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Diego Capel, la melena rubia que alucinó a España: "El fútbol fue mi válvula de escape cuando murió Antonio Puerta"
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ENTREVISTA AL JUGADOR

Diego Capel, la melena rubia que alucinó a España: "El fútbol fue mi válvula de escape cuando murió Antonio Puerta"

Su irrupción marcó el fútbol español en la segunda década de los dos mil. Se convirtió en ídolo en Sevilla, pero luego vivió la cara del B del balompié cuando abandonó Lisboa

Foto: El rendimiento de Capel fue espectacular. (EFE/Juan Ferreras)
El rendimiento de Capel fue espectacular. (EFE/Juan Ferreras)

Que los trenes pasan solo una vez en la vida es quizá una de las frases más repetidas cuando uno tiene aspiraciones. Sin embargo, en el caso de Diego Capel (Albox, Almería, 1988), hubo dos oportunidades y no una. Aquel chaval de melena al viento tuvo ascensos y bajadas a lo largo de su carrera. En su pico más alto fue comparado con Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Aquel éxito tan repentino fue complicado de gestionar, entre otras cosas, porque se habían visto pocos jugadores con tanto talento a una edad prematura.

Capel empezó a jugar al fútbol en Almería, al igual que cualquier niño de su época que jugaba en la calle. "Allí es donde jugábamos todos, porque el fútbol era nuestra distracción", confiesa en conversación con El Confidencial. El almeriense era un jugador de banda que siempre buscaba el uno contra uno. "Por desgracia, eso se ha perdido. A mí me encanta ver a ese tipo de jugadores, como Bryan Gil, Vinícius Jr… A Bryan le veo parecido conmigo. El que sabe encarar nace con ello y lo perfecciona en la calle".

placeholder Capel, con Iniesta, en un partido del Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)
Capel, con Iniesta, en un partido del Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)

Un campeonato de Andalucía lo catapultó. Por allí andaba un ojeador del Barcelona, pendiente de las jóvenes promesas de la región. Lo cuenta Capel: "Yo estaba en un equipo de Almería y hablaron con mi padre para que me fuera a La Masía". Pocos lo saben, pero Diego pasó seis meses en la Ciudad Condal, alojado en la residencia del club catalán. "Allí no solo estaban pendientes de los entrenamientos, también de que estudiáramos. Teníamos educadores en la residencia que nos echaban una mano con los estudios y nos vigilaban en ese apartado". De aquellos chicos con los que coincidió en Cataluña, ninguno llegó a la élite.

El espejo de Reyes

"Yo tenía 12 años y se me hizo pesado. Estaba muy lejos de mi familia y me volví. Pensé que el tren se me había escapado; creía que se había acabado mi sueño de ser futbolista". Sin embargo, el destino le daría otra oportunidad. Capel volvió a jugar en Almería y ahí apareció el Sevilla. "Volví al equipo en el que estaba y salió la opción de ir al Sevilla. Ese mismo ojeador del Barcelona era amigo de Pablo Blanco (director de la cantera sevillista) y le sugirió mi fichaje. Me fui, consciente de que era una gran oportunidad".

Sevilla fue su nuevo destino y otra vez tuvo que marcharse de casa. Tenía 13 años y apenas había pasado un año desde que abandonó Barcelona. Allí, sin embargo, no tuvo tanta morriña de la familia. "La adaptación fue mucho mejor. Éramos casi todos andaluces y formamos un gran grupo. Seguía echando de menos a mis padres, pero no era igual que en el Barça".

placeholder Ramos fue uno de los canteranos que vendió el Sevilla. (EFE/Chema Moya)
Ramos fue uno de los canteranos que vendió el Sevilla. (EFE/Chema Moya)

Cuando Capel llegó al Sevilla, el modelo de negocio se basaba en vender a los canteranos para aliviar la economía. Salieron José Antonio Reyes, Jesuli, Marchena, y Sergio Ramos. El primero era el espejo en el que se fijaban los chavales de la cantera. "Es que Reyes era un auténtico espectáculo. Si no es el mejor jugador que ha pasado por las categorías inferiores del Sevilla, es uno de los mejores, sin duda".

