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Cómo España repitió los mismos errores y el ridículo de Rusia cuatro años después
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Fracaso sin paliativos

Cómo España repitió los mismos errores y el ridículo de Rusia cuatro años después

La Selección de Luis Enrique solo disparó dos veces a puerta en 129 minutos. Un bagaje pobre y triste para un fútbol plomizo, sin talento individual y cargado de miedo a la derrota

Foto: España se despide de Qatar. (EFE/Tolga Bozoglu)
España se despide de Qatar. (EFE/Tolga Bozoglu)

Cuatro años después de las lágrimas, los lamentos y la rabia de caer en octavos de final en un Mundial, España ha vuelto a estamparse a la primera de cambios ante una selección menor. Solo cambiaron los protagonistas. En un partido que radiografió todos los vicios de la Selección, el combinado nacional dirigido por Luis Enrique se murió de miedo ante un rival que ocupa el número 22 en el ránking FIFA. Justo lo que había prometido Luis Enrique que no sucedería. Y pasó. A lo grande. Es imposible ganar un partido de fútbol sin disparar a puerta, pero España intentó una vuelta de calcetín que acabó ahogando sus aspiraciones. Dos disparos entre los tres palos en 129 minutos. Tres penaltis fallados consecutivos. Cero goles en total. Es un fracaso sin paliativos ni excusas.

A pesar de que Sergio Busquets, Rodrigo Hernández, Unai Simón y Marcos Llorente afirmaran que España había sido mejor que Marruecos y que solo la suerte separó al conjunto de Luis Enrique de acceder a los cuartos de final en RTVE, la realidad es que el partido de la Selección fue muy flojo. Los mismos errores que se dieron ante Japón (más recientemente) y Rusia en 2018 se repitieron. Pases cortos, juego horizontal, un ritmo plomizo propio de un equipo estajanovista, sin espacio para el talento individual y la creatividad. Todos los envíos al pie sin apenas desmarques al espacio. Noventa minutos tirados a la basura por especular y no atreverse a ir a por el encuentro.

placeholder El equipo español tras ser eliminado. (EFE/Tolga Bozoglu)
El equipo español tras ser eliminado. (EFE/Tolga Bozoglu)

En Rusia 2018 se dieron 1008 pases con éxito. En Qatar 2022, 926. Entonces se completaron 17 regates. En Qatar, 7. Allí se dispararon 9 veces a puerta y en Doha, solo dos. El resultado fue el mismo. Balas de fogueo para un equipo sin colmillo goleador, peligro ni talento ofensivo. Expertos en tener la pelota por tenerla. Manosear el cuero sin ninguna intención ni valor. Dos disparos a puerta en 129 minutos como consecuencia de un fútbol de laboratorio y automarizado donde a la defensa rival le valió estar ordenada para matar la esperanza española. No hay palabras para describir la impotencia que sufrieron los jugadores españoles durante el partido.

La banda derecha, donde había dado entrada a Marcos Llorente por Dani Carvajal y un tocado César Azpilicueta debería haber desatascado la situación. La idea era estirar a la zaga marroquí. Encontrar situaciones de uno contra uno para Ferran Torres y que Marcos Llorente atacase el espacio entre central y lateral. Fue una navaja de doble filo que aprovechó Marruecos con Boufal para destrozar el sistema defensivo español. Luego Ferran salió, pero la inoperancia más absoluta de España fue la misma. No hubo ni un solo chispazo de talento individual real más allá de alguna aventura de Nico Williams. Los minutos de Ansu Fati fueron desastrosos, como ya sucediese ante Japón. Morata luchó, sin acierto. No hubo noticias de Carlos Soler.

Mal planteamiento de Luis Enrique

No se puede culpar a Marruecos de plantear un partido incómodo y duro. Era su juego y España lo sabía. Marruecos se iba a encerrar con todo y contragolpear con velocidad y verticalidad. No había ni trampa ni cartón. Eso no provocó que España cuidase las pérdidas de balón, lograse encontrar a los interiores liberados o a los extremos en situaciones de ventaja. No hubo desborde, electricidad ni sorpresa hasta que Nico Williams salió en la segunda parte por un Ferran Torres desaparecido. Cito al jugador del Barça como podría hacerlo con Dani Olmo o Marco Asensio. El plan de Luis Enrique fue un desastre y no reaccionó en los ajustes.

Foto: Carlos Soler se lleva las manos a la cabeza. (Efe/Tolga Bozoglu)

Por mucho que Ferran Torres jugase al contragolpe en los micrófonos de COPE al decir que "El fútbol ha sido injusto una vez más. Lo de jugar sin colmillo ofensivo lo diréis vosotros. No hemos regalado la primera parte. Todos los equipos se nos encierran. Hemos competido en todos los partidos. No nos acompañaron los resultados". El partido de España fue tan malo como aburrido. Lo mismo que contra Japón. A especular y luego a correr para ganar. No con mucho convencimiento, eso sí. Un atasco colectivo incapaz de resolverse ni desde la pizarra de Luis Enrique ni el talento individual de sus futbolistas. Esta era la España de Luis Enrique, la que no iba a tener miedo e iba a ir a por el rival. Contra Marruecos traicionó su identidad y estilo. Caer solo está permitido cuando lo das todo.

Cuatro años después de las lágrimas, los lamentos y la rabia de caer en octavos de final en un Mundial, España ha vuelto a estamparse a la primera de cambios ante una selección menor. Solo cambiaron los protagonistas. En un partido que radiografió todos los vicios de la Selección, el combinado nacional dirigido por Luis Enrique se murió de miedo ante un rival que ocupa el número 22 en el ránking FIFA. Justo lo que había prometido Luis Enrique que no sucedería. Y pasó. A lo grande. Es imposible ganar un partido de fútbol sin disparar a puerta, pero España intentó una vuelta de calcetín que acabó ahogando sus aspiraciones. Dos disparos entre los tres palos en 129 minutos. Tres penaltis fallados consecutivos. Cero goles en total. Es un fracaso sin paliativos ni excusas.

Luis Enrique Selección Española de Fútbol Mundial de Qatar 2022
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