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El Real Madrid pone a prueba la fidelidad de su afición con un ejercicio de sopor extremo
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El vértigo brilla por su ausencia

El Real Madrid pone a prueba la fidelidad de su afición con un ejercicio de sopor extremo

El conjunto de Zidane firmó una primera parte para el olvido ante el Elche donde tan solo realizó un disparo entre los tres palos. El doblete de Benzema arregló el desaguisado

Foto: Zinédine Zidane da órdenes a sus jugadores durante el Real Madrid-Elche. (EFE)
Zinédine Zidane da órdenes a sus jugadores durante el Real Madrid-Elche. (EFE)

Ver al Real Madrid esta temporada se ha convertido en una cuestión de fe inquebrantable. Hay que ser muy madridista (y un optimista empedernido) para seguir incondicionalmente con entusiasmo a un equipo que no ofrece los mínimos argumentos para enganchar a una afición anestesiada. Hablamos de términos tácticos como vértigo ofensivo, innovaciones en la pizarra, solidez ofensiva, ritmo en la circulación del balón, amplitud y profundidad; pero también de un grupo de premisas que actúan de conditio sine qua non: ambición, concentración, intensidad, química. Ante el Elche, como ya hiciera frente a Valladolid, Atlético de Madrid y Real Sociedad, el Madrid volvió a carecer de lo más básico y primitivo durante demasiados minutos, porque este equipo tiene problemas futbolísticos graves, pero a veces le falta hasta lo elemental. Sin ganas de ganar, la victoria coge tintes utópicos, que no épicos.

Foto: Benzema celebra el primer gol. (Reuters)

La pasividad defensiva exhibida en la primera parte junto a la falta de ideas en ataque (el primer disparo a portería de los cuatro realizados en la tarde de ayer llegó en el minuto 27 por medio de Isco Alarcón) construyó un partido trabado y de ritmo plomizo. El conjunto de Zinéndine Zidane parecía no saber qué hacía a las 16:15 en el césped de Valdebebas. Traspuesto y perozoso, se limitó a tocar el balón sin más intención propia que el de mantenerlo. No tejía ocasiones ni desgastaba al rival, puesto que el ritmo de los pases rozaba la pretemporada.

Modric y Kroos, causa y consecuencia

Mezclado con una 'Unidad B' que ha dejado de existir (pocos suplentes elevan el nivel del XI titular), no había una estructura que le permitiera llegar con ventaja al área rival. Y es que quien ejerce de columna vertebral en el esqueleto táctico, Luka Modric y Toni Kroos, buscaba descansar antes de medirse a la Atalanta el martes en la Champions League. El resultado fue soporífero hasta que el equipo, electrocutado por las sustituciones, se dignó a despertar en el segundo tiempo.

Esto no es casualidad en un grupo donde los jugadores y la improvisación de los mismos representa el plan de partido hasta límites insanos. Por ello, cuando varios pilares se derrumban en forma de suplencia, el equipo parece colapsar. Y por ello, cuando Modric y Kroos saltaron al terreno de juego y ocuparon el lugar de Federico Valverde e Isco Alarcón, todo pareció cobrar sentido de golpe y moverse a paso ligero. Entonces ya sí, las piezas parecieron encajar, fluir y compenetrarse. La dudosa planificación de Florentino Pérez y el técnico francés ha dejado en cuadro al centro del campo blanco y con ello, sin relevos de un perfil similar al que ofrecen ambos. Su calidad les hace imprescindibles y la falta de recambios, únicos.

Foto: Zidane da entrada a Vinícius Júnior, Isco Alarcón y Mariano Díaz en la derrota frente al Shakhtar. (Reuters)

En un primer tiempo que se cerró con tan solo un disparo a puerta por parte de los hombres de Zidane, cabe hacerse muchas preguntas. ¿Puede renunciar un conjunto de élite a atacar por un lado (el de Lucas Vázquez con 1/1 regate completado en 90 minutos) durante todo el encuentro? ¿Sale a cuenta seguir apostando por un futbolista que no transmite nada sobre el campo como Isco Alarcón frente a un Rodrygo Goes que deja su sello en cada partido que disputa? ¿Merece la pena sacrificar el desborde en banda de Vinícius Júnior con la intención de obtener profundidad por el carril central? ¿Desarrollará el equipo algún tipo de mecanismo colectivo capaz de solucionar las enormes dificultades que le provoca atacar ante un equipo en bloque bajo?

placeholder Rodrygo Goes y Karim Benzema celebran el gol de la remontada del francés. (Reuters)
Rodrygo Goes y Karim Benzema celebran el gol de la remontada del francés. (Reuters)

Lo explicaba Karim Benzema en la entrevista post-partido: "Los equipos que vienen aquí se meten atrás y es difícil para nosotros. Sabemos que tenemos que dar más para llegar a la primera plaza. El primer tiempo fue un poco raro". Raro es un eufemismo perfeccionable, puesto que el Real Madrid torturó sin piedad al espectador con un ejercicio de tedio a sus aficionados durante 45 minutos hasta descorazonar al más iluso. Como si de una prueba de amor al club se tratase. Quien resistiera hasta ver cómo el propio delantero francés solucionaba el desaguisado del primer tiempo junto a Modric, Kroos y Rodrygo, ha pasado el examen. Quien no lo hiciera; es totalmente comprensible.

El Real Madrid ha marcado sus últimos cincos goles en los últimos 20 minutos de partido (86, 89, 88, 73 y 91). El dato podría ser anecdótico si el equipo asediase a sus rivales sin tregua durante los distintos choques que viene disputando. Nada más lejos de la realidad, el cuadro blanco alterna primeras partes para el olvido que le empujan bruscamente a arreglar desastres en el segundo tiempo. Sus jugadores creen en su técnico y salvan los muebles sobre el alambre (como ante el Elche), pero la irregularidad que demuestra le hace dejarse puntos por el camino en una Liga que ya tiene demasiado cuesta arriba. El margen para el error es escaso, aunque el grupo insista en testarlo.

Ver al Real Madrid esta temporada se ha convertido en una cuestión de fe inquebrantable. Hay que ser muy madridista (y un optimista empedernido) para seguir incondicionalmente con entusiasmo a un equipo que no ofrece los mínimos argumentos para enganchar a una afición anestesiada. Hablamos de términos tácticos como vértigo ofensivo, innovaciones en la pizarra, solidez ofensiva, ritmo en la circulación del balón, amplitud y profundidad; pero también de un grupo de premisas que actúan de conditio sine qua non: ambición, concentración, intensidad, química. Ante el Elche, como ya hiciera frente a Valladolid, Atlético de Madrid y Real Sociedad, el Madrid volvió a carecer de lo más básico y primitivo durante demasiados minutos, porque este equipo tiene problemas futbolísticos graves, pero a veces le falta hasta lo elemental. Sin ganas de ganar, la victoria coge tintes utópicos, que no épicos.

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