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La caída de recaudación triplica la enviada a Bruselas y desbarata el cuadro macro
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EL DÉFICIT ALCANZA YA LOS 18.792 MILLONES

La caída de recaudación triplica la enviada a Bruselas y desbarata el cuadro macro

La pandemia económica avanza. Y ahora le ha tocado el turno a Hacienda, que ha visto cómo en mayo se han hundido los ingresos. El déficit, en paralelo, se ha disparado

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE)
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE)
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La recaudación de Hacienda es la última víctima económica del coronavirus. Los ingresos tributarios cayeron en mayo un 27,6%, aunque si se homogeneizan los datos para hacerlos comparables, el descenso se sitúa en el 17,3%. En todo caso, muy por encima del 5% previsto por el Gobierno en el Programa de Estabilidad enviado a Bruselas para el conjunto de las administraciones públicas.

Esta evolución, junto al fuerte aumento de los gastos a consecuencia de la pandemia, explica que a finales de mayo el déficit del Estado, sin contar el resto de las administraciones, se situase ya en 26.729 millones, lo que supone 18.792 millones más que en el mismo periodo de 2019. O lo que es lo mismo, representa el 2,4% del producto interior bruto (PIB). A destacar, el hecho de que el déficit primario, es decir, sin contabilizar el pago de los intereses de la deuda pública, equivale ya al 1,3% del PIB, mientras que en 2019 se obtuvo un superávit primario equivalente al 0,3% en términos de caja.

placeholder Revisión estadística contabilidad nacional.
Revisión estadística contabilidad nacional.

La Seguridad Social, por su parte, ha pasado de un superávit de 3.717 millones en abril de 2019 a un déficit de 4.362 millones en 2020, lo que da idea del enorme agujero que se le ha abierto al sistema público de protección social. Este resultado se debe fundamentalmente al mayor gasto en prestaciones: 7.176 millones más que en 2019.

Por su parte, el Servicio Público de Empleo Estatal, que corre a cargo de los gastos derivados de los ERTE, ha obtenido un déficit de 3.576 millones, frente al superávit de 1.157 millones de 2019.

Mayo, en esta ocasión, es un mes clave desde el punto de vista de la recaudación debido a que Hacienda, en pleno confinamiento, aplazó el pago de tributos de abril hasta el 20 de mayo, por lo que los datos de ambos meses son un buen termómetro para conocer los primeros efectos desde el punto de vista de los ingresos. Y los resultados confirman los malos presagios.

Suspensión de plazos

En concreto, y según la Agencia Tributaria, la recaudación ha caído entre abril y mayo en 7.853 millones de euros. De ellos, 2.586 millones correspondieron a mayores aplazamientos solicitados y 1.389 millones a importes afectados por la suspensión de plazos. Teniendo en cuenta, advierte Hacienda, que esos aplazamientos se ingresarán “presumiblemente” en los próximos meses, la pérdida de ingresos respecto al año pasado se cifra en 3.878 millones, lo que supone un 11% de los ingresos netos que se obtuvieron entre abril y mayo de 2019.

Como era de esperar, y debido al cierre de muchas actividades comerciales, uno de los mayores desplomes se ha producido en el IVA, cuya recaudación, en términos homogéneos, cayó un 7,9%, aunque en mayo el descenso fue del 19%, pero hay que tener en cuenta que los ingresos hasta ese mes solo recogen los primeros 15 días de parón. Es decir, la segunda quincena de marzo. Por lo tanto, lo que ha ocurrido en abril y mayo se observará con mayor crudeza a partir de julio, que es cuando hay que presentar tanto las declaraciones trimestrales como mensuales.

placeholder Impactos de cambios normativos y de gestión.
Impactos de cambios normativos y de gestión.

Las cosas no han ido mejor en el impuesto con mayor potencia recaudatoria, el IRPF, que se nutre principalmente de las rentas del trabajo. En mayo, los ingresos homogéneos cayeron un 8,2%, frente al aumento del 1% que todavía registraban en abril.

Este drástico cambio de tendencia, sostiene la Agencia Tributaria, da idea de cómo se acentuó el impacto de la paralización de la actividad en estos ingresos y, en particular, en los procedentes de los salarios del sector privado. Las retenciones sobre rendimientos del trabajo y actividades profesionales disminuyeron un 3,8% en mayo como consecuencia del parón de la actividad en abril en las grandes empresas, lo que se ha traducido en una reducción de su masa salarial, aunque no tanto del empleo, que se sostuvo gracias a los ERTE y a los ingresos por retenciones, un 9%.

Menos beneficios

Algo parecido ha sucedido en sociedades. El primer pago de las empresas sobre sus beneficios se saldó con una caída de los ingresos del 20,7%, con un descenso del 25% en el caso de las grandes empresas, lo que está en línea con sus beneficios, que se han hundido un 22,7%. Esto explica que, en términos de caja, es decir, sin contar obligaciones contraídas, la recaudación del impuesto sobre sociedades hasta finales de mayo de 2020 sea negativa por un importe de 2.165 millones, mientras que en el mismo periodo de 2019 fue positiva en 1.199 millones.

En las pymes, los ingresos cayeron un 1,6%. Hay que tener en cuenta que estas empresas son las más afectadas por los cambios normativos, y, de hecho, una parte del descenso tiene que ver con el impacto del cambio de modalidad en la liquidación a las empresas más pequeñas, pasando de tributar por módulos (como lo hacen habitualmente) a tributar de acuerdo a sus beneficios reales.

placeholder Ingresos tributarios y demanda interna.
Ingresos tributarios y demanda interna.

El descenso en la recaudación es, igualmente, muy evidente en el caso de los impuestos especiales. Y, en concreto, como dice la propia Agencia Tributaria, salvo en el impuesto sobre la cerveza, todas las figuras se vieron afectadas por la ausencia de actividad en abril.

A destacar los ingresos derivados del impuesto sobre hidrocarburos, cuya recaudación disminuyó un 61,6% en plena parálisis de la actividad. En los cinco primeros meses, el descenso es del 14,1%. También descendieron los ingresos en el impuesto sobre la electricidad, un 12,5%, aunque en este caso existen factores ajenos al coronavirus, por ejemplo, los menores precios de la electricidad.

En el caso del impuesto sobre el tabaco, es singular el desplome que se ha producido en mayo, un -27,9%, lo que se achaca a que en abril, y ante el temor a que se produjera un desabastecimiento de cigarrillos, muchos fumadores decidieron adelantar sus compras, por lo que en mayo tuvieron que pasar menos por estancos y máquinas expendedoras.

La recaudación de Hacienda es la última víctima económica del coronavirus. Los ingresos tributarios cayeron en mayo un 27,6%, aunque si se homogeneizan los datos para hacerlos comparables, el descenso se sitúa en el 17,3%. En todo caso, muy por encima del 5% previsto por el Gobierno en el Programa de Estabilidad enviado a Bruselas para el conjunto de las administraciones públicas.

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