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La rabia de Laporta, la tranquilidad de Xavi y la soga que le pone en el cuello el 'caso Schuster'
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OTRO ENREDO INEXPLICABLE EN 'CAN BARÇA'

La rabia de Laporta, la tranquilidad de Xavi y la soga que le pone en el cuello el 'caso Schuster'

El Barcelona había calmado las aguas con la renovación de Xavi pero, de nuevo, se desata la caja de los truenos con la filtración de su posible despido... y un caso similar en el recuerdo

Foto: Xavi, en el banquillo ante la Real Sociedad. (EFE/Enric Fontcuberta)
Xavi, en el banquillo ante la Real Sociedad. (EFE/Enric Fontcuberta)

Desde que Xavi Hernández llegó al banquillo del Barcelona el 5 de noviembre de 2021, siempre se le ha echado en cara su falta de sinceridad. Ya en su aterrizaje, habló de la buena sintonía con Joan Laporta, factor que le había acercado al banquillo, cuando ni siquiera era la primera opción del presidente. Pero la situación dramática que vivía el equipo, en lo deportivo y lo económico, le obligó a tirar de un mito del barcelonismo para revitalizar a una afición tocada en lo anímico.

Con graves problemas económicos y con poca capacidad de movimiento al poco de empezar la temporada, Laporta entendió que debía de echar a Ronald Koeman tras perder el Clásico contra el Real Madrid (1-2) y el siguiente partido ante el Rayo Vallecano (1-0). Los malos resultados y el malestar de la afición merecían una respuesta de ese tamaño, pero el problema era evidente: ¿Quién podría llegar al banquillo, a bajo coste y que insuflara ánimos a la afición?

En un movimiento similar al que el Madrid hizo con Zinedine Zidane, el Barça se trajo a Xavi del Al-Sadd qatarí. Un mito del club le permitía a la directiva tener margen de maniobra durante meses para los siguientes movimientos. Ese año acabó en blanco, sin títulos, con el Barça eliminado en la fase de grupos de la Champions y fracasando en la Liga Europa. Y ya por entonces empezó a verse a un Xavi más acostumbrado a las excusas en sala de prensa que a la autocrítica.

Un curso después, levantaría Liga y Supercopa de España —a pesar de un nuevo fracaso en Champions—, en lo que parecía el comienzo de una etapa de nuevos éxitos. Pero nada más lejos de la realidad. Esta temporada, de nuevo, los fracasos, el año en blanco y, otra vez, las excusas. A Xavi se le ha escuchado decir que han perdido por el césped, por el sol, porque los árbitros les persiguen o porque los fichajes no son los adecuados. Por eso, anunció su adiós hace unos meses.

Llegó a decir aquello de que habían merecido ganar los cuatro partidos ante Real Madrid y Girona, pero la realidad es los catorce puntos de diferencia con el ya campeón son muy dolorosos. Y, pese a ello, Xavi reculó, decidió quedarse y Laporta, junto al director deportivo Deco, lo anunció como otro éxito de su gestión. Ahora sí que empezaba la nueva era, una etapa de éxitos. Pero, de nuevo, la autodestrucción culé hizo acto de presencia con la filtración del despido del técnico.

Mucho se especuló con que Xavi tenía las horas contadas, especialmente porque la directiva se sentía dolida por las palabras del técnico diciendo que el Barça no podía competir económicamente con otros equipos. Sin embargo, el técnico salió muy tranquilo a la rueda de prensa de este sábado, asegurando que toda esta situación solo es ruido y que está muy tranquilo: "A mí, esa película no me la han contado", decía, refiriéndose al despido que estaba sobre la mesa de la directiva.

El 'caso Schuster'

Según pasen las horas, se verá qué pasa con Xavi. Si la directiva, de verdad, tiene la decisión tomada de hacerle salir del equipo o, por el contrario, solo es una cortina de humo para tapar los problemas con los avales que tiene la entidad. Pero lo cierto es que, en la historia reciente, sí existe un caso de un técnico que dejó un grande por afirmar que su equipo no podía competir con otro. Fue Bernd Schuster, cuando aseguró que su Real Madrid no podría derrotar al Barcelona.

Ocurrió el 9 de diciembre de 2008 cuando, en la víspera de un partido contra el Barcelona, el alemán afirmó lo siguiente: "Vamos, el Clásico me preocupa menos que cualquier otro partido. En el Camp Nou, ahora mismo, no es posible ganar. El Barça está muy bien, está arrasando, es su año y, tal y como estamos nosotros, vamos a intentar hacer un buen papel. De más, no se puede hablar ahora mismo". Horas después, Ramón Calderón le fulminaba. Decir la verdad sale caro.

El caso Schuster es un ejemplo de que la honestidad no siempre es bien recibida por los dirigentes del equipo. De hecho, es de las pocas veces que se ha visto al Xavi más claro en público, explicando la realidad del club y lo que el aficionado culé quiere saber, algo que no ha gustado a la directiva. Lo ocurrido hace años con el alemán en el Real Madrid sirvió para ponerle la soga al cuello y la directiva azulgrana no dudó en filtrar la posibilidad de romper su contrato por este hecho.

Aquella declaración y posterior despido de Schuster tiene cierto parecido con el caso de Xavi, aunque, de momento, la segunda parte no se ha producido. La rabia de Laporta al escuchar esas palabras le llevaron a filtrar que el técnico tenía las horas contadas, pero la tranquilidad del preparador en la sala de prensa nada tiene que ver con un hombre que está a punto de marcharse. ¿Será una cortina de humo para tapar otros problemas? Sin duda, un caso digno de estudio.

Desde que Xavi Hernández llegó al banquillo del Barcelona el 5 de noviembre de 2021, siempre se le ha echado en cara su falta de sinceridad. Ya en su aterrizaje, habló de la buena sintonía con Joan Laporta, factor que le había acercado al banquillo, cuando ni siquiera era la primera opción del presidente. Pero la situación dramática que vivía el equipo, en lo deportivo y lo económico, le obligó a tirar de un mito del barcelonismo para revitalizar a una afición tocada en lo anímico.

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