Para estar junto a Corredera no hubo codazos: "Tras dar a luz, me sentí abandonada"

Mientras la Selección española sigue demostrando que, a pesar de lo vivido antes, durante y, sobre todo, después de ganar el Mundial, su talento puede con todo y con todas, el fútbol femenino español vive una situación en la que, como suele decirse, no es oro todo lo que reluce. Así, los codazos de los políticos por salir en la foto junto a las campeonas del mundo y ahora también de la Nations League contrastan con la cruda realidad, que lo será aún más cuando se acabe el dopaje financiero que ha permitido su profesionalización.

"Las futbolistas se marchan porque ven que el Gobierno inyecta millones y ellas son campeonas del mundo, pero ni la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ni la Liga F avanzan", se quejaba hace unos días la presidenta del sindicato Futpro. "Si esto sigue así, la mecha se acabará, las futbolistas se hartarán y el talento se irá a otros países que sí están haciendo este cambio", añadía Amanda Gutiérrez en el diario El Mundo, aunque sin ofrecer soluciones y envuelta en ese victimismo que cansa a muchos aficionados al fútbol.

Como cansados empiezan a estar los clubes de no sacar rentabilidad a sus equipos femeninos. En gran parte, por la obstrucción con la que se han topado durante los años del inhabilitado Luis Rubiales al frente de una RFEF en la que su testaferro, Pedro Rocha, sigue sin convocar elecciones, aunque al mismo tiempo no deja de hacer campaña. También hay que destacar la inacción de los responsables de la Liga F, una competición hipotecada por unos gastos estructurales insoportables, mientras no se generen nuevos ingresos, y que habrá que ver en qué situación queda cuando el Consejo Superior de Deportes (CSD) deje de soltar millones.

Del "agradecida a Luis" a renegar de Rubiales

Claro que, cuando Amanda Gutiérrez dice que "el fútbol femenino es imparable y a las futbolistas españolas o las cuidamos o se irán", quizá debería empezar por aplicárselo ella y quienes le rodean. La presidenta de Futpro, que tanta cercanía mostró hacia Rubiales —"agradecida a Luis", ¿recuerdan?— y el miércoles estuvo en el palco del Estadio La Cartuja, dice ahora que "han sido meses de destrozar cimientos para volver a construir a raíz de un momento muy duro como el que se vivió en la entrega de medallas del Mundial, pero que sirvió para demostrar que la Federación que había no nos gustaba y que eso había sido la punta del iceberg".

Sin embargo, mientras el fútbol femenino acapara la atención de los políticos, nos encontramos con casos como el desvelado por Marta Corredera, la exjugadora del Real Madrid que hace unos meses decidió romper su silencio. "Desde el momento en que di a luz, me sentí abandonada", denunció la catalana en una entrevista en la que contó cómo vivió su embarazo y el trato que recibió durante su baja por maternidad por parte del club que preside Florentino Pérez. "Lo último que necesitaba en ese momento es que se me apartase del equipo y se me mandase con la cantera", añadió la catalana en El Periódico.

Lo que dice (y no dice) el Convenio Colectivo

Cabe recordar que, tal y como viene recogido en el Convenio Colectivo del Fútbol Femenino, Corredera tenía derecho a renovar su contrato con el Real Madrid por una temporada adicional en las mismas condiciones. Aunque, según Corredera, el club blanco incluyó una cláusula de confidencialidad que le impedía hablar mal del club, algo que en ningún caso debía haber aceptado, pues no figura en el citado convenio y a lo que sindicatos como Futpro deberían estar atentos, de ahí que esperara a estar fuera para denunciar lo que vivió.

La polivalente futbolista anunció su embarazo en enero de 2022 y tuvo a su hija, Ona, por cesárea a finales de agosto, justo antes del comienzo de la temporada 2022-2023. "Desde el momento que di a luz, me sentí abandonada. No tuve ningún contacto con el club. Ni con los fisios, ni el preparador, ni un médico. En ningún momento me llamaron para preguntarme cómo estaba o si necesitaba algo en cuanto a mi condición física", reveló en la mencionada entrevista.

Sin embargo, no pudo regresar a la competición junto al resto de sus compañeras y no llegó a disputar ningún partido. "No estaba bien físicamente. Me han quedado secuelas de la cesárea y no entrenaba porque no quisiera, sino porque no podía". Corredera, ahora habitual comentarista de los partidos de la Selección española, explicó que tomó la decisión de detener su actividad profesional por recomendación del médico.

Su último partido, en diciembre de 2021

En diciembre de 2021, después de su último partido con el Real Madrid, ante el Zhytlobud en Champions, se marchó a su Barcelona natal para estar con su familia. En enero de 2022 volvió a la capital "para contárselo a Ana Rossell", la directora deportiva del Real Madrid. "Fue un momento de muchas dudas, sentí vértigo y decidí regresar a Barcelona para recibir la baja médica".

Fue entonces cuando la llamaron del club, "aunque no Ana Rossell", por lo que todo hace indicar que sería el director de Recursos Humanos, José María García, "y me propusieron que, como yo no podía ejercer mi actividad laboral normal, debía ir a ayudar a los equipos femeninos por las tardes a Valdebebas a no sé a qué, estar allí desde las siete de la tarde hasta las nueve de la noche, para cumplir mi contrato. Me quedé en shock, porque mi contrato era de jugadora profesional".

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Sorprende que, mientras Marta Corredera solicite que, "para esta casuística tiene que haber un protocolo o algo que me ampare, que me proteja", la presidenta de un sindicato de futbolistas diga que "quien se canse del fútbol femenino por los problemas no entiende nada de lo que estamos haciendo". Y es que esa es quizá la pregunta que hay que hacerse: ¿qué es exactamente lo que están haciendo, además de cobrar las ayudas de la RFEF? Ahí tienen el ejemplo de Francia, donde a partir del 1 de julio de este año las futbolistas estarán protegidas en materia de bajas por maternidad o paros laborales, con garantías e indemnizaciones específicas.