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El coronavirus provoca un parón en el sector servicios por la caída de la demanda externa
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Crece al ritmo más lento en seis años

El coronavirus provoca un parón en el sector servicios por la caída de la demanda externa

La entrada de nuevos pedidos se estancó en febrero lastrada por la caída de ventas a clientes del exterior. El contagio del coronavirus se extiende así al sector que tira de la economía

Foto: Un control de temperatura en Guatemala de los vuelos procedentes de España. (Efe)
Un control de temperatura en Guatemala de los vuelos procedentes de España. (Efe)

La cancelación del Mobile World Congress de Barcelona fue solo la punta del iceberg del impacto del coronavirus sobre la actividad de las empresas españolas. El sector servicios sufrió un importante parón en la entrada de nuevos pedidos procedentes del exterior como consecuencia de la propagación de la enfermedad. Aunque la actividad siguió aumentando a lo largo del mes de febrero, la caída de la demanda exterior provocó el menor crecimiento en seis años, según los datos de la encuesta a gestores de compras que elabora mensualmente IHS Markit.

Los resultados del PMI muestran que las empresas del sector servicios españolas ya se vieron contagiadas por el coronavirus en febrero. De momento, la enfermedad no está afectando al funcionamiento del mercado interno, pero sí ha provocado un hundimiento de la demanda externa. "Las ventas a clientes del exterior disminuyeron por décimo mes consecutivo y a un ritmo casi récord de la serie", explica IHS Markit, "las empresas encuestadas comentaron sobre el impacto adverso que el reciente brote de coronavirus está tendiendo en la confianza y en la actividad, especialmente en áreas como los viajes y el turismo".

Foto: Foto: EFE. Opinión
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El turismo es siempre el sector que más rápido refleja la incertidubre, ya que ante la menor sombra de dudas, los clientes cancelan sus viajes. De ahí que España sea especialmente vulnerable al avance del coronavirus. Pero no solo eso, España ha desarrollado un sector servicios de alto valor añadido que exporta al extranjero y que también empieza a sufrir como consecuencia de la enfermedad.

Las ventas a clientes del exterior disminuyeron por décimo mes consecutivo y a un ritmo casi récord de la serie

La elevada dependencia de España del sector exterior hace que sea una economía especialmente vulnerable al impacto del coronavirus. Y eso a pesar de que todavía no se están sintiendo los efectos de la enfermedad sobre la demanda interna. El resultado de ambos factores fue que el sector servicios siguió expandiéndose en febrero, dejando la lectura del indicador en 52,1 puntos (por encima de 50 indica expansión). Eso sí, se trata del ritmo de crecimiento más lento desde noviembre de 2013, cuando España todavía estaba saliendo de la crisis.

"El crecimiento del sector servicios continuó atenuándose en febrero a medida que las incertidumbres políticas perjudicaron la demanda interna, mientras que los efectos adversos del brote de coronavirus tuvieron un impacto negativo en la confianza y en la actividad del mercado en sectores relacionados con los viajes y el turismo", explica Paul Smith director económico de IHS Markit. La debilidad del sector añade incertidumbre sobre la actividad económica de las próximas semanas a medida que el brote del coronavirus se extiende por Europa y también por España.

[El coronavirus enciende las alarmas por temor a una crisis global]

El Gobierno ya ha empezado a estudiar medidas para frenar el impacto económico de la enfermedad. El secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, anunció el martes que el ministerio está estudiando conceder bonificaciones en la cotización a las empresas que se vean obligados a aprobar ERTEs (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). Por su parte, el Ministerio de Economía estudia ya medidas complementarias para garantizar el flujo de crédito a las empresas para evitar un repunte de la morosidad.

El temor al contagio

El desplome de las bolsas de la semana pasada fue solo el primer aviso sobre la magnitud del impacto que se está gestando. En China, los indicadores de sentimiento apuntan a un desplome no visto en décadas (al menos, no desde que existen registros modernos), lo que anticipa un gran impacto sobre su economía. Pero ¿cuántas personas sufrirán el virus? ¿Será posible frenar su contagio? ¿Cuál será su impacto sobre la economía? Son precisamente estas dudas las que han encendido todas las alarmas. Por ahora, es el temor a lo desconocido el principal foco de incertidumbre.

Foto: Fábrica textil en el condado de Zouping, al este de China. (EFE)

El propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, lo explicaba el martes: “No vemos impacto del coronavirus sobre los datos actuales [...] la economía sigue comportándose bien y los mercados financieros están funcionando de forma ordenada [...], lo único que vemos es incertidumbre sobre las previsiones económicas y deterioro en los indicadores de sentimiento”. Los indicadores van bien, pero se avecina el gran golpe y es imposible anticipar su intensidad.

Para evitar ese escenario, los líderes globales han puesto en marcha una ‘guerra preventiva’ contra el coronavirus. Los miembros del G-7 anunciaron que están coordinados para dar respuesta a la crisis económica por tres vías: apuntalando los servicios sanitarios, garantizando estímulos monetarios y estudiando estímulos fiscales si fueran necesarios. "Dado el impacto potencial del Covid-19 sobre el crecimiento global, reafirmamos nuestro compromiso de usar todas las políticas apropiadas para lograr un crecimiento sólido y sostenible y protegerlo frente a riesgos a la baja", reza el comunicado de los líderes del ‘grupo de los siete’.

