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Bellingham sigue de dulce: el Madrid vence en Vigo para seguir con pleno de victorias (0-1)
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TERCERA JORNADA DE LIGA

Bellingham sigue de dulce: el Madrid vence en Vigo para seguir con pleno de victorias (0-1)

Vinícius da el susto y sale lesionado del terreno de juego en el debut de Kepa Arrizabalaga, que mantiene la portería a cero en un estreno con triunfo como portero blanco

Foto: Fran García, en un lance del partido. (EFE/Lavandeira)
Fran García, en un lance del partido. (EFE/Lavandeira)

Otra vez Jude Bellingham. Como hiciera en San Mamés y en el Power Horse Stadium de Almería, el joven inglés volvió a ser el héroe de su equipo y el principal artífice de la victoria blanca. Esta vez, pese a no estar tan brillante en el juego como en los dos partidos previos, fue determinante al anotar el único tanto del partido, el que selló el triunfo visitante en Balaídos (0-1), y que permite al Real Madrid conseguir el pleno en este arranque de Liga en que han jugado siempre fuera de casa. Fue un encuentro, pese al corto resultado, vibrante, en el que ocurrieron muchas cosas no exentas de polémica, y donde Vinicius se marchó lesionado. El Celta de Vigo hizo un serio partido, pero no le valió para sumar ningún punto, y se sitúa en los puestos bajos de la clasificación.

Hubo un tiempo en que Galicia era un territorio inexpugnable para el Real Madrid, algo así como el pueblo de Asterix y Obelix en la Galia para los romanos, pero eso parece ya haber quedado atrás. Los años noventa, esos que ha retratado tan bien la fantástica serie La liga de los hombres extraordinarios (2022), fueron difíciles para los merengues cuando visitaban Riazor o Balaídos. Tuvieron que pasar más de 18 años hasta que un taconazo mágico de Guti acabase con la racha en A Coruña, y en Vigo, en los últimos años del siglo pasado, llegaron algunas goleadas sonrojantes, como el 5-1 de la temporada 1998-1999. Eran los tiempos de Haim Revivo, el zar Mostovoi o Lubo Penev, que anotó un hat-trick en ese partido.

Dos décadas después todo ha cambiado. Los blancos acumulan varias temporadas de triunfos en Vigo y, de hecho, la última derrota visitante fue en la 2013-2014, con Carletto Ancelotti en el banquillo blanco, dos semanas antes de cosechar la Décima. El técnico italiano y su homólogo en el banco celtiña en la noche del viernes, Rafa Benítez, son, de hecho, viejos conocidos. Ambos se enfrentaron en dos ocasiones en el partido más importante del año, la final de la Champions League, con una victoria para cada uno: el español la logró con el Liverpool en 2005, en la mítica remontada de Estambul, y el italiano se la devolvió dos años después con el AC Milán.

placeholder Bellingham celebra el gol. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Bellingham celebra el gol. (Reuters/Marcelo del Pozo)

Un ambiente mágico y un arranque espectacular

El ambiente era magnífico en la noche de viernes viguesa, con un Balaídos espectacular, repleto de aficionados entusiastas. Todo el estadio cantaba el extraordinario himno del centenario compuesto por C. Tangana, y se diría que el jolgorio era similar al que debe sentir el alcalde Abel Caballero cuando se acerca la Navidad y enciende el alumbrado de la ciudad. Todo estaba listo para un partido que se preveía espectacular.

No defraudó, y el partido empezó eléctrico. Ni dos minutos le duró la tranquilidad a Kepa en su debut en la portería del Real Madrid, pese a acabar el choque con la portería a cero. Strand Larsen introdujo en la red el balón tras un leve toque del golpeo desde fuera del área de Fran Beltrán, pero el árbitro, tras revisarlo en el VAR, decretó una falta previa del ariete noruego sobre el meta cedido por el Chelsea. El tanto, aunque anulado, convocó en la menta blanca la pesadilla de Almería, donde Arribas también anotó al inicio.

No obstante, los primeros minutos tenían deparados una sorpresa más desagradable para el cuadro visitante, al que le costó asentarse sobre el césped. Vinicius Junior se echó la mano a la parte posterior del mundo y tuvo que ser sustituido. No parece que la lesión revista gravedad, pero se suma a las de Mendy y Ceballos, y a las de mayor gravedad de Militao y Courtois. Un severo contratiempo para los blancos, más aún cuando es la estrella del equipo, el jugador más determinante sobre el césped de la pasada campaña. En su lugar salió al verde Joselu Mato, en el tercer partido consecutivo en que el canterano del Celta salía desde el banquillo.

placeholder Fran García esconde el balón. (EFE/Enric Fontcuberta)
Fran García esconde el balón. (EFE/Enric Fontcuberta)

El gol llegó al final

Tras el terremoto inicial, el partido entró en una anhelada pausa para ambos equipos. El Real Madrid se hizo con la pelota, pero sin generar gran peligro. Rodrygo se movía de forma excepcional entre la defensa local, y tuvo una gran arrancada que acabó en nada, pero los de Benítez esperaban con tranquilidad y salían bien al ataque, aunque tampoco inquietaban la portería de Kepa. Fueron unos buenos minutos de Bamba y de Mingueza, con un Celta que parecía encontrar con demasiada sencillez la espalda de Fran García en sus arrancadas. No fue un gran encuentro del ex del Rayo, y son ya varias las ocasiones en este inicio de Liga en que se han colado por su banda en defensa. Puede ser un problema para el Madrid: a la espalda de Fran Guerra se pueden fundar imperios.

No dio tiempo para mucho más, más allá de un gol anulado a Joselu, en un sentido homenaje a su compañero de selección Morata, ya que estaba claramente en fuera de juego.

Pareció iniciar la segunda mitad con un ritmo más bajo, tras los sobresaltos de la primera contienda. Nada pasó hasta el minuto 60, cuando Valverde mandó fuera un balón que era más sencillo de introducir en la puerta. Muy poco después respondería el Celta por medio de su delantero más en forma, Larsen, pero la pelota se marchó por arriba por poco.

placeholder El abrazo de los jugadores del Madrid. (EFE/Alejandro García)
El abrazo de los jugadores del Madrid. (EFE/Alejandro García)

El momento de mover el banquillo

Parecía el momento de menear el banquillo. Así lo hizo Ancelotti, que tiró de la vieja guardia y sacó de una tacada a Modric y Kross, con el objetivo de sumar el pleno de puntos en este arranque liguero. El croata y el alemán, intocables durante una década, han empezado con frecuencia los partidos de Liga como suplentes —solo Kroos, en Almería, entró de inicio, pero Modric sí ha sido suplente en los tres partidos del curso—.

El partido se agitó y el Real Madrid dio un paso hacia delante. Rodrygo se presentó ante Iván Villar y este derribó al brasileño en el regate. Díaz de Mera decretó la pena máxima, pero el propio Rodrygo marró el lanzamiento, bien detenido por el guardameta. Fue un mazazo para los blancos que, incluso, pudo ser peor si el eterno capitán vigués, el incombustible Iago Aspas, no hubiese enviado fuera un lanzamiento dentro del área tan solo dos minutos después del penalti fallado.

Pero el Real Madrid no había aún jugado su mejor carta, el as de oros que tan buen rédito le había dado en Bilbao, con gol en su debut, y en Almería, con doblete para culminar la remontada. Un córner cabeceado por Joselu fue respondido, también con la testa, por Jude Bellingham, que introdujo la pelota en la meta de Villar al anticiparse con brillantez a Aidoo. Es el cuarto gol del pichichi de la Liga, uno de los mejores estrenos en la competición doméstica que se recuerda. ¡Y lo mejor para la parroquia blanca es que solo tiene 20 años!

No hubo tiempo para más. El Real Madrid computa todos sus partidos como victorias, y es líder en solitario a la espera de lo que hagan el Valencia y el Rayo Vallecano. Por su parte, los vigueses se quedan con un único punto de los nueve posibles, y encadenan la segunda derrota en su feudo, tras lo cosechado contra Osasuna en el día del estreno liguero.

Otra vez Jude Bellingham. Como hiciera en San Mamés y en el Power Horse Stadium de Almería, el joven inglés volvió a ser el héroe de su equipo y el principal artífice de la victoria blanca. Esta vez, pese a no estar tan brillante en el juego como en los dos partidos previos, fue determinante al anotar el único tanto del partido, el que selló el triunfo visitante en Balaídos (0-1), y que permite al Real Madrid conseguir el pleno en este arranque de Liga en que han jugado siempre fuera de casa. Fue un encuentro, pese al corto resultado, vibrante, en el que ocurrieron muchas cosas no exentas de polémica, y donde Vinicius se marchó lesionado. El Celta de Vigo hizo un serio partido, pero no le valió para sumar ningún punto, y se sitúa en los puestos bajos de la clasificación.

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