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Ira y lloros: la respuesta a la mayor bofetada que recibió el rugby español en su historia
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TODOS LOS LEONES QUIEREN ESTAR PRESENTES

Ira y lloros: la respuesta a la mayor bofetada que recibió el rugby español en su historia

España juega este domingo a las 12:45 frente a Bélgica en el Central de la Complutense (Madrid) y sus jugadores intentarán lograr la victoria y, por cuantos más puntos, mejor

Foto: Imagen del 18 de marzo del año pasado en Bélgica. (EFE)
Imagen del 18 de marzo del año pasado en Bélgica. (EFE)

Hay partidos que nunca terminan. Al menos no hasta que se vuelven a jugar y uno se saca la espina ganándolo. E incluso ni en ese caso. El que va a jugar la Selección española de rugby este domingo ante Bélgica (12:45 horas) es uno de ellos. La historia del rugby español ha quedado marcada por el infausto partido que se jugó el 18 de marzo de 2018 en el Little Heysel, el campo aledaño al gran estadio de Bruselas. Un campo inapropiado para jugar al rugby que no cumplía las condiciones exigibles por su estrechez y que se convirtió en una ratonera para España.

Los jugadores que participaron en aquel choque nada tienen que reprocharse por la derrota. Un partido que nunca se tuvo que jugar. Un encuentro que la federación nunca debió permitir que se disputase bajo la dirección del árbitro rumano (su país estaba envuelto en la lucha por la clasificación) Vlad Iordachescu. Los dirigentes españoles se limitaron a realizar una escueta llamada telefónica, pero no enviaron ningún email ni a Rugby Europe ni a World Rugby antes del partido para dejar patente su negativa a jugar con ese árbitro. Ese compadreo acabó costando carísimo a la Selección.

placeholder España ganó hace una semana en casa a Rumanía. (EFE)
España ganó hace una semana en casa a Rumanía. (EFE)

Luego ocurrió lo que ocurrió. El inefable Iordachescu condicionó hasta tal punto el partido que los españoles no pudieron hacer nada. Veniticuatro golpes en contra de los Leones por cuatro cobrados a los belgas. La escandalosa parcialidad de sus decisiones hizo imposible que los de Santiago Santos desplegasen el juego que les llevó a ganar en Rusia y arrollar a Rumanía en Madrid. Bélgica se reforzó insospechadamente para ese partido, en el que no se jugaba más que el honor y, se sospecha, una jugosa prima rumana por ganar.

La situación en el vestuario español a la conclusión del choque era dantesca. Los que estuvimos allí no olvidaremos las imágenes que nos encontramos al entrar en él. Jugadores llorando amargamente derrengados por el suelo, la ira de alguno al que nos costó frenar para que su enfado nos trascendiese más allá, el rostro desencajado del seleccionador... La rueda de prensa posterior se improvisó en un destartalado vestuario colindante al de España. Durante la comparecencia de Santos y Jaime Nava, el capitán hispano, se escuchaban de fondo los cánticos de los eufóricos belgas en su vestuario.

Foto: España repitió la victoria de 2018 ante Rumanía. (Foto: Walter Degirolmo/Ferugby)

La desfachatez del informe

Nava entró en el vestuario y fue levantando uno a uno a sus compañeros para cumplir con el protocolo del tercer tiempo, al que no acudieron ni el árbitro, que huyó en un coche que le esperaba sospechosamente con el motor encendido a la conclusión del partido, ni el 'match comissioner' de Rugby Europe, el francés Michel Arpaillange. Este último tuvo la desfachatez de poner en su informe que los españoles no acudieron al tercer tiempo, cuando en realidad quien no se presentó fue él. El presidente de la FER, Alfonso Feijoo, aún en 'shock', enlazaba llamadas telefónicas una tras otra. Los jugadores belgas, en algunos casos compañeros de los españoles en el rugby francés, trataban de animar a los devastados leones. Los aficionados y la prensa no dábamos crédito a lo ocurrido.

Este domingo, España se medirá a Bélgica por primera vez después de aquel trágico encuentro. Estarán todos los leones que estuvieron en Bruselas. Unos en el campo y otros en la grada. Por más que Santos trate de advertir con su mesura habitual de que no hay ganas de revancha, los jugadores enseñan el colmillo. La persecución posterior de los españoles al árbitro costó sanciones duras a varios españoles, siendo los hermanos Rouet los más severamente castigados. Y será precisamente en este partido en el que vuelvan a vestir la zamarra del león. Hubo jugadores que perdieron sus contratos con los clubes por acudir a las concentraciones y los compromisos con España, otros vieron cómo sus equipos les abrían la puerta de salida al acabar la temporada. Y todo el sacrificio fue estéril por culpa de aquella encerrona en Bélgica.

placeholder El sueño del Mundial para España se esfumó hace un año en Bruselas. (EFE)
El sueño del Mundial para España se esfumó hace un año en Bruselas. (EFE)

Bélgica se refuerza para España

Los propios belgas, que han acumulado derrotas groseras en todas las jornadas de este Seis Naciones B, se han reforzado precisamente para este partido. Alertados por la sed de venganza de los españoles, su seleccionador se ha guardado todas las balas para el partido del Central. El ambiente será tenso. Eléctrico. En los 'ruck' los españoles recordarán cada deslealtad que sufrieron en Bruselas. Nada hará olvidar aquel partido. Por muy abultado que fuera el resultado a favor de los españoles, los nuestros se tendrán que conformar con ver en septiembre el Mundial de Japón por televisión.

Para este partido no hará falta ningún discurso inflamatorio de Jaime Nava, que estará en la grada. El actual capitán, Fernando López, será escueto. Se mirarán a los ojos y saldrán a destrozar a Bélgica. La selección que hizo pedazos sus ilusiones y su trabajo de cuatro años con la connivencia de un rumano que, para vergüenza del rugby, ha vuelto a dirigir partidos de competiciones europeas después del escarnio de Bruselas.

El domingo sonarán tambores de guerra en el Central. Los españoles saldrán alimentados por la más mortífera de la armas, la venganza. Los belgas saldrán a jugar un partido. Los Leones, a ganar una batalla. Perdida la guerra restañarán las heridas y tratarán de recomponer el orgullo que se dejaron en Bruselas para comenzar a mirar a un futuro que invita al optimismo. A un paso del subcampeonato de Europa, los de Santos han ganado a Rusia y Rumanía y cayeron en Georgia perdiendo ellos el partido. El duelo ante Alemania será un trámite. Pero este partido ante Bélgica será mucho más que un partido de rugby. Es la última batalla de una guerra perdida.

Hay partidos que nunca terminan. Al menos no hasta que se vuelven a jugar y uno se saca la espina ganándolo. E incluso ni en ese caso. El que va a jugar la Selección española de rugby este domingo ante Bélgica (12:45 horas) es uno de ellos. La historia del rugby español ha quedado marcada por el infausto partido que se jugó el 18 de marzo de 2018 en el Little Heysel, el campo aledaño al gran estadio de Bruselas. Un campo inapropiado para jugar al rugby que no cumplía las condiciones exigibles por su estrechez y que se convirtió en una ratonera para España.

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