Los miembros del G-7 anunciaron que están coordinados para dar respuesta a la crisis con estímulos monetarios y fiscales

La Reserva Federal decidió pasar de las musas al teatro con una rebaja de los tipos de interés en una reunión de emergencia. La entidad recortó el ‘precio del dinero’ en 0,5 puntos porcentuales con el objetivo de apoyar la demanda interna. La última vez que la Fed hizo una reunión de emergencia para rebajar los tipos de interés fue el 8 de octubre de 2008, un mes después de la quiebra de Lehman Brothers y en un momento en que los mercados globales se escurrían por el sumidero.

La excepcionalidad de la medida evidencia el temor que recorre la Reserva Federal. Aunque las economías desarrolladas todavía no están contagiadas (con la excepción de Italia y Japón), el ejemplo de China provoca pesadillas. El gigante asiático ha visto desplomarse la confianza de los agentes económicos, y con ella la demanda interna, esto es, el consumo y la inversión. Y este es el gran temor de los líderes globales, un 'shock' de demanda que sea imposible restablecer. Porque, como decía Keynes: “Uno puede llevar un caballo hasta el agua, pero no se le puede obligar a beber”.

Foto: Luis de Guindos, en su intervención en Sevilla. (Efe)

Powell avanzó durante su rueda de prensa que este recorte de tipos podría no ser el último. En apenas dos semanas, la entidad tendrá su reunión ordinaria de marzo (los días 17 y 18) y en ese momento actualizará sus previsiones macroeconómicas. Para ese momento ya estarán disponibles los primeros indicadores adelantados de marzo y será posible medir el contagio de la enfermedad sobre la economía. Una vez estén disponibles esas previsiones, la Fed podría volver a rebajar los tipos de interés.

Los inversores ya han puesto en precio una nueva rebaja de los tipos de interés, que en esta ocasión sería de 0,25 puntos. Ante esta expectativa, los inversores se han lanzado a comprar bonos del Tesoro estadounidense, lo que ha llevado la rentabilidad del título a 10 años hasta el 1%, el nivel más bajo de toda su historia. Con este movimiento, los inversores se adelantan así al futuro movimiento de la Fed, lo que les generaría importantes beneficios, y también adquieren un activo seguro en medio de la volatilidad que sufren las bolsas.

El cisne negro

El coronavirus se ha puesto el disfraz de cisne negro y, aunque los fundamentales de la economía global están mucho mejor que en 2008, el agotamiento del ciclo expansivo supone un riesgo adicional al crecimiento. La OCDE estima que la economía global creció un 2,9% en 2019, esto es, muy cerca o por debajo del umbral del 3%, que es el que marca el FMI como límite previo a la recesión (el propio crecimiento poblacional debería garantizar este mínimo, de lo contrario, significa que la actividad real se está contrayendo).

Foto: Sede del BCE en Fráncfort. (EFE)

Para los bancos centrales, es clave mantener los mercados financieros a flote. Si las dudas se disparan, rápidamente afectan al funcionamiento del mercado crediticio, y sin liquidez, la morosidad y las quiebras se disparan. Es por ese motivo que la Reserva Federal ha decidido actuar de forma apresurada.

El Banco Central Europeo apenas tiene munición para poner en marcha estímulos monetarios. Los tipos de interés ya están en el 0%, y la facilidad de depósito en negativo, esto es, está cobrando a los bancos que tienen dinero aparcado. La única vía que le queda es aumentar la oferta de crédito ofreciendo a los bancos más liquidez, aunque esta estrategia es poco eficiente.

[El coronavirus acorrala al BCE: ¿el mercado o los bancos?]

La entidad estaría planeando ya una nueva ronda de liquidez a los bancos (TLTRO) con el objetivo de que este crédito se dirija a pymes afectadas por el coronavirus, según ha adelantado Reuters. Esto es, quiere que los bancos aumenten la concesión de créditos dudosos. También el Banco de Inglaterra ha anunciado su predisposición a recortar los tipos de interés en las próximas semanas si el virus se sigue propagando. En su caso, sería el primer movimiento desde que se aprobara el Brexit.

La respuesta contundente de los líderes globales activando la ‘guerra preventiva’ no hace otra cosa que reconocer la magnitud del ‘enemigo’

El impacto económico del coronavirus se siente ya por todo el mundo. Por ejemplo, los miembros de la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) acordaron el martes recortar la producción entre 600.000 y un millón de barriles al día para combatir el desplome del precio del crudo. El coronavirus ya está provocando cancelaciones de viajes, lo que se traduce en menos vuelos y menos consumo intensivo de combustible. El movimiento de la OPEP logró dar la vuelta a la caída del precio del barril y entre el lunes y el martes subió más de un 3%.

El coronavirus podría ser el cisne negro que los economistas llevan meses buscando sin encontrarlo. Pero precisamente por ese motivo puede serlo, porque nadie lo esperaba y ya está aquí sin dejar margen de reacción. La respuesta contundente de los líderes globales activando la ‘guerra preventiva’ no hace otra cosa que reconocer la magnitud del ‘enemigo’.

La cancelación del Mobile World Congress de Barcelona fue solo la punta del iceberg del impacto del coronavirus sobre la actividad de las empresas españolas. El sector servicios sufrió un importante parón en la entrada de nuevos pedidos procedentes del exterior como consecuencia de la propagación de la enfermedad. Aunque la actividad siguió aumentando a lo largo del mes de febrero, la caída de la demanda exterior provocó el menor crecimiento en seis años, según los datos de la encuesta a gestores de compras que elabora mensualmente IHS Markit.

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