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El Bayern convierte el milagro de Múnich en una pesadilla y el Barça jugará la UEL (3-0)
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Una derrota histórica

El Bayern convierte el milagro de Múnich en una pesadilla y el Barça jugará la UEL (3-0)

El equipo de Xavi solo duró 20 minutos antes de que el Bayern le pasara por encima con goles de Müller, Sané y Musiala. El Barça cierra una Champions pésima

Foto: El Bayern hunde al Barça. (Reuters/Andreas Gebert)
El Bayern hunde al Barça. (Reuters/Andreas Gebert)

No hay más cera de la que arde. El Barça cayó en Múnich tras perpetrar una fase de grupos pésima donde solo pudo ganar al débil Dinamo de Kiev y no fue capaz de marcar más de dos goles a favor en cinco partidos. No hubo milagro. Quizás el milagro fue no sufrir otra derrota deshonrosa. Los azulgranas aguantaron 20 minutos de 90 contra el todopoderoso Bayern antes de desquebrajarse por completo en un 0-3 (Müller, Sané y Musiala) que se suma a la interminable lista de goleadas europeas encajadas en los últimos tiempos en la Champions League. Frente a la voracidad de un Bayern a medio gas y ya clasificado, el Barça lo intentó con todo su potencial ofensivo en estos momentos, pero las balas de fogueo no sirven para matar a un depredador de Copas de Europa. El proyecto de Xavi Hernández deberá seguir su camino en la Europa League para preocupación de Joan Laporta, quien presupuestaba llegar a cuartos de final e ingresar más de 20 millones de euros por ello.

placeholder Ter Stegen cometió varios fallos desastrosos. (Reuters/Andreas Gebert)
Ter Stegen cometió varios fallos desastrosos. (Reuters/Andreas Gebert)

Dijo Xavi Hernández en la previa del partido que el Barça sería valiente en Múnich. Lo fue. Quizá suicida hasta por momentos. Los azulgranas, obligados a buscar la yugular del rival desde el principio para pasar de ronda, se plantaron con una presión alta desde el principio ante uno de los colosos de la Champions League: el Bayern de Múnich. El partido no empezó bien, pero sí como un pequeño preludio de lo que vendría. Error grosero y no forzado de Ter Stegen en la salida y tarjeta amarilla para un Sergio Busquets que no tuvo más remedio que derribar a Thomas Müller, inagotable en su sed goleadora.

El Barça tuvo 25 minutos de fútbol agresivo, lejos de ser dañino. Los pupilos de Xavi Hernández tocaron la pelota con verticalidad y velocidad y la recuperaron en pocos segundos después de perderla. Con Ousmane Dembélé como futbolista más peligroso y desequilibrante junto a Depay y Dest en la línea de ataque, los azulgranas se escapaban al contragolpe ante un Bayern descolocado.

Sin gol no hay octavos

La tuvo Jordi Alba con un disparo por encima del travesaño tras una buena acción individual de Dest en el pico del área. La tuvo De Jong tras un fogonazo de Dembélé y la tuvo Dembélé, solo y sin oposición, con un zurriagazo a las nubes. Todas las ocasiones del Barça terminaron de la misma manera: en nada. Porque sin gol no eres nadie en la Champions League. Sin aprovechar tus buenos momentos, no eres nadie en una competición de élite donde los errores se pagan muy caros y donde hay que sacar el máximo jugo a las oportunidades que tengas cuando eres inferior a tu adversario. Y el Barça, ahora mismo, no es nadie en Europa.

placeholder Müller no entiende de jugar a medio gas. (Reuters/Andreas Gebert)
Müller no entiende de jugar a medio gas. (Reuters/Andreas Gebert)

A partir de ese momento, el Barça se desinfló por completo y Jordi Alba cayó lesionado. Entró un Óscar Mingueza que sería carne de cañón para el voraz Bayern. Entonces, el conjunto bávaro empezó a encontrar a Leroy Sané por dentro para añadir ritmo y furia a sus posesiones de balón, conectó con Coman por fuera y con Müller por dentro. A base de balones a la espalda de la adelantada línea defensiva culé, los locales desnudaron el plan de Xavi.

