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Otro minuto para la historia del Madrid: Cristiano, de penalti y en el 97
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Arregló la pifia de keylor navas

Otro minuto para la historia del Madrid: Cristiano, de penalti y en el 97

Cristiano Ronaldo transformó uno de los penaltis más largos y agónicos de la historia del Real Madrid para eliminar a la Juventus y clasificarse para las semifinales de la Champions

Foto: Como en la final de Lisboa, Cristiano Ronaldo se quitó la camiseta tras marcar el gol que clasificó al Real Madrid para semifinales. (EFE)
Como en la final de Lisboa, Cristiano Ronaldo se quitó la camiseta tras marcar el gol que clasificó al Real Madrid para semifinales. (EFE)

El 97. Otro minuto para la historia del fútbol y que marcará la leyenda del Real Madrid en la Champions. Pasamos del famoso minuto 93 con el que Sergio Ramos empató de cabeza en la final de Lisboa ante el Atlético de Madrid al 97 (96:55 concretamente). Minuto eterno, larguísimo, agónico y angustioso en el que Cristiano Ronaldo transformó el penalti para marcar el gol que clasifica a su equipo para las semifinales. En el 93 (no podía ser otro) llegó el empujón de Benatia a Lucas Vázquez, en el momento en que controló el balón que le envió de cabeza, cómo no, Cristiano con uno de esos portentosos saltos. Fue la única rendija que encontró el campeón de Europa en el tramo final del encuentro para evitar una prórroga con la que la Juventus se daba por satisfecha después de su heroica remontada para igualar la eliminatoria. El Madrid, hecho unos zorros, pero con el orgullo por delante, sí que peleó hasta el final (hizo honor a su lema) por ese gol que evitara un tiempo extra.

El penalti lo podemos calificar de ingenuo, tonto o simple. Pero es penalti. Lucas Vázquez estaba perfilado para poder disparar tras embolsar el balón con el pecho. Benatia le desequilibra por detrás. Michael Oliver, el árbitro inglés, señaló el punto de penalti y, a partir de este momento, se desató una tormenta. Buffon se fue a por el colegiado inglés con vehemencia, la vena hinchada y los ojos fuera de sí. Le siguieron varios jugadores italianos con protestas airadas, encolerizados y enfurecidos. Al árbitro no le tembló el pulso y expulsó a Buffon. Los italianos se querían comer al inglés. Todo el trabajo realizado en el campo se podría ir por la borda. Entre el jaleo se vio una escena llamativa. Massimiliano Allegri recriminaba a Sergio Ramos su presencia en el túnel de vestuarios. El capitán, que no jugó el partido por sanción, bajó del palco privado a la bocana para darle un último empujón, a gritos, a su equipo. No le gustó nada al técnico italiano.

placeholder El penalti de Benatia a Lucas Vázquez.
El penalti de Benatia a Lucas Vázquez.

Desde que se señaló el penalti hasta que Cristiano lo ejecutó, pasaron casi cinco minutos. Del 93 al 96 y 55 segundos, que es el momento exacto en que el portugués le pegó con violencia un derechazo a la escuadra de Szczesny, el portero polaco que salió por Higuaín para intentar el milagro. No lo hubo, porque a Cristiano no le pudo la presión. No es un penalti cualquiera. Era un momento crítico y de máxima presión y responsabilidad. El portugués tuvo nervios de acero, sangre fría, concentración y la suficiente seguridad para clavar la pelota por la escuadra. La celebración tuvo similitudes a la que protagonizó con el gol que marcó en la final de Lisboa. El portugués se quitó la camiseta, la lanzó por los aires y enseñó toda la colección de bíceps, tríceps, abdominales, trapecio, lumbares… Menudo bicho.

Keylor Navas queda marcado por un grave error

Lo que estropeó Keylor Navas lo arregló Cristiano con el penalti. El portero costarricense sale mal parado del partido porque, si bien tuvo algunas intervenciones acertadas, cometió una de las pifias que no se pueden consentir. Fue en el tercer gol de la Juventus. Se le escapó el balón centrado por Douglas Costa y lo dejó en bandeja para que lo empujara Matuidi. Keylor tiene problemas serios para blocar la pelota. Es una evidencia. Este error dará más argumentos a Florentino para lanzarse a por el fichaje de un portero más fiable. Lleva tiempo en la agenda del presidente quitarse esta pesadilla de la portería. El elegido es De Gea. La operación es compleja, pero este asunto se considera urgente. Cueste lo que cueste. Y si no es De Gea, será otro. Keylor está sentenciado. Se podrá quedar, pero ya no tendrá inmunidad a ojos del presidente.

placeholder Keylor Navas mira cómo se le escapa el balón en el tercer gol de la Juventus. (Reuters)
Keylor Navas mira cómo se le escapa el balón en el tercer gol de la Juventus. (Reuters)

Pasó el Madrid. Lo hizo con mucho sufrimiento y con un planteamiento frágil por la ausencia de Sergio Ramos. Se mostró débil ante el fuego de la Juventus. Mordieron los italianos y se asustaron los centrales (Varane y Vallejo). Marcelo fue un coladero por la banda izquierda y por ahí llegaron dos centros que cabeceó Mandzukic. Zidane apostó por Bale en el once, en el descanso le quitó para meter a Lucas y Asensio. Sacrificó también a Modric. Arregló el desaguisado de los primeros 45 minutos. Luego sacó a Kovacic para taponar la sangría. Benzema se quedó sin jugar. Zidane tampoco tuvo su mejor día. Esto debe servir de lección para que aprendan todos, como decían al final del partido los jugadores.

El 97. Otro minuto para la historia del fútbol y que marcará la leyenda del Real Madrid en la Champions. Pasamos del famoso minuto 93 con el que Sergio Ramos empató de cabeza en la final de Lisboa ante el Atlético de Madrid al 97 (96:55 concretamente). Minuto eterno, larguísimo, agónico y angustioso en el que Cristiano Ronaldo transformó el penalti para marcar el gol que clasifica a su equipo para las semifinales. En el 93 (no podía ser otro) llegó el empujón de Benatia a Lucas Vázquez, en el momento en que controló el balón que le envió de cabeza, cómo no, Cristiano con uno de esos portentosos saltos. Fue la única rendija que encontró el campeón de Europa en el tramo final del encuentro para evitar una prórroga con la que la Juventus se daba por satisfecha después de su heroica remontada para igualar la eliminatoria. El Madrid, hecho unos zorros, pero con el orgullo por delante, sí que peleó hasta el final (hizo honor a su lema) por ese gol que evitara un tiempo extra.

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