes, pero muchos negocios ya pueden reducir los salarios de sus trabajadores.

El propio Watt explica que sin ese programa no tendría otra opción que despedir a los más de 1.000 empleados que tiene en Reino Unido. "La economía va a necesitar esos empleos y los impuestos que generan", dice.

Sea como fuere, los expertos de Oxford Economics no consideran que vayamos a ver tasas de desempleo récord en las grandes economías de Europa, aunque sí que sitúa en el 9,8% a Estados Unidos, superando el 9,6% registrado por dicho país en 2010. Según un informe del 'think tank' alemán Ifo publicado el miércoles, las medidas del Ejecutivo alemán van a ayudar a que el paro se quede en el 5,9%, apenas nueve décimas más que el año pasado. Es un incremento leve, considerando que la economía germana podría contraerse un 10% en los próximos tres meses, la mayor caída desde que se empezó a registrar esta métrica en 1970.

placeholder La canciller alemana, Angela Merkel, en una intervención. (Reuters)
La canciller alemana, Angela Merkel, en una intervención. (Reuters)

La única gran economía continental que ha publicado datos de empleo ha sido España, donde 898.822 personas perdieron su trabajo en marzo. El Ejecutivo ha comenzado a sufragar costes para 620.000 trabajadores en ese periodo, solo una parte de todas las peticiones que ha recibido el Ministerio de Trabajo.

Una de las desventajas de estos subsidios es que están basados en modelos diseñados cuando el mercado laboral era mucho más rígido. Pero la mayoría de los españoles que han perdido su empleo en marzo eran trabajadores temporales que trabajan en el sector servicios, la construcción y otros sectores golpeados duramente por el virus.

Néstor Ortuño, un trabajador de la construcción de 46 años, explica que su contrato temporal le hacía un objetivo más fácil a la hora de los despidos. Su esposa, con la que tiene tres hijos, no tiene trabajo. "Espero encontrar algo en otro lado. Si no, no sé que vamos a hacer", lamenta.

Los subsidios son, además, costosos. Según el Instituto para Estudios Fiscales, un 'think tank' británico, el programa lanzado por Reino Unido costará alrededor de 10.000 millones de libras en tres meses y apenas cubrirá al 10% de los trabajadores.

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En Francia, el Gobierno estima que sus estímulos costarán unos 20.000 millones de euros, mientras que Alemania pone la cifra en el entorno de los 10.000 millones de euros. Alrededor de 650.000 compañías alemanas ha reducido la jornada de su plantilla, 20 veces más que durante el pico más duro de la crisis de hace una década según datos de Berlín. Son cifras, en cualquier caso, soportables para el gobierno alemán que tiene 26.000 millones de euros disponibles.

Los países que arrastran déficits más altos o que tienen niveles de desempleo previo más altos van a tener muchos más problemas para impulsar mecanismos similares.

Valeria, una cuidadora de niños que trabaja en las inmediaciones de Roma y que prefiere no dar su apellido, asegura que todavía no le han pagado pese a que sus empleadores se han acogido a los subsidios planteados por Italia, que lleva en cuarentena desde el 9 de marzo. Está tirando de ahorros y viviendo en casa de sus padres, preguntándose si el Gobierno podrá disponer de los fondos para los subsidios. "Vamos a tener que esperar mucho tiempo. Imagino que mi situación se está repitiendo por toda Italia", explica.

placeholder Cola en un supermercado italiano. (Reuters)
Cola en un supermercado italiano. (Reuters)

Francia y Alemania, las dos economías más grandes del continente, han escalado sus sistemas y rebajado los criterios para permitir que más empresas y trabajadores se refugien bajo el paraguas estatal. París pagará el 84% de los empleados que las empresas manden a casa temporalmente hasta 5.330 euros mensuales, superando los 1.219 euros que suele sufragar.