Una prematura aparición

La afición se empezó a acostumbrar a que irrumpieran jóvenes de la cantera. Y a Capel también le llegó su turno. Su nombre sonó con fuerza cuando pasó del cadete al filial entrenado por Manolo Jiménez, que no tuvo dudas con el almeriense. "Nadie tiene más amor por el Sevilla que Manolo. Es cierto que era poco habitual ese paso que yo di, pero él confió en mí. Tanto en el filial como en el primer equipo. Siempre le estaré agradecido".

Su debut llegó en 2004, cuando Capel solo tenía 16 años. Si Jiménez no se lo pensaba con los chavales, Joaquín Caparrós era de la misma escuela. "Estuve muy nervioso en la previa, porque hice mi sueño realidad. Poder jugar un partido en el Sánchez-Pizjuán… Además, es que estuvieron toda mi familia y mis amigos en la grada".

placeholder El Sevilla inauguró una estatua de Puerta. (EFE/José Manuel Vidal)
El Sevilla inauguró una estatua de Puerta. (EFE/José Manuel Vidal)

"Con 16 años, me vino todo de golpe". Capel pasó de ser un chaval completamente anónimo a una persona conocida en toda la ciudad, y el país. "Me costó asumirlo, pero tuve a mi familia que me echó una mano. Desde el club también estuvieron muy pendientes en esos momentos".

El dolor por Puerta

Capel era uno de los tíos más felices del mundo hasta que llegó una noticia que sacudió al Sevilla y al mundo del fútbol, el fallecimiento de Antonio Puerta. "Lo llevamos como pudimos. Lo echaba mucho de menos cuando entraba al vestuario y no lo veía… El fútbol fue mi válvula de escape cuando él falleció".

El rendimiento de Capel era tan bueno que hasta la prensa empezó a compararlo con Messi y Cristiano. "Yo sabía que estaba jugando bien y la prensa también. Estaba creciendo como jugador y la gente empezó a opinar. Realmente, me sentía muy cómodo en aquel momento".

placeholder Capel, en su etapa en Lisboa. (EFE/Nuno Veiga)
Capel, en su etapa en Lisboa. (EFE/Nuno Veiga)

Su nivel era tan alto que Capel estuvo muy cerca de salir del Sevilla. "El que más lo intentó fue el Madrid con Ramón Calderón de presidente, pero nunca hubo una oferta concreta. Estaban esperando a que saliera Drenthe, que finalmente se quedó". Desde Barcelona, el interés nunca fue tan claro.

El Sevilla empezó un nuevo proyecto en 2011 y Capel fue vendido al Sporting de Lisboa. De nuevo, fuera de casa. "Estaba muy adaptado a Sevilla y me costaron los seis primeros meses. Pero luego fue todo bien". Allí encandiló rápidamente a la afición. "Todavía recuerdo cómo en algunos partidos coreaban mi nombre". Uno de ellos fue una semifinal de la Europa League frente al Athletic de Bilbao de Marcelo Bielsa, en una eliminatoria cuyo vencedor fueron los vascos.

Capel luego jugó en el Génova, Anderlecht, Extremadura… En tres años, pasó de ser ídolo en el Sporting de Lisboa a jugar en Segunda. "Viví la cara B del fútbol, sin duda". Ahora está cerca de la retirada a sus 35 años, pendiente de si le sale algo en verano. Decida lo que decida, aquella melena rubia seguirá en los anales del fútbol español. Y en los del Ramón Sánchez-Pizjuán.

Que los trenes pasan solo una vez en la vida es quizá una de las frases más repetidas cuando uno tiene aspiraciones. Sin embargo, en el caso de Diego Capel (Albox, Almería, 1988), hubo dos oportunidades y no una. Aquel chaval de melena al viento tuvo ascensos y bajadas a lo largo de su carrera. En su pico más alto fue comparado con Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Aquel éxito tan repentino fue complicado de gestionar, entre otras cosas, porque se habían visto pocos jugadores con tanto talento a una edad prematura.

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