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El hundimiento de la inversión en España amenaza la recuperación futura
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Entre los peores de Europa

El hundimiento de la inversión en España amenaza la recuperación futura

La brusca caída de la inversión productiva es el resultado de la magnitud de la crisis en España y del golpe que han sufrido las empresas; pero si no se recupera, generará efectos estructurales

Foto: Imagen de una fábrica siderúrgica. (EFE)
Imagen de una fábrica siderúrgica. (EFE)

“Una caída prolongada de la demanda reduce la inversión tanto en capital como en investigación y desarrollo (I+D), lo que a su vez deprime la productividad total de los factores y la capacidad potencial de la economía en el medio plazo”. Con esta frase describe Óscar Jordá, economista de la Fed de San Francisco, uno de los principales canales por los cuales una crisis puede generar efectos negativos persistentes sobre la actividad económica. El artículo, publicado en la última edición de la revista ‘Papeles de Economía Española’ de Funcas, analiza el efecto de la política monetaria sobre la inversión empresarial y los resultados positivos que generan los tipos de interés reducidos.

La inversión será clave para la salida de la crisis del coronavirus y, por ese motivo, el paquete de inversión europeo del Next Generation EU es una de las mejores noticias que podría recibir la economía española. Para el país es urgente reactivar la inversión, porque no solo lleva años deprimida, sino que durante la crisis del coronavirus sufrió el mayor hundimiento de las grandes economías europeas. Cada euro cuenta, pero también cada minuto. Jordá lo explica así: “Cuanto más tarde en reanudarse la actividad económica normal, más tiempo deberíamos esperar que duren los efectos permanentes del covid-19. [...] Sobre la base de la evidencia, hay razones para esperar que se tardará mucho tiempo en recuperar la tendencia de crecimiento, incluso si el mercado laboral vuelve a niveles más normales con mayor rapidez”.

Foto: Trabajadora de un bar de Toledo. (EFE)

La caída de la inversión durante los meses de la pandemia muestra la gran debilidad de la economía española. La formación bruta de capital fijo de España durante los tres primeros trimestres del año se redujo en casi 25.000 millones de euros respecto al mismo periodo del año anterior. Esto significa un hundimiento del 13%, lo que duplica la caída registrada por el conjunto de países de la UE, que fue del 6%.

Este indicador está muy influido por la construcción de infraestructuras e inmuebles, por lo que es preferible desagregar las cifras para analizar la verdadera inversión productiva. En el caso de la inversión en maquinaria y equipo (bienes que se destinan directamente a elevar la producción o reponer capital) la caída en España fue incluso superior, alcanzando el 16%. Se trata del tercer peor dato de todos los países de la eurozona, solo mejor que Estonia y Malta (Irlanda se ha excluido de este artículo porque sus datos son muy volátiles debido a sus particularidades económicas).

También se ha reducido la inversión en activos de propiedad intelectual, con un descenso de casi el 5%, frente a la caída de menos del 1% del conjunto de países de la Unión Europea. Datos, todos ellos, que sitúan a España en el vagón de cola de la inversión productiva. Aunque todavía es pronto para sacar conclusiones, los datos apuntan en una dirección peligrosa. Para el país es fundamental reactivar este indicador para evitar que la crisis genere efectos estructurales sobre la producción.

El deterioro de la inversión en España tiene su origen en las dificultades que ha atravesado el sector empresarial español. La destrucción del PIB del país ha sido la más intensa de toda la eurozona, hasta el punto de que acabará el año con un nivel de actividad un 10% inferior a los niveles precrisis. Las empresas han asumido la mayor parte del golpe de la crisis, lo que ha repercutido con dureza en sus cuentas de resultados. Según los datos de la central de Balances del Banco de España, las empresas están en pérdidas por primera vez en casi dos décadas.

El esfuerzo por sanear sus balances ha permitido a las empresas llegar a esta crisis en una situación de fortaleza y, así, poder soportar el golpe. En esta ocasión no han trasladado el hundimiento de la facturación a las rentas salariales. De ahí que de los casi 120.000 millones de euros de PIB que perdió España en los tres primeros trimestres del año, solo el 27% se haya trasladado a las rentas salariales, mientras que el 53% han sido beneficios del capital (EBE y rentas mixtas).

Las empresas han soportado una buena parte de sus costes fijos sin apenas ingresos, lo que explica el brusco deterioro de su situación económica. La encuesta PMI que elabora mensualmente Markit a los gestores de compras muestra cómo el tejido productivo español estuvo en una situación peor que la de sus competidores desde agosto hasta octubre.

La dependencia del turismo y la escasa industrialización de la economía fueron la puntilla para el país. De cara al año 2021, la inversión se recuperará gracias al estímulo de los fondos europeos, pero además necesitará que se reanime la inversión empresarial vinculada al sector servicios. Y esta última dependerá del éxito del proceso de vacunación para retomar la vieja normalidad antes del verano. Eso garantizaría un buen verano para el turismo y, por lo tanto, una importante inversión en el sector para mejorar su oferta de camas de cara a la próxima temporada alta. Un reto que es, también, una gran esperanza para el país. De lo contrario, se anticipa un año de baja inversión que podría generar efectos estructurales sobre la actividad.

“Una caída prolongada de la demanda reduce la inversión tanto en capital como en investigación y desarrollo (I+D), lo que a su vez deprime la productividad total de los factores y la capacidad potencial de la economía en el medio plazo”. Con esta frase describe Óscar Jordá, economista de la Fed de San Francisco, uno de los principales canales por los cuales una crisis puede generar efectos negativos persistentes sobre la actividad económica. El artículo, publicado en la última edición de la revista ‘Papeles de Economía Española’ de Funcas, analiza el efecto de la política monetaria sobre la inversión empresarial y los resultados positivos que generan los tipos de interés reducidos.

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