Como resultado, Francia ha recibido ya peticiones de compañías que suman un total de 6,9 millones de empleados, un 30% de los empleados del sector privado. En Alemania podrán acceder a su programa hasta 2,4 millones de personas.

Ben Chislett, un fotógrafo 'freelance' que vive en Berlín, ya se ha apuntado al programa tras perder su trabajo en el mundo de la moda. Un día después tenía 5.000 euros en su cuenta bancaria. "Es un salvavidas. Es suficiente para seguir adelante", relata.

Foto: Isla de Lesbos. (Reuters) Opinión

El proceso de solicitud es tan simple que Chislett estaba preocupado por ser víctima de una estafa. Solo le pidieron sus datos fiscales, el pasaporte y su número de cuenta.

Para las 'startups' con sede en Berlín esta financiación estatal da "la oportunidad de mantener al equipo junto", explica Christian Miele, un inversor de capital riesgo berlinés. "Eso es vital para las empresas jóvenes", cuenta.

Dos de las compañías de su porfolio han reducido las horas de trabajo de su plantilla tras ver como sus ingresos se desplomaban. Mientras que los inversores en compañías tecnológicas generalmente rechazan la intervención estatal, Miele está de acuerdo con el Ejecutivo en cuanto al parón de la economía para evitar males mayores.

"Estados Unidos está en serios problemas", explica, mientras apunta a la falta de seguridad social. "Puede que en los tiempos de bonanza el capitalismo estadounidense ayude a crear riqueza, pero en las vacas flacas... Yo me siento más cómodo con nuestro sistema económico más social", dice Miele.

placeholder Las calles de Berlín, casi desiertas. (Reuters)
Las calles de Berlín, casi desiertas. (Reuters)

En Paul Horn, una compañía que se dedica a fabricar herramientas de precisión, los empleados y directivos están negociando cómo acogerse a los subsidios estatales tras vivir un fuerte descenso en los pedidos, según explica su portavoz, Christian Thiele. La ayuda del Estado permitió a la empresa mantener a toda su plantilla durante la crisis financiera, mandando a casa a la mitad de sus 582 trabajadores durante 10 meses.

El Ejecutivo alemán paga el 60% del salario de los trabajadores, un porcentaje que se eleva hasta el 67% si tienen hijos a su cargo. Esta vez, Paul Horn ha decidido igualar el resto de los salarios hasta el final de mayo para que sus trabajadores no vean sus nóminas reducidas. "Tenemos personal muy cualificado. Si se marchan perderemos todo ese conocimiento", dice Thiele.

En Reino Unido las autoridades no han publicado datos del programa de retención de empleos. Pero una encuesta publicada el pasado 2 de abril por la Cámara de Comercio Británica refleja que el 44% de las empresas planea suspender el trabajo de la mitad de su plantilla en abril, mientras que un 30% hará lo propio con al menos dos tercios de su fuerza de trabajo.

Foto: Campaña de salud del Gobierno en Piccadilly Circus. (Reuters)

Kate MacLeod, que vive en Worcester y tiene 48 años, es una de esas personas que han visto como suspendían su trabajo. Era dependienta de una tienda a tiempo parcial, pero todos los establecimientos han tenido que cerrar por orden del Ejecutivo. Explica que el programa gubernamental es "un colchón de seguridad" que ha reducido el estrés y las preocupaciones de su familia.

El primer cheque del programa le llegará esta semana. Su salario es de 670 libras al mes, así que espera recibir unas 535 libras. Reconoce que es una diferencia notable, pero le va a permitir cubrir costes con la comida y los gastos del hogar ahora que ella, su marido y sus dos hijos permanecen en casa confinados.

"No me tengo que preocupar de que no me vayan a pagar a final de semana", dice.

Con las cifras de paro disparadas en Estados Unidos, Europa está preparando un experimento sin precedentes a la hora de lidiar con los desplomes de la economía provocados por el coronavirus: convencer a las empresas de que no hagan despidos a través de subsidios masivos.

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