Los fuegos artificiales de Laporta en la semana negra del Barça para tapar su fracaso

El Barça ha perdido los dos títulos que todavía podía ganar en una semana negra: la Champions League y LaLiga. Además, el equipo de Xavi Hernández ha caído en dos encuentros con muchas similitudes entre sí: se adelantó, perdió la cabeza, no supo gestionar la ventaja ni la ansiedad y terminó por debajo de PSG y Real Madrid. En ambos partidos, la excusa del presidente azulgrana, Joan Laporta, y del técnico azulgrana fue la misma: el árbitro y la mano negra de los colegiados que persigue al Barça.

El bagaje de Xavi Hernández en los Clásicos esta temporada es desolador. Tres derrotas en tres encuentros. Un parcial de 9 goles a 3. La temporada se cerrará en blanco tras el paso adelante liguero que se dio el curso pasado, donde aunque el Barça no tuvo un juego brillante, sí que tuvo unas fortalezas muy marcadas: la contundencia en las áreas, la presión pospérdida y la solidez defensiva con ter Stegen de Zamora y Lewandowski de Pichichi.

En el año en que el Barça tenía que mostrar su evoluciónen la Champions League y consolidar su título de Liga, el equipo se ha derrumbado como un castillo de naipes. El Barça no tiene una buena estructura defensiva, algo que ha empeorado con la llegada de Joao Cancelo, ha descendido su eficacia ofensiva y la capacidad competitiva del equipo le ha distanciado hasta a 11 puntos del Real Madrid en LaLiga. Y fuera de las semifinales de la Champions.

La táctica de Xavi funcionó... hasta la hora de la verdad

La pregunta ahora es qué va a suceder con Xavi Hernández. El técnico culé dimitió en diferido para liberar a los jugadores y decir que el problema no era él. La presión, entonces, se situaba sobre ellos. Los futbolistas que no estaban plasmando como debían las grandes indicaciones tácticas de su entrenador. Eso cambió con la solución de Xavi... o eso decía él cada vez que el Barça sacaba un resultado positivo de un partido.

El equipo solo mejoró hasta que la máxima exigencia le golpeó en el mentón. Entonces el trampantojo de Xavi se deshizo y sacó a relucir la falta de madurez competitiva del equipo. La presión máxima se sitúa sobre la figura de Joan Laporta, que se esconde en el silencio y las filtraciones. También sobre Deco, el director deportivo que Jorge Mendes impulsó dentro del club y que no ha trabajado en otra institución de élite como jefe de la parcela deportiva.

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El presidente azulgrana ha ido deslizando que el futuro de Xavi Hernández podría cambiar en función de los resultados que cosechara en este tramo final de temporada. Improvisación total. El presidente y su núcleo duro esperaba que el Barça alargase su aventura europea, ilusionase a la afición y que disputara el título de Liga hasta el final. Eso pasaba por un asalto al Santiago Bernabéu del que salió escaldado ante un Real Madrid a medio gas y que ganó cuando apretó el acelerador.

Las garantías que exige Xavi

Xavi Hernández tiene un año más de contrato... y el Barça no tiene dinero. Lo que hace Laporta para desviar la atención de la cruda realidad económica y deportiva que vive el club es señalar a los árbitros. El mismo presidente que multiplicó los pagos a Negreira y que formó parte de una trama que deslizó 7,5 millones de euros durante 17 años al vicepresidente de los árbitros para asesorías verbales que nadie vio ni escuchó. Fuegos artificiales en Barcelona.

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El entrenador catalán, que anunció su marcha en diferido tras verse sin apoyo ni confianza por parte de la junta directiva, ahora exige más fichajes para seguir en el cargo. Más cromos para un entrenador que desde noviembre de 2021 solo ha superado una eliminatoria de Champions League y que ha fichado hasta 18 jugadores distintos (casi una plantilla entera), además de subir a Lamine Yamal, Fermín López o Pau Cubarsí desde las categorías inferiores azulgranas. El fracaso es total y absoluto.