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España creció un 2% en 2019, el peor dato desde 2014 pese a la aceleración de diciembre
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El el cuarto trimestre avanzó un 0,5%

España creció un 2% en 2019, el peor dato desde 2014 pese a la aceleración de diciembre

La economía española aceleró en la recta final del año, lo que apuntaría al inicio de una fase de estabilización en el crecimiento. El consumo dio la sorpresa negativa, las exportaciones, la positiva

Foto: La campaña de compras navideñas lastró el crecimiento del PIB. (Efe)
La campaña de compras navideñas lastró el crecimiento del PIB. (Efe)

La economía española aceleró en la recta final de 2018 con un crecimiento trimestral del PIB del 0,5%, recuperando así el ritmo de crecimiento del inicio del año. Sin embargo, este avance no fue suficiente para evitar que el PIB de España creció un 2% en el conjunto del año, el peor dato desde 2014. Este pobre dato es consecuencia del frenazo que experimentó la actividad en España en el segundo y tercer trimestre, coincidiendo con un pico de incertidumbre política en el país y un recrudecimiento de las tensiones internacionales por la guerra comercial y el Brexit. Estos meses condicionaron el dato del conjunto del año, pero el repunte de diciembre estaría señalando el fin de esta fase de desaceleración.

España sumó su sexto año consecutivo de recuperación económica, aunque el ritmo viene siendo decreciente desde 2015, ejercicio en el que se alcanzó el pico de crecimiento con un avance del PIB del 3,8%, según los datos de contabilidad nacional publicados por el INE (todos los datos son en volumen y desestacionalizados). La recuperación de la demanda externa fue clave en esta aceleración del PIB. Para España, la situación de los principales socios comerciales europeos afecta de forma directa a España, ya que suponen su principal mercado exportador. Es por este motivo que la aceleración de Alemania, que deja atrás el temor a una recesión, ha sido clave para sostener los niveles de actividad en España, ya que la demanda interna fue la gran decepción del cierre de año.

El consumo de las familias pinchó en el cierre del año, con un avance trimestral del 0,1%, el menor avance de toda la recuperación. Sin embargo, la serie del INE está dando grandes saltos en este indicador en los últimos trimestres, por lo que será necesario esperar a la revisión de la serie para conocer qué está pasando realmente con el consumo. Lo que está claro es que el parón de la demanda de las familias no encaja bien con la aceleración del empleo en la recta final del año y tampoco con la recuperación de la confianza económica.

Foto: Economía. (iStock)
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Este pobre dato del consumo doméstico también se refleja en las cifras de importaciones, que cayeron un 1,2% en el trimestre frente al crecimiento del 1,8% de los meses de verano. Por el contrario, las exportaciones volvieron a dar un salto después de mantenerse congeladas durante el verano, hasta el punto de crecer un 1,5%. De esta forma, el frenazo del consumo de los hogares, unido al avance de las exportaciones, provocó que la principal aportación económica al PIB procediese del sector exterior.

En tasa interanual (el INE no ofrece este dato trimestral), la demanda externa aportó 0,6 puntos al crecimiento y la demanda interna, 1,2 puntos. La economía española terminó el año con un ritmo de crecimiento interanual del 1,8%, una décima por debajo del trimestre anterior, lo que va en línea con esta tendencia a la estabilización del PIB. Los principales organismos internacionales prevén que la economía española crecerá en torno a un 1,6% en 2020, lo que estaría indicando que la desaceleración apenas tiene recorrido.

Los peores datos fueron los del sector de la construcción, que al inicio del año tiraba del PIB y en el cierre del ejercicio se ha frenado en seco. La inversión en viviendas y construcciones del cuarto trimestre de 2019 fue un 3,5% inferior a la del mismo periodo del año anterior. Además, el valor añadido bruto de la construcción se redujo un 0,7% interanual, la primera caída desde 2013, el último año de la crisis. La construcción ha pasado de ser el principal motivo de confianza de la economía española a la mayor preocupación. Se trata de un sector con una gran inercia y muy dependiente de la incertidumbre, por lo que es posible que los malos datos del cierre del año estén reflejando el repunte del pesimismo económico durante los meses de verano.

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Los servicios fueron, una vez más, quienes tiraron de la actividad en el cierre del año. El sector creció un 0,9% trimestral, el mayor avance en tres años, y en tasa interanual sumó un crecimiento del 2,5%. Por el contrario, la industria sigue reflejando una gran debilidad y entre octubre y diciembre registró una contracción del 0,1% trimestral, después de crecer un 0,5% en los tres meses anteriores.

El empleo, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, cerró el año con un crecimiento interanual del 2%, lo que supone una aceleración de dos décimas respecto al verano. Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), publicados el martes, ya anticipaban una aceleración del empleo en la recta final del año. Por su parte, la productividad por hora trabajada avanzó un 0,4% y supone ya el tercer trimestre consecutivo en positivo.

La economía española aceleró en la recta final de 2018 con un crecimiento trimestral del PIB del 0,5%, recuperando así el ritmo de crecimiento del inicio del año. Sin embargo, este avance no fue suficiente para evitar que el PIB de España creció un 2% en el conjunto del año, el peor dato desde 2014. Este pobre dato es consecuencia del frenazo que experimentó la actividad en España en el segundo y tercer trimestre, coincidiendo con un pico de incertidumbre política en el país y un recrudecimiento de las tensiones internacionales por la guerra comercial y el Brexit. Estos meses condicionaron el dato del conjunto del año, pero el repunte de diciembre estaría señalando el fin de esta fase de desaceleración.

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