La exigencia de España de rugby y el golpe en la mesa de Rumanía

Cuando Santiago Santos habla de Rumanía hay un brillo especial en su mirada. "Vamos a ganar a Rumanía y nos vamos a situar por encima de ellos en el ránking mundial por primera vez en la historia", afirmó categóricamente en la rueda de prensa de presentación del partido ante media docena escasa de periodistas. Santos no es un hombre dado a grandes titulares, pero este partido de rugby es especial para alguien que ha visto cómo su carrera ha estado marcada por los enfrentamientos con los robles.

Santos fue titular en el XV español que derrotó a Rumanía por primera vez en la historia el 4 de abril de 1992. Actuaba como talonador jalonado por Julio Álvarez, el legendario Pirulo, y por Asier Altuna. Por detrás de ellos actuaban Esteve, Petricorena, Jon Etxeberria, Chupao Gutierrez y Alberto Malo en delantera. Los medios los ocuparon Gero Hernández-Gil y Luis Menchi Núñez Doval. En la línea se desplegaron Carlos Moreno y Onésimo García como alas, situando como centros a Gabi Rivero, el primer español que triunfó en la máxima división francesa con Lourdes, y el sevillano Javier Torres Morote. Y cerrando de zaguero otra leyenda del rugby español, Fran Puertas. Mientras que esperaron su oportunidad en el banquillo los santboianos Deosdad y Auzmendi, Villaú de la Universidad de Sevilla, el inimitable Javichín, Calderón, Muro y Hermosilla, que debutaría como Petricorena esa tarde.

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Dirigidos por Gerard Murillo, y con Alfonso Feijoo, el actual presidente de la federación, como ayudante, el partido se jugó en Madrid y concluyó con un exiguo 6-0 que evidenció el poderío defensivo de los españoles. Dos golpes anotados por Menchi, tras un placaje alto, y Carlos Moreno, después de un fuera de juego, daban a España su primera victoria sobre los rumanos.

Tuvieron que pasar veinte años para que España volviese a ganar al mismo rival, y en el mismo escenario. En este ocasión fue en marzo, el 17, de 2012. España salió con Labadie; Sergi Aubanell, Pierre Garcia, Jaime Nava, Belzunce; Peluchon, Sebastien Rouet; Labbe, Rofes, Jesús Moreno, Tom Parker, Jesús Recuerda, Sergi Guerrero, David Barrera y Mathieu Roca. También jugaron, y con mucho protagonismo John Phipps, Gurgenadze, Lyons, Glen Rolls, Mickael Lopez, Bruno Angulo y Marshall. Un único ensayo posado por Rolls se sumó a la conversión de Aubanell y a dos patadas de Peluchon, para superar los cuatro golpes de castigo pasados por el rumano Calafeteanu. El 13-12 final, con un drop decisivo del apertura a falta de tres minutos, desató la euforia en el Central, en el que 9.500 personas se dieron citas para presenciar la segunda victoria de los españoles sobre los del Este. Los hombres de Sonnes habían logrado repetir una victoria épica veinte años después.

El funesto Iordachescu

No han tenido que pasar otros veinte para ver caer árboles altos como los rumanos. El año pasado España desplegó un rugby devastador ante los robles para endosarles la mayor victoria española en la historia (22-10). Un auténtico repaso que no dejó dudas sobre el favoritismo de los leones para meterse en el Mundial de Japón. Santiago Santos, que había participado como jugador en el triunfo del 92 como jugador era ahora el seleccionador español y apostaba por un equipo muy físico formado por Charly Malie; Linklater, Perrin, Snee, Ascarat; Belie, Guillaume Rouet; Beñat Auzqui, Marco Pinto, Jesús Moreno, David Barrera, Gavidi, Barthere, Guillaume y el capitán Gautier Gibouin. Desde el banquillo se sumaron Fernando López, Juan Anaya, Aníbal Bonan, Visensang, Sebastien Rouet, Contardi, Bastien Fuster y Xerom Civil. Pero los rumanos llegaron reforzador por la presencia de los polinesios Tangimana Fonovai, Paula Kinikinlau y Sione Faka'osilea.

España pasó por encima a los de amarillo ante el fervor de los más de 15.000 espectadores que acudieron al Central aquel 18 de febrero. Pero el partido no se terminó cuando el colegiado francés Charabas señaló el final. España arrasó a Alemania y acudió a Bélgica a sellar su billete para Japón, pero cayó derrotada en un funesto partido ante los belgas con un arbitraje groseramente imparcial del rumano Vlad Iordachescu. Aquello abrió una guerra de demandas entre belgas, rumanos y españoles por alineación indebida y al final españoles y rumanos se quedaron fuera, dejando la plaza directa para el Mundial a Rusia y la repesca a Alemania, que nada pudo hacer.

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Sin embargo, la herida sigue abierta y este domingo los españoles saltarán al césped del primaveral Central a ajustarle las cuentas a los rumanos por aquella demanda que les costó a los españoles su pase al Mundial por irregularidades en los casos de Belie y Fuster. También hay cuchillos largos en el lado rumano, dolidos por el repaso que se llevaron entonces de Madrid y por todo lo ocurrido después en los despachos. Por todo ello, este partido es histórico.

Lo advertía Santi Santos en la rueda de prensa, si España gana se colocará por primera vez en el ránking por delante de Rumanía. Y eso es un espaldarazo enorme para los leones, que tratan de ganarse en el campo el respeto que el planeta oval no les brindó en los despachos. No cuentan las 36 victorias rumanas anteriores por solo tres de los españoles. Lejos queda aquel primero de mayo de 1958 en Lieja en el que se ambas selecciones se vieron las caras por primera vez. Los rumanos han advertido que no van a ser sorprendidos otra vez por España este año y Santos les ha contestado: "Esta vez nos respetarán más que el año pasado que se pensaron que ganarían fácil". Hay electricidad en el ambiente. Ahora que World Rugby plantea una Liga Mundial cerrada de primera clase, España aspira a derrocar la histórica supremacía de los rumanos. Santos incluso lo da por hecho.