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Luis Enrique está metido en un jardín: se queja del césped, pero no de la falta de gol
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los problemas del seleccionador

Luis Enrique está metido en un jardín: se queja del césped, pero no de la falta de gol

El líder de la Selección está metido en un jardín porque necesita un campo en buenas condiciones para jugar a la enésima versión del tiki-taka y que el equipo tenga colmillo

Foto: Luis Enrique durante el partido entre España y Suecia. (EFE)
Luis Enrique durante el partido entre España y Suecia. (EFE)

Luis Enrique se autonombró el líder de la Selección y un líder debe conocer los detalles que hacen más fuerte a su grupo de trabajo. Al seleccionador se le escaparon dos: el estado irregular del césped y el juego de posesión que fue incapaz de convertir el fútbol control en gol. El líder está metido en un jardín porque necesita un campo en buenas condiciones para jugar a la enésima versión del tiki-taka y que el equipo tenga colmillo. Lo primero es más fácil de conseguir que lo segundo y para eso estuvieron los operarios del estadio de La Cartuja con el rastrillo en mano y las cortadoras de césped metidos en faena en horario de madrugada.

La España de Luis Enrique tiene un fácil diagnóstico. Se enroca en las largas posesiones y no aprovecha a los jugadores en sus mejores posiciones. El jardín en el que se ha metido Luis Enrique se veía venir desde que hizo la convocatoria y decidió no contar con un lateral derecho. Un especialista en esta demarcación. Qué bien le vendría a este equipo la profundidad y la experiencia de Jesús Navas. No vamos a insistir en el liderazgo de Sergio Ramos, al que no quiso esperar y que, en otros partidos atascados con el gol, el seleccionador mandaba al ataque para hacer de delantero centro. Esa agresividad que tenía Ramos en las áreas se nota en el juego robotizado de España porque sí que tenemos la pelota, pero hace falta también alma, carácter y garra. Así también se fabrican los goles con jugadas a balón parado.

Foto: Morata falla la ocasión más clara del encuentro. (Reuters)

Luis Enrique no va a dar su brazo a torcer tan pronto y reconocer sus errores cuando solo estamos en el primer partido de la Eurocopa y el empate contra Suecia no aleja las opciones de clasificarse para los octavos de final. Pero el partido sirvió para volver a confirmar el error que es jugar con Marcos Llorente en el lateral derecho. Lo desaprovechado que está un jugador que tiene verticalidad, velocidad y peligrosidad cuando se mueve cerca del área. Llorente viene de marcar 12 goles con el Atlético de Madrid. Pues Luis Enrique lo quiere de lateral y esto lo que provoca es una colisión en el campo con el que juega por delante de él, Ferran Torres. La banda derecha de España fue inofensiva contra Suecia.

Un plan sin colmillo

Algo mejor estuvo la banda izquierda, con un lateral puro y experimentado como es Jordi Alba. Sobre todo cuando combinaba con Pedri, jugador con el que tienen automatismos por compartir equipo en el Barça y estar acostumbrados a los movimientos. Pero de nada sirven las llegadas de Alba y sus centros si no hay un rematador que tenga la habilidad de encontrar el espacio, la intuición del desmarque o el oficio del gol. Cuando salió Gerard Moreno, un cambio realizado demasiado tarde, el juego de la Selección ganó en mordiente. Del monólogo de las largas posesiones y los pases laterales se pasó a subir la verticalidad y a punto estuvo España de marcar el deseado gol en un remate de cabeza de Gerard Moreno.

También mejoró el juego de España con la salida de Thiago y quitando a Rodri del campo porque no era necesario un pivote defensivo si de lo que se trataba era de darle velocidad a la pelota y vértigo a los ataques. Los que están decepcionados con Luis Enrique, por no ser capaz de encontrar soluciones a la falta de gol, siguen acordándose de la ausencia de Iago Aspas. Pero esto ya no tiene remedio. Lo que sí tiene arreglo es que el seleccionador revise el estilo de juego y si conviene ir al toque y el trote o al galope. La estadística del primer partido de España en la Eurocopa es el 75% de la posesión, 852 pases y 17 remates (solo cinco a portería) para no marcar ningún gol.

placeholder Morata con gesto de decepción en el partido contra Suecia en Sevilla. (EFE)
Morata con gesto de decepción en el partido contra Suecia en Sevilla. (EFE)

El señalado del pinchazo contra Suecia fue Morata por fallar una clara ocasión de gol en la primera parte en un mano a mano con el portero Olsen. La afición la pagó con el delantero con pitos y se olvidó de Luis Enrique, más responsable de la falta de gol por haber propuesto un partido de mucha posesión con escasa contundencia. Contra rivales que se cierran atrás, que montan un acorazado y no dejan espacios, tenía la opción de haber probado con Morata y Gerard Moreno juntos. Dos delanteros para rematar los centros. Haber prescindido de algún extremo (Ferran Torres o Dani Olmo) que se estorbaban con las subidas de Llorente y Alba.

La Cartuja, una mala sede

Luis Enrique no quiere ver la falta de gol porque no le interesa reconocer sus fallos y tiene la esperanza de que su propuesta sea ganadora. Pero lo que sí vio, 'a posteriori', es que el estado del césped les perjudicó. Esto no se lo calló. “El campo estaba mal y no ayudaba mucho porque había problemas para controlar el balón. Los jugadores se han quejado”.

Tendría que pedir explicaciones el seleccionador a la Federación por llevar los partidos de España a Sevilla, con el calor sofocante que perjudica el cuidado del césped, y al estadio de La Cartuja, que es una instalación en desuso. La culpa de la alarmante sequía de gol no es del césped y habría que detenerse más en analizar cómo el seleccionador estructuró el equipo y lo que tardó en hacer los cambios. La Cartuja forma parte de un acuerdo económico entre la Federación y la Junta de Andalucía. Esta temporada se han disputado las dos finales de la Copa del Rey en este recinto que pagó una buena cantidad de dinero, pero que se quedó sin los ingresos de la taquilla por la ausencia de público. Cuando se cayó San Mamés como sede, por las restricciones sanitarias en Bilbao, se pasó de jugar en el norte a irse al sur y un campo que ahora no le gusta a Luis Enrique.

Foto: Benzema y Mbappé, antes de empezar el partido amistoso entre Francia y Gales. (EFE)

De lo que sí se puede quejar Luis Enrique es de los pitos a Morata porque no tiene sentido que, después de más de un año sin público en las gradas, haya gente que vaya a pitar a los jugadores y más a la Selección. Esto no tiene explicación, pero lo que sí se veía venir es que, con lo que propone el seleccionador, estamos muy limitados en la definición y contra equipos que se cierran atrás hay que tener un plan B para ser más prácticos que limitarse al juego bonito.

La imagen de Luis Enrique, sentado en la nevera durante el partido contra Suecia en La Cartuja, es la de un líder perdido en sus planteamientos o poco flexible a una idea que considera innegociable. Está a tiempo de corregir sus ideas futbolísticas y dejarse de charlas motivacionales en la sala de prensa para hacer de entrenador más efectivo que preciosista.

Luis Enrique se autonombró el líder de la Selección y un líder debe conocer los detalles que hacen más fuerte a su grupo de trabajo. Al seleccionador se le escaparon dos: el estado irregular del césped y el juego de posesión que fue incapaz de convertir el fútbol control en gol. El líder está metido en un jardín porque necesita un campo en buenas condiciones para jugar a la enésima versión del tiki-taka y que el equipo tenga colmillo. Lo primero es más fácil de conseguir que lo segundo y para eso estuvieron los operarios del estadio de La Cartuja con el rastrillo en mano y las cortadoras de césped metidos en faena en horario de madrugada.

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