Llegó por los pelos Ter Stegen al pase de la muerte de Müller a Lewandowski y se abrió la caja de Pandora alemana. Los teutones arrasaban a su paso sin que creciera el césped por donde ellos avanzaban. Otro remate de Jamal Musiala. Era el segundo aviso y ya no habría un tercero. El pase en largo hacia Lewandowski sirvió para retar a un plomizo y despistado Piqué. El central azulgrana salió a bailar con el delantero polaco que le sometió a un intercambio de pisadas, recortes y amagos inabarcables para el culé. El ‘9’ la centró al segundo palo, Mingueza perdió a su referencia dentro del área y Müller emergió para inaugurar el marcador.

Un muñeco en las manos del Bayern

El Barça se vino abajo, pero no tocaría fondo todavía. Faltaba el error de Ter Stegen para acabar de socavar las esperanzas de los azulgranas. Bastó un disparo potente de Sané para que el portero culé se zampase un latigazo del extremo bávaro. Con el 2-0 en contra y el Benfica ganando, el Barça se marchó al descanso hundido. A la vuelta de vestuarios, el equipo culé ya había bajado los brazos. Sané, en un ataque centelleante, pudo hacer el tercero antes de hora, sin embargo, falló solo e incomprensiblemente frente a Ter Stegen.

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Lenglet disputa un balón dividido. (EFE/ Philipp Guelland)

En una noche durísima para los azulgranas, la segunda parte fue inofensiva. Un mero 'sparring' para el Bayern de Múnich. Lo intentaban los culés, con más corazón que cabeza, sabedores de que la potencia de fuego no era suficiente para dañar a un rival demasiado superior. El Bayern tocaba con facilidad, pensándose si escribir otro capítulo negro en el historial del Barça. Se olía otra goleada en el ambiente y la sensación era que, si el Bayern hubiese querido hacer más daño, lo hubiese conseguido sin necesidad de pisar el acelerador a fondo.

Para colmo del Barça, uno de sus mayores seguros defensivos le abrió la puerta al torbellino Davies. El lateral bávaro apuró la línea de fondo, puso un centro envenenado en el corazón del área y Musiala la empujó al fondo de la red. La segunda parte se hacía eterna para un Barça de brazos cruzados. Pasaron los minutos sin que Sané pudiese anotar el cuarto en otra ocasión cantada y el Barça cerró el partido con la mejor noticia posible tal y como estaba su estado anímico: sin pasar de un ya de por sí doloroso 0-3. El proyecto de Xavi Hernández desciende a la Europa League tras quedar tercero en una fase de grupos donde solo ganó dos partidos y únicamente marcó dos goles a favor.

No hay más cera de la que arde. El Barça cayó en Múnich tras perpetrar una fase de grupos pésima donde solo pudo ganar al débil Dinamo de Kiev y no fue capaz de marcar más de dos goles a favor en cinco partidos. No hubo milagro. Quizás el milagro fue no sufrir otra derrota deshonrosa. Los azulgranas aguantaron 20 minutos de 90 contra el todopoderoso Bayern antes de desquebrajarse por completo en un 0-3 (Müller, Sané y Musiala) que se suma a la interminable lista de goleadas europeas encajadas en los últimos tiempos en la Champions League. Frente a la voracidad de un Bayern a medio gas y ya clasificado, el Barça lo intentó con todo su potencial ofensivo en estos momentos, pero las balas de fogueo no sirven para matar a un depredador de Copas de Europa. El proyecto de Xavi Hernández deberá seguir su camino en la Europa League para preocupación de Joan Laporta, quien presupuestaba llegar a cuartos de final e ingresar más de 20 millones de euros por ello